miércoles, 1 de julio de 2020

Coming home

El sol de poniente, dorado y cegador, calentándome el rostro. El cuerpo cansado de los excesos de un fin de semana perfecto. El ronroneo sedoso de mi coche, conectado a mí a través de los pedales; la carretera, toda mía. Música entre los dos, y su olor deliciosamente dulce impregnando la pequeña cabina del vehículo.
Sentí sus ojos en mí e inmediatamente temí estar yendo demasiado rápido, por lo que levanté instintivamente el pie derecho del pedal. Quise hundirme en su mirada, que adivinaba del color del topacio bruto a la luz del Astro Rey, pero me sentí enrojecer y decidí no arriesgarme a una distracción. 
- ¿Qué? - murmuré, nerviosa
- Eres preciosa, ¿lo sabes?
Se me atragantaron en la garganta un puñado de mariposas y lamenté no haberle mirado a los ojos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario