lunes, 25 de diciembre de 2017

Never forget.

Un 25 de diciembre, hace cuatro años, me cubría los ojos con las manos para que no me viera llorar, suplicando por dentro a todos los dioses para que se acabara pronto todo, los dientes en mi hombro, las uñas en mi piel, la sangre que se derramaba entre mis piernas.

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