domingo, 4 de junio de 2017

Sweet home, Alabama

Cuando he vuelto a cass, aún no había nadie. Por un momento he sentido las grandes estancias oscuras y vacías, tristes, muy diferentes del sitio de donde vengo. Supongo que el hogar no siempre es la casa de uno, sino donde están las personas que importan.
He decidido darme una ducha. Al igual que el té, tiene una cualidad reparadora. La familiaridad de mi champú, el gel de almendra y mi aceite de bebé me han ayudado a limpiar los restos de albero, sudor, lágrimas y sexo de este fin de semana tan divertido como intenso. Como si fuera un largo abrazo de esa persona con la que me gustaría estar ahora, el efecto cascada de la placa de lluvia me envuelve y se lo lleva todo consigo.

Ahora me siento física y mentalmente cansada, como si hubiera realizado un intenso ejercicio. Mi abdómen despide un ardor sordo al que ya me hr acostumbrado, mis músculos piden descanso, me ruborizo al pensar por qué. Estoy laxa, relajada, mis emociones en paz por un momento, aunque siempre añorando sus besos, sus caricias, su olor, sus brazos a mi alrededor, su luminosa presencia.

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