sábado, 7 de septiembre de 2019

Love and other dichotomies.

Carrie Bradshaw sostiene que los hombres no sienten las emociones del mismo modo que las mujeres, y que es por esto que pueden acostarse con una mujer y marcharse sin sentir nada en absoluto. Yo no quería creerlo, siempre me ha parecido uno de estos rancios cliché de lo que se espera de un hombre desde el punto de vista social: que sea "fuerte" y no exteriorice sus emociones, cuando en realidad pienso que ser sincero sobre lo que se siente es una de las cosas más difíciles y valientes que se pueden hacer.
Luego vino mi hermana, tras tres años de matrimonio, y me confesó una dura verdad: sospechaba que su marido nunca se había llegado a enamorar de ella, sino que había sentido un leve encaprichamiento inicial y poco más. Eso me pareció muy cínico. ¿Cómo de retorcida no tiene que ser una persona para finjirse enamorada durante un año hasta el punto de pedirle matrimonio a su pareja, y luego dejar que a esta la consuma la pena de un matrimonio sin cariño?

Todo esto me lleva a preguntarme cuánto nos enseñan a las mujeres a idealizar, buscar y mantener el amor. A parte de todo lo que implica para nosotras, bien es cierto que todo el contenido romántico que se produce en el cine, la televisión, la prensa y la literatura está dirigido a nosotras. ¿Son nuestras emociones distintas? ¿o lo es solo la manera que tenemos de exteriorizarlas y expresarlas? Biología y sociología se enfrentan una vez más en una dicotomía irreconciliable mientras la baja autoestima, la depresión y la ansiedad me hacen dudar y me llevan a preguntarme si las personas que me han dicho alguna vez que me querían lo han hecho por hábito o porque de verdad sentían lo mismo que yo


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