viernes, 16 de septiembre de 2016

Mongolos babosos, y otras cosas que joden.

Os pongo en situación: iba caminando por una calle cualquiera, con tres amigos/conocidos, aunque en ese momento en concreto desearía no haber tenido ninguna relación con ellos. Unos metros por delante de nosotros caminaba una pareja formada por un hombre alto, moreno y trajeado y por una chica joven, con un cuerpo precioso, enfundada en un ajustado vestido negro y largo. Al principio no me fijé mucho en ellos, como en casi nadie, pero uno de mis acompañantes sacó su teléfono móvil y comenzó a hacer fotografías de las nalgas de la muchacha.
Quienes me conocéis sabéis que no suelo enfadarme, pero en aquel momento (y aún ahora, al recordarlo) juro que me entró de todo por el cuerpo. La bilis me subió por la garganta y juro que me sentí enrojecer de ira. Me temblaban las manos.
Sobre todas las emociones, sentí lástima por la chica. Quería adelantarme corriendo, rodear sus delgados hombros con las manos y protegerla de las risas del puñado de chimpancés babosos que eran aquellos tres hombres. El "fotógrafo" solo quería enviársela a su hermano para que "catara un buen culo extranjero". ¿Por qué me enfadé tanto? Quería decirle que se cubriera, que no dejara que su cuerpo se convirtiese en un burdo objeto de exposición y distribución de nadie. Efectivamente, ningún cuerpo debería ser mirado sin amor. Aquel lascivo baboseo me dio asco.

Para quitarle importancia, uno de ellos le hizo una foto a mi gordo culo celulítico. Sé que piensa que mi enfado es fruto de la envidia (del cuerpo de ella) o peor, de los celos (del fotógrafo). Pero no. No querría que nadie me encontrara atractiva de esa manera. Es repugnante la idea de que alguien me fotografíe y comparta mi imagen sin mi permiso para que más mongolines vírgenes, desesperados y babosos digan "unga, unga". No querría que nadie que trate así a una mujer me encontrara deseable. Y, más allá de todas estas cuasi-banalidades, yo ya tengo a alguien que trata mi cuerpo con respeto, deseo y amor.
Simplemente, se trata de que querría proteger a todas las mujeres que, como mi atractiva congénere anónima, están sometidas a este tipo de trato, muchas veces sin saberlo. Me da tanta pena que se diga que este mundo no es machista...
Lo siento, amiga. No pude hacer nada, pero al menos les cayó un buen rapapolvo. 

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