sábado, 6 de abril de 2013

¡Boh!

Me tiro en nuestra cama con energía. Nuestra. Suena muy bien. Supongo que empecé a calificar así internamente porque es de matrimonio, y por aquí no pasa nadie más que yo.
Mi acompañante, denominémosle "Narciso", se apoya ligeramente en la lustrosa puerta de caoba oscura para cerrarla antes de sentarse a mi lado, con menos energía. Sonríe ante mi bufido. Me aparta ese flequillo que tan poco le gusta de la cara.
-Fresita.- me llama.
Yo alzo los ojos hacia su sonrisa, luchando por no derretirme.
-¿Hm?
-¿Qué ocurre esta vez?
-Nada
Miento. Siempre se me nota. Me ruborizo, rehuyo sus ojos, balbuceo y contraigo los labios.
-¿Es Ézhor?
-No.
-¿Dani?
Sacudo la cabeza negativamente.
-Es mi hermano.-admito de mala gana.
-La técnica de no hablarte funciona.
-Demasiado bien...
Él sostiene mis manos, reflexionando, y se las lleva a los labios, carnosos y suaves. Su aliento me hace cosquillas y me calienta la piel a hablar.
-Es por lo de Dara...-conjetura él, escrutando mi expresión
-No-la mentira se filtra en mi voz a medias, por lo que me corrijo.- o al menos creo que no. Es una de mis dos teorías.
-¿Y la segunda?-va besando mi piel mientras espera mi respuesta, erizando el vello a su paso.
-Que el otro día tuvimos una pequeña discusión a la hora del almuerzo
-¿Sobre qué?
-Eeeeh...., pues sobre si el arte era una cosa inútil o no. En todas sus manifestaciones, tú me entiendes.
-Halá, ¿Y te lo dice a ti? No es un genio, precisamente.
-Oye.- advierto, en tono amenazador.
-Vale, vale, entonces más o menos como ocurrió la última vez, ¿no?
-Yo diría que sí.
-¿Vas a hablar con él?
Noto que me pongo tensa de inmediato. A la defensiva.
-No...
-¿Por qué no?
-¡Porque estoy harta! No puede dejar de hablarme cada vez que haga algo que, a su juicio, está mal en lugar de venir a hablar conmigo. Tengo demasiadas cosas por las que comerme la cabeza.- concluyo enfadada
-Pero a ti te duele...
-Me molesta
-No, lo veo en tus ojos. Te causa dolor, a parte del enfado...
-Bueno, no es una situación fácil.
-¿Te sientes sola?
-No...- a eso puedo contestar con sinceridad.
Me arrodillo con dificultad en la cama, teniendo en cuenta que él aún sostiene mi mano. Luego empujo uno de sus hombros para indicarle que se tumbe, precedido por mí. Me apoyo en su pecho y le beso, solo un toquecito.
Me encanta sorprenderlo.
-...No me siento sola. Te tengo a ti.

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