miércoles, 20 de febrero de 2019

Mamá.

He dibujado todos los casos en mi cabeza, ¿sabes? todas las situaciones. Como lo grande que será esta casa si tú no estás. En lo vacía que estará mi vida. En lo solo que estará papá. A veces temes tanto que algo ocurra que ni siquiera te paras a pensar qué harás o sentirás después. A veces no esperas que haya un después, y entonces nada importa. 
Soy lo bastante egoísta como para desear que, cuando ocurra, yo no viva ya en esta casa. Cuando no estás, se me antoja muy oscura y vacía, y sus muros, fríos. Sin ti, mi casa ya no es un hogar
Me he puesto en todas las cosas que tengo que hacer contigo, porque nunca sé cuándo será la última vez que pueda hacerlas. He sentido que tengo que correr, porque no tengo la ventaja del tiempo de mi parte, tengo que enseñarte la persona que puedo ser, tengo que mirarte desde el altar cuando me case, tengo que ponerte en los brazos a tus nietos. Tengo que correr, para luchar con lo inevitable. Tengo que comprarte esa chorrada que siempre quisiste, por si algún día me arrepiento de no haberlo hecho. Tengo que regalarte las experiencias con las que soñabas con 20 años, y que pusiste a un lado para cuidar de otros antes. Debo tragarme lágrimas que solo te corresponden a ti, y pensamientos de los que solo el azar puede ser dueño.

"No lo pienses" no me sirve. No es una respuesta, no es una solución.
Y me da miedo verlo, vivirlo y recrearlo. Me dan miedo todas esas culpas y arrepentimientos que me perseguirán. Me dan miedo todas las cosas por hacer que voy a echar de menos. Me da miedo no tener escapatoria, seguir viviendo. Me da miedo echarte de menos y no poder decírtelo.

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