domingo, 18 de abril de 2021

Memories

 El olor a comida engalanando las estancias, mis dedos manchados de los entresijos de la cocina. Cantando con voz cascada. Cosiendo. Limpiando. Persiguiéndola bajo las mesas y entre las cortinas.

Un banco de piedra con un corazón pintado, desdibujado por el tiempo, pero aún nuestro. Hace algunos años regresé, repasé los contornos con pintura negra y blanca y me expulsaron del centro; pero no podía dejar que se desvanecieran los recuerdos.
Abrazos cada vez más huesudos. Olor a crema, suavizante, Loewe y cigarrillos. Abéñula negra y un pasador con diseño acolchado en tonos de azul deslavado, el pelo curvándose hacia dentro como una sola onda similar a un moño. Mantas y edredones de retales tamaño cuna.
Y un montón de gustos extraños, como cebolla, vinagre de la Flor del Contado y patatas crudas con sal. Verduras crudas en general. Masa de bizcocho sin hornear, nata, frutos secos y caramelo. Café sin azúcar, pero acompañado de bizchoco, pastel, helado, casi cualquier cosa dulce vale. Ropa tan bonita que hasta los chándal eran de marcas pijas. Maquillaje echado a perder y joyas guardadas; el tintineo de las pulseras contra el cristal del reloj en la mano izquierda.
Cuidados. Arroz con leche cocinándose a fuego lento delante de la silla de ruedas. Cremas, talco, vendas y las mejores curitas del planeta. Un sana-sana y un beso, el sonido de un galibo de ambulancia silbado mientras me da agua, porque me he quemado comiendo. Primero ella a mí, y luego al revés. Me gusta cuidarla
 
Al final, pensándolo bien, no es otra cosa que nostalgia. La nostalgia de lo que era y ya no será. La nostalgia de lo que fue y yo no conocí. La nostalgia de lo que pudo, lo que debió haber sido..., lo que muchos tienen y pocos aprecian.

No hay comentarios:

Publicar un comentario