jueves, 25 de agosto de 2016

Aprendizaje tardío.

Esta extraña obsesión que te traes conmigo me ha traído muchas cosas a la cabeza que preferiría haber olvidado hace mucho tiempo. Prefería no haberlo recordado, no haberlo pensado, pero lo hice, y por la noche no pude eludir a mi subconsciente y recreé en sueños todas las noches que lloré su ausencia y extrañé su calor. A veces mi cabeza me juega malas pasadas, y me parece que me lo encuentro por las calles, que veo sus ojos al fondo del vagón de metro, a veces me apetece escuchar su música y echo de menos las cosas que no conocí.
Supongo que en parte me siento culpable de repetir la historia a la inversa. Recuerdo el dolor lacerante que supuso no cumplir las expectativas, no estar a la altura de ella. Saber que he causado el mismo tipo de sufrimiento (aunque a pequeña escala, en comparación) a una persona que me importa es lo que no me deja vivir. No los recuerdos... al fin y al cabo lo hecho y lo vivido quedan en el pasado y ya no es lo que era. Pero para él, ahora, es el presente.

Supongo que todo esto me convierte en una mala persona.
Creo que me merezco lo que tengo.

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