miércoles, 9 de diciembre de 2015

Soft.

Mi corazón todavía late a un ritmo desenfrenado, pero no tiene nada que ver con el ejercicio físico.
Todavía me pregunto por qué esa imagen ha relampagueado en mi mente tan repentinamente, breve e intensa, rellenando con sus bordes duros y cortantes los límites entre la realidad y el placer más absoluto.
Por encima de la maraña de cabello rizado y rubio, apelmazada de sudor y cosquillas, mi cabeza reconstruía una imagen torpe de tez bronceada, barbita de chivo y cabello negro. Un par de ojos oscuros ocultos tras el reflejo en el cristal de las gafas, una sonrisa deslumbrante y preciosa y...
Mi cuerpo interrumpe mis pensamientos con su urgencia acuciante, pero antes de ser consciente de ello, ya le he dejado el mando de todo. Ya no quiero pensar más, mis pensamientos se estrellan con mi grito distorsionado de un nombre hasta hace poco desconocido.

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