El vaho empaña los cristales del baño. Se desliza en forma de pequeñas gotitas por los azulejos de la pared, impregnando con su pegajosa humedad todo lo que toca. Paso la mano por el espejo, hasta ver reflejado mi rostro, ligeramente borroso. Con el cabello mojado, pegándose a mi rostro, mi cuello y mis hombros. Mi piel blanca se ve extrañamente difuminada en el cristal.
Apoyada en la pared, me dejo caer al suelo, somnolienta. En realidad no es esa la palabra. Siento una curiosa pesadez apoderándose de mi cuerpo. Excepto de mi brazo izquierdo. Era la parte que más viva percibo.
El dolor, ardoroso, cruza como un ramalazo furioso desde la cara interna del codo hasta los tendones de la mano. Me da tirones si intento moverlo.
¿Era el espejo lo que estaba empañado, o es mi visión? Los ojos se me desenfocan solos. Mi última comida trata de trepar por mi garganta ante la visión del rojo sobre el blanco. El vivo contraste no es lo que me da náuseas. Es la visión de la carne, la piel desgarrada. ¿Qué hace un cúter en mi mano? La hoja produce un tintineo al deslizarse entre los dedos de mi diestra. El sonido me llega como si estuviera sumergida en un estanque lleno de agua. El agua me embota los sentidos. Ya no puedo sentir las baldosas frías bajo mi cuerpo. Ni la toalla a mi alrededor. El rojo crece, es cálido. Me está manchando las piernas, ¿por qué?
Pero basta de hacerme la tonta. El dolor me mantiene lúcida. ¿Por qué no me mata ya? ¿Por qué no deja de quemarme las venas?
Me pesan los párpados, y los cierro. En parte, tengo miedo.
Un golpetazo suena muy fuerte a través de la nebulosa que me envuelve. Y un alarido de dolor pulveriza mis sentidos. No tengo que abrir los ojos. No puedo. Hace frío. Algo me presiona el brazo. Y siento el ardor. Me duele la garganta. ¿He gritado?. Y tiran de mí, me mecen en brazos, pero eso solo hace que me entre más sueño.
Lucho, lo intento una última vez. Y aunque sé que tengo los ojos abiertos, solo percibo oscuridad.
domingo, 30 de diciembre de 2012
Out of control now.
Lo veía todo en su característica nebulosa gris. ¿Cuándo se dio cuenta de que no podía separar su imaginación de la realidad? Poco importaba. Tenían una importante característica común, y es que ambas existencias eran tremendamente frágiles...Y tristes.
Al salir de la biblioteca, nada parecía demasiado diferente. Las nubes grises ensombreciendo el imponente rascacielos gris. El gris asfalto, precediendo el sinuoso camino hacia su casa. Sintió frío. Una voluta de vaho se escapó de sus labios azulados al suspirar, colocándose bien el bolso sobre el chaleco de lana gris. La carpeta casi se le resbalaba de las manos. La joven echó a andar con la vista fija en todo y en nada, perdida en su realidad paralela. Abstraída. Deseando dejarse caer en su mundo infinitamente, con otras personas, otro patrón de colores.
¿Colores, qué es eso? De pronto los vio. O debería decir que lo vio. Una mancha roja en su campo de visión. Un objeto con forma definida, en su característica nebulosa gris.
Era una camiseta. La camiseta la vestía un chico. Ojos negros, cabello rubio. Casi blanco. Antinatural. El blanco y el negro hacen el gris, pero por algún motivo, ella ni siquiera le dedicó un pensamiento. Solo le miraba con sus ojos, tan vacíos...
La chica a su lado tenía el cabello color ceniza. Los ojos grises. La piel cenicienta.
¿O no?
Realmente, su cabello negro bailaba con elegancia con cada paso que daba. Los ojos podrían ser castaños, o quizá verdes. La expresión ruborizada de su rostro revelaba una intensa felicidad.
Otra vez, ella no supo diferenciar la realidad de su propia perspectiva de vida.
Pero sintió algo. ¡Qué novedoso! Aunque fuese algo como aquello le diera unas curiosas ganas de vivir.
Y así lo hizo, soñando con su propio par de ojos verdes y mejillas rojizas. Soñando que alguien la abrazaba por la espalda y besaba su pómulo dulcemente. Decidió que, por el momento, podría vivir con ello.
Y así lo hizo, soñando con su propio par de ojos verdes y mejillas rojizas. Soñando que alguien la abrazaba por la espalda y besaba su pómulo dulcemente. Decidió que, por el momento, podría vivir con ello.
miércoles, 26 de diciembre de 2012
Por amor...
Estaba decidida. Completamente. La impresora traqueteó,
emitió un zumbido y comenzó a escupir copias de algo. Una veintena de
partituras se dispersaron desordenadamente en la bandeja de la vieja HP deskjet
930C.
La chica las recogió todas y abrió el Youtube. Ya había visto lo menos cien versiones de lo que ella pretendía hacer, pero sus motivos eran otros. No era pianista, ni sabía leer partituras. Quería dedicarle su canción favorita a la persona a la que amaba.
Las diferencias no eran muchas entre un cover y otro. Cogió un lápiz de su estuche de Staedtler rojo e hizo algunas anotaciones en las hojas. Cosas para acordarse de qué notas equivalían a qué teclas del piano que antaño perteneciera a su hermana mayor, y que acumulaba polvo en la biblioteca. Luego cerró el Windows XP y apagó el monitor de su ordenador de mesa.
Echó una mirada al escritorio de madera clara antes de marcharse. Los auriculares, un notebook, los libros del instituto, una caja de alpino y una montañita de Post it amarillos. Lapiceros de los Looney Tunes, su estuche, un montón de bolígrafos bic gastados, su preciosa pluma de plata...
Se inclinó junto a la torre, buscando entre los archivadores para trabajos de clase. Introdujo las fotocopias en una carpetita de plástico naranja y cambió de estancia.
El banquito rechinó sobre el mármol blanco del suelo. La joven se sentó en él, cogió una de las partituras y la dejó en el panel de plástico gris ante ella. Luego, vacilante, deslizó los dedos por las teclas, siguiendo el ritmo del Metronome.
Le asignó un par de notas a cada dedo, y comenzó con la izquierda. El ritmo base. Cuando estuvo segura de que podía tocarlo sin mirar siquiera las notas o el blanco folio que tenía delante, colocó la diestra sobre el teclado y trató de darle forma a la canción.
Estuvo toda la tarde tocando. Con la espalda dolorida por la rígida postura y un dolor de cabeza de caballo, se dio una ducha y se acostó.
La tarde siguiente repitió la hazaña. Y la siguiente. Y la otra. Durante días, se sentó ante el teclado, adquiriendo ritmo y soltura, acostumbrándose a las teclas, casi sin mirar las partituras.
La última noche, el día antes de navidad, estaba reventada. Casi terminando de filmar el cover, su dedo se deslizó sobre una tecla a la derecha de la indicada, y la nota discordante se balanceó en un repentino silencio. La chica no supo rectificar e improvisar a tiempo, y su cover casi perfecto acabó en un perfecto titubeo.
Se echó los tirabuzones castaños hacia atrás, bufando. Luego bajó las mangas del jersey, aterida de frío, y se giró hacia la mesa camilla que tenía detrás. Había un té calentito. La teína era muy estimulante, la mantenía despierta, y humeaba largo rato antes de perder el calor. La joven dio un sorbo a la taza y dejó caer la cabeza sobre la mesa, arrugando los restos de una partitura en la mano. La lanzó por los aires hasta aterrizar en la papelera del estudio. Luego cerró los ojos, casi llorando de rabia. No le saldría, no la iba a tener a tiempo, su regalo, su esfuerzo..., menuda decepción iba a suponer para su chico...
Los iris verdosos reaparecieron bajo los párpados, coloreados de dorado para la cena de noche buena. Antes de amanecer, la canción debía estar grabada. Por su chico, por su amor. Debía ser constante y paciente, debía hacerlo bien por él.
Porque lo amaba.
De la carpeta sacó otra copia más de You and I.
Se volvió hacia el piano, recogiéndose las mangas de nuevo. Activó la cámara, y cuando oyó el pitido, ignoró la partitura y escuchó a su corazón.
¿Por qué una canción con un piano? Porque es lo que hace Sungmin en No other. ¿Por qué You and I? Porque la enamora, la hace sonreír entre lágrimas, y porque su letra le recordaba muchísimo a la persona a la que ama. A su conejito.
A las siete de la mañana, una joven española dormía sobre la mesa, de espaldas al piano. En sus manos había una cámara de fotos, apagada y sin batería. Una taza medio llena de té frío. La cascada de rizos oscuros derramándose por la mesa. La joven no se había desmaquillado, ni se había desvestido. Dormía sobre el frío cristal de la mesa camilla con una sonrisa satisfecha y la carne de gallina. Su padre trató de despertarla, sacudiendo su hombro, pero la joven no abrió los ojos. Él arrancó la cámara de sus manos y la cargó en brazos, con cierto esfuerzo, llevándola al dormitorio después.
Ella, como es obvio, no lo recordaba. Cuando abrió los ojos, era pasado el medio día. No estaba desorientada, sabía qué día era, por qué seguía llevando el vestido y las medias, y también el motivo de su dolor de cabeza y las ganas de volver a dormir.
Tanteó bajo la almohada en busca de su Samsung Galaxy S. El wifi estaba encendido, igual que ella, que de pronto se sentía muy despierta, con el estómago maltratado por los nervios y la teína. Tuenti se inició lentamente.
"Te amo. Y feliz navidad <3"
Enterró la cara en la almohada y se echó a llorar.
La chica las recogió todas y abrió el Youtube. Ya había visto lo menos cien versiones de lo que ella pretendía hacer, pero sus motivos eran otros. No era pianista, ni sabía leer partituras. Quería dedicarle su canción favorita a la persona a la que amaba.
Las diferencias no eran muchas entre un cover y otro. Cogió un lápiz de su estuche de Staedtler rojo e hizo algunas anotaciones en las hojas. Cosas para acordarse de qué notas equivalían a qué teclas del piano que antaño perteneciera a su hermana mayor, y que acumulaba polvo en la biblioteca. Luego cerró el Windows XP y apagó el monitor de su ordenador de mesa.
Echó una mirada al escritorio de madera clara antes de marcharse. Los auriculares, un notebook, los libros del instituto, una caja de alpino y una montañita de Post it amarillos. Lapiceros de los Looney Tunes, su estuche, un montón de bolígrafos bic gastados, su preciosa pluma de plata...
Se inclinó junto a la torre, buscando entre los archivadores para trabajos de clase. Introdujo las fotocopias en una carpetita de plástico naranja y cambió de estancia.
El banquito rechinó sobre el mármol blanco del suelo. La joven se sentó en él, cogió una de las partituras y la dejó en el panel de plástico gris ante ella. Luego, vacilante, deslizó los dedos por las teclas, siguiendo el ritmo del Metronome.
Le asignó un par de notas a cada dedo, y comenzó con la izquierda. El ritmo base. Cuando estuvo segura de que podía tocarlo sin mirar siquiera las notas o el blanco folio que tenía delante, colocó la diestra sobre el teclado y trató de darle forma a la canción.
Estuvo toda la tarde tocando. Con la espalda dolorida por la rígida postura y un dolor de cabeza de caballo, se dio una ducha y se acostó.
La tarde siguiente repitió la hazaña. Y la siguiente. Y la otra. Durante días, se sentó ante el teclado, adquiriendo ritmo y soltura, acostumbrándose a las teclas, casi sin mirar las partituras.
La última noche, el día antes de navidad, estaba reventada. Casi terminando de filmar el cover, su dedo se deslizó sobre una tecla a la derecha de la indicada, y la nota discordante se balanceó en un repentino silencio. La chica no supo rectificar e improvisar a tiempo, y su cover casi perfecto acabó en un perfecto titubeo.
Se echó los tirabuzones castaños hacia atrás, bufando. Luego bajó las mangas del jersey, aterida de frío, y se giró hacia la mesa camilla que tenía detrás. Había un té calentito. La teína era muy estimulante, la mantenía despierta, y humeaba largo rato antes de perder el calor. La joven dio un sorbo a la taza y dejó caer la cabeza sobre la mesa, arrugando los restos de una partitura en la mano. La lanzó por los aires hasta aterrizar en la papelera del estudio. Luego cerró los ojos, casi llorando de rabia. No le saldría, no la iba a tener a tiempo, su regalo, su esfuerzo..., menuda decepción iba a suponer para su chico...
Los iris verdosos reaparecieron bajo los párpados, coloreados de dorado para la cena de noche buena. Antes de amanecer, la canción debía estar grabada. Por su chico, por su amor. Debía ser constante y paciente, debía hacerlo bien por él.
Porque lo amaba.
De la carpeta sacó otra copia más de You and I.
Se volvió hacia el piano, recogiéndose las mangas de nuevo. Activó la cámara, y cuando oyó el pitido, ignoró la partitura y escuchó a su corazón.
¿Por qué una canción con un piano? Porque es lo que hace Sungmin en No other. ¿Por qué You and I? Porque la enamora, la hace sonreír entre lágrimas, y porque su letra le recordaba muchísimo a la persona a la que ama. A su conejito.
A las siete de la mañana, una joven española dormía sobre la mesa, de espaldas al piano. En sus manos había una cámara de fotos, apagada y sin batería. Una taza medio llena de té frío. La cascada de rizos oscuros derramándose por la mesa. La joven no se había desmaquillado, ni se había desvestido. Dormía sobre el frío cristal de la mesa camilla con una sonrisa satisfecha y la carne de gallina. Su padre trató de despertarla, sacudiendo su hombro, pero la joven no abrió los ojos. Él arrancó la cámara de sus manos y la cargó en brazos, con cierto esfuerzo, llevándola al dormitorio después.
Ella, como es obvio, no lo recordaba. Cuando abrió los ojos, era pasado el medio día. No estaba desorientada, sabía qué día era, por qué seguía llevando el vestido y las medias, y también el motivo de su dolor de cabeza y las ganas de volver a dormir.
Tanteó bajo la almohada en busca de su Samsung Galaxy S. El wifi estaba encendido, igual que ella, que de pronto se sentía muy despierta, con el estómago maltratado por los nervios y la teína. Tuenti se inició lentamente.
"Te amo. Y feliz navidad <3"
Enterró la cara en la almohada y se echó a llorar.
We both know...
Sentada en su sofá, rodeé mis piernas en un abrazo. Miraba pensativa a mi chico, inclinado junto al lector de Blu Ray. Se puso en pie, y a mí llegaron los crujidos de sus articulaciones. En la película desfilaron los créditos iniciales de la película. Pero yo no los veía. De pronto, no existía nada más que su brazo sobre mis hombros y el apartamento vacío. Me estaba poniendo nerviosa, así que escondí las manos bajo los muslos para que no me viera temblar y apoyé la cabeza en su hombro. Él acariciaba mi pelo.
-Te quiero, conejito.
-Te amo, maicito mío.
Cogió mi barbilla con la diestra y atrajo mi rostro al suyo. Me sudaban las manos. ¿Por qué? ¿Acaso no nos besábamos todos los días Min y yo? ¿Acaso no éramos una pareja?
Pero el beso se prolongó, y nuestras respiraciones se aceleraron juntas. Necesitaba aire, así que viajé por su cuello con mis labios, arrancándole una exclamación ahogada. Ni siquiera él se lo esperaba. Deslicé mi lengua por su cuello. Le clavé los dientes con lascivia. Yo, controlando de una vez.
El pensamiento me dio seguridad. Enredé los dedos en su pelo, haciéndole alzar la cabeza para besar sus labios, con el cuerpo pegado a cada curva del suyo
En ese instante lo quise todo. Sentí que el deseo tomaba el control. Pero él no era de piedra, y me empujó contra los cojines. Sus manos, deseosas de recorrerlo todo, domaron mi cuerpo, memorizaron mis curvas, descubrieron mis secretos. Me estaba volviendo loca. Sus labios, su lengua, su cuerpo, su olor, el placer. La ropa en el suelo, la película olvidada, el ambiente cargado. El calor, el sudor.
Porque ambos lo sabemos. Lo sabemos siempre. Qué, dónde, cuándo, por qué. Todo tiene su respuesta a su lado. Ya sea un paseo por el parque, una tarde lluviosa viendo una película, o una noche haciendo el amor en su cuarto. Aprendí a adorar, a atesorar cada uno de sus "Te amo". Cada cita, cada cena, cada momento a solas. Cada centímetro de ese cuerpo que me pertenece ahora. El amor apasionado, fogoso, intenso, profundo, dulce.
Es único a tu lado, bebé, conejito tonto.
-Te quiero, conejito.
-Te amo, maicito mío.
Cogió mi barbilla con la diestra y atrajo mi rostro al suyo. Me sudaban las manos. ¿Por qué? ¿Acaso no nos besábamos todos los días Min y yo? ¿Acaso no éramos una pareja?
Pero el beso se prolongó, y nuestras respiraciones se aceleraron juntas. Necesitaba aire, así que viajé por su cuello con mis labios, arrancándole una exclamación ahogada. Ni siquiera él se lo esperaba. Deslicé mi lengua por su cuello. Le clavé los dientes con lascivia. Yo, controlando de una vez.
El pensamiento me dio seguridad. Enredé los dedos en su pelo, haciéndole alzar la cabeza para besar sus labios, con el cuerpo pegado a cada curva del suyo
En ese instante lo quise todo. Sentí que el deseo tomaba el control. Pero él no era de piedra, y me empujó contra los cojines. Sus manos, deseosas de recorrerlo todo, domaron mi cuerpo, memorizaron mis curvas, descubrieron mis secretos. Me estaba volviendo loca. Sus labios, su lengua, su cuerpo, su olor, el placer. La ropa en el suelo, la película olvidada, el ambiente cargado. El calor, el sudor.
Porque ambos lo sabemos. Lo sabemos siempre. Qué, dónde, cuándo, por qué. Todo tiene su respuesta a su lado. Ya sea un paseo por el parque, una tarde lluviosa viendo una película, o una noche haciendo el amor en su cuarto. Aprendí a adorar, a atesorar cada uno de sus "Te amo". Cada cita, cada cena, cada momento a solas. Cada centímetro de ese cuerpo que me pertenece ahora. El amor apasionado, fogoso, intenso, profundo, dulce.
Es único a tu lado, bebé, conejito tonto.
martes, 25 de diciembre de 2012
Black Veil Brides-In the end
In the end, as we fade into the night...
[Al final, mientras nos desvanecemos en la noche...]
Who will tell the story of your life?
[¿Quién va a contar la historia de tu vida?]
In the end...
As my soul's laid to rest, what is left on my body?
[Al final..., mientras mi alma es sepultada, ¿qué queda en mi cuerpo?]
Or am I just a shell?
[¿O soy solo un caparazón?]
And I have fought
[Y he luchado]
And with flesh and bood I commanded an Army
[Y con carne y sangre he dirigido un ejército]
Through it all
[A través de todo]
I have given my heart for a moment of glory!
[¡He entregado mi corazón por un momento de gloria!]
I'VE GIVEN IT ALL
[Lo he entregado todo]
And do will remember you last goodbye?
[¿Y acaso recordarás tu último adiós?]
Cause' it's the eeeeeeeeend, and I'm not afraid
[Porque es el final, y no estoy asustado]
I'm not adraid TO DIE
[No tengo miedo de morir]
Born a Saint
[Nacido santo]
But with every sin I still wanna be holy
[Pero con cada pecado, aún quiero ser puro/sagrado]
I will live again
[Viviré de nuevo]
Who we are
[Quienes somos...]
Isn't how we life, we are more tha our bodies
[No es cómo vivimos, somos más que nuestros cuerpos]
If I fall...
[Si me caigo...]
I will rise back up and relive my glory!
[¡Me levantaré de nuevo y reviviré mi gloria!]
[Al final, mientras nos desvanecemos en la noche...]
Who will tell the story of your life?
[¿Quién va a contar la historia de tu vida?]
In the end...
As my soul's laid to rest, what is left on my body?
[Al final..., mientras mi alma es sepultada, ¿qué queda en mi cuerpo?]
Or am I just a shell?
[¿O soy solo un caparazón?]
And I have fought
[Y he luchado]
And with flesh and bood I commanded an Army
[Y con carne y sangre he dirigido un ejército]
Through it all
[A través de todo]
I have given my heart for a moment of glory!
[¡He entregado mi corazón por un momento de gloria!]
I'VE GIVEN IT ALL
[Lo he entregado todo]
And do will remember you last goodbye?
[¿Y acaso recordarás tu último adiós?]
Cause' it's the eeeeeeeeend, and I'm not afraid
[Porque es el final, y no estoy asustado]
I'm not adraid TO DIE
[No tengo miedo de morir]
Born a Saint
[Nacido santo]
But with every sin I still wanna be holy
[Pero con cada pecado, aún quiero ser puro/sagrado]
I will live again
[Viviré de nuevo]
Who we are
[Quienes somos...]
Isn't how we life, we are more tha our bodies
[No es cómo vivimos, somos más que nuestros cuerpos]
If I fall...
[Si me caigo...]
I will rise back up and relive my glory!
[¡Me levantaré de nuevo y reviviré mi gloria!]
Realismo.
Esta noche de diciembre, quiero establecer una comparativa. Entre dos artistas de géneros completamente distintos: Justin Bieber y Andy Sixx, no solo porque hoy sea el cumpleaños del segundo, sino por una conclusión muy interesante que ha establecido mi lento cerebro hoy.
¿Por qué odio tanto a Justin Bieber? No solo por meterse con otros grupos de música o creerse mejor que nadie. No solo por ser tan asquerosamente pedante. Sino porque su música me da pena. La niña esta estúpida que hizo los vídeos defendiéndole dice llegado a un punto "Las canciones de Justin hablan de amor, y de cosas bonitas, de los niños de África y todo eso..." añadiendo además que el Rock es una música oscura.
Bien, veamos un retazo de dos de las letras de "Justin":
"Y era como, nena, nena, nena
nena, nena, nena, oh. Y yo pensé
que tu siempre serías mía"
"Cuerpo, rock, nena, puedo sentir tu
cuerpo, rock, como una bomba
eres lo más caliente ahora"
El turno de Never Give In, de Black Veil Brides:
"Nunca te rindas, nunca vuelvas atrás.
Cuando te sientas solo, en contra de todo
Nunca te rinda, nunca vuelvas atrás"
Pensad que es oscuro, pensad lo que os de la gana, pero yo tengo muy claro lo que me merece la pena.
Otro año se va.
Y yo tengo que dar las gracias. De verdad, extensas, por esas personas que me han aportado algo.
Gracias a mi madre: Por ser tan fuerte y tan increíble. Por ser la única que me escucha de verdad cuando algo me importa.
A mi padre: Por darme seguridad y amor. Gracias también por sacarme una buena risa, por hacerme entrar en razón, y por ser la perfecta almohada post-cena.
A mi hermana: Por cuidarme, protegerme, e impedir que sea un absoluto desastre.
Gracias a mi hermano por hacer de mi vida lo más ameno posible.
Gracias a Sungminnie, mi babo precioso y perfecto, mi novio, mi amigo, mi hermanito y mi oppa. Por ser mi todo, por esas dedicatorias tan increíbles, por amar tanto a la chica del maíz. Te amo, mi vida.
A mi Eddie, muchas gracias por sacarme del pozo este verano, por quedarse conmigo siempre que se lo pedía, por tener una sonrisa para mí. Por cada momento, y por darme el mote de Fresita.
A Ézhor, por dejarme sin la inocencia que me restaba, por enseñarme tanto. Por esas noches hasta las seis de la mañana bajo la colcha, por sus piropos de camionero, y por esos abrazos que siempre me hacen sentir mucho mejor.
A Maki, por ser la mejor esposa que se puede tener. Gracias por esos besos de una Miku disfrazada. Por convertirme en una perfecta Teko-Tachi. Tu ratoncita de limón te adora, que lo sepas.
Gracias a Silvia, la perfecta novia, la mejor bailarina del mundo. Gracias por iluminar mis días, solecito. 12#, te amo.
A Naya, por supuesto. A mi Hyo Yeon, mi Beasr Sister. Mi mejor amiga. Gracias por mostrarme el mundo en que vivo, por enseñarme la música que ahora me hace feliz, por ser tan bruta y tan escandalosa, es lo que más me gusta de ti. Por esos momentos en los que te quejas y te riño, por dejar que me meta contigo, por ser la perfecta amante en todos mis roles masculinos, y la perfecta amiga on y off rol. Gracias por bailar conmigo, confiar en mí, escucharme, gracias por existir <3
Y por extensión, a todas mis SUGUS 20#, por hacerme la vida más amena
Unas gracias especiales a Sue, por aquellas locuras, por enseñarme a no tomarme la vida tan en serio, por trollear chinos y por el "yo nunca..."
A Elena, Barbie Pagador, Nati, Migue, Ayu, Adry, Marcos, Pablo, Luca, Alba, Pablo, Roger, Geme, Isabel, Paloma, Sebas, Mady, Alberto, Tomás, María, Lucía, Jana, Jairo, Miky, Jose, Josen, Elena, Toni, Rafa, Curro, Sue, Carmen González, Carmen Kinomoto, Ana Olive, Ana Domenech, Tocayo, Jesús, Claudia, Miguel, Álvaro, Javi, Elba, Rocío, Dani, Ainhoa, Kike, Diego, Noa, Fran, Luis, Marina, Hinata, Sergio, Manu, Elia, Antonio, Tess, Emma, David, Selu, Ami, Noame, Elsa, Wotan, Anllelo, Amanda, Yuna, Neuro, Alvin, Hana..., en fin, muchos miles de amigos.
Al propio Sky, por estar tan bueno.
A todos mis amigos del rol, que sois demasiados: Taeyán, Gregoria, Aeji, Taemin, Gdragon Bad Boy, Heartbreaker, Sweetheart, a Brownie, Sexymove, Gyu Hyun, Sungminnie, Jefa, Minzy, Jun Hyohyo, Chunji, Kaew, Doojoon, mi Geme, Min-Ah, Gikwang, Jae Seop, Kwangie, Hyosung, Ssul, Juliette, Hyun Ah, Sica, Jess, SeoBrownie, Andy Biersack, Aki Fuckyou Sadie, Terremoto, The J.Won, Hyde Fuckvamps, RyeoWook, Barbie, Eunhyuk Gulliver, Aegyo Queen, Jinki Fowl, Ganjahzone, Ji Eun, Ram, mi Oppa, The Joker...,
A vuestro lado he tenido todo lo que se pueda desear. Es por eso que me siento feliz de haberos conocido.
Otro agradecimiento especial a Dairagas, Selth, Daraxus, Dani. Por enseñarme tanto, por hacerme la más feliz del mundo durante un tiempo, por bajarme los pies a la tierra, por ser una razón para ser mejor persona. Espero que sepas ser feliz sin mí.
Gracias a los autores que me han hecho volar. Desde Laura Gallego, Isabel Allende, o Gabri hasta Wilkie Collins, Jane Austen o Agatha Christie.
Y a los miles de millones de grupos musicales que me gustan. Desde el rock más extremo hasta el Kpop. Gracias a los que me habéis ilusionado, hecho reír y llorar.
Espero tener otro año más a vuestro lado. Igual de maravilloso que este.
Gracias a mi madre: Por ser tan fuerte y tan increíble. Por ser la única que me escucha de verdad cuando algo me importa.
A mi padre: Por darme seguridad y amor. Gracias también por sacarme una buena risa, por hacerme entrar en razón, y por ser la perfecta almohada post-cena.
A mi hermana: Por cuidarme, protegerme, e impedir que sea un absoluto desastre.
Gracias a mi hermano por hacer de mi vida lo más ameno posible.
Gracias a Sungminnie, mi babo precioso y perfecto, mi novio, mi amigo, mi hermanito y mi oppa. Por ser mi todo, por esas dedicatorias tan increíbles, por amar tanto a la chica del maíz. Te amo, mi vida.
A mi Eddie, muchas gracias por sacarme del pozo este verano, por quedarse conmigo siempre que se lo pedía, por tener una sonrisa para mí. Por cada momento, y por darme el mote de Fresita.
A Ézhor, por dejarme sin la inocencia que me restaba, por enseñarme tanto. Por esas noches hasta las seis de la mañana bajo la colcha, por sus piropos de camionero, y por esos abrazos que siempre me hacen sentir mucho mejor.
A Maki, por ser la mejor esposa que se puede tener. Gracias por esos besos de una Miku disfrazada. Por convertirme en una perfecta Teko-Tachi. Tu ratoncita de limón te adora, que lo sepas.
Gracias a Silvia, la perfecta novia, la mejor bailarina del mundo. Gracias por iluminar mis días, solecito. 12#, te amo.
A Naya, por supuesto. A mi Hyo Yeon, mi Beasr Sister. Mi mejor amiga. Gracias por mostrarme el mundo en que vivo, por enseñarme la música que ahora me hace feliz, por ser tan bruta y tan escandalosa, es lo que más me gusta de ti. Por esos momentos en los que te quejas y te riño, por dejar que me meta contigo, por ser la perfecta amante en todos mis roles masculinos, y la perfecta amiga on y off rol. Gracias por bailar conmigo, confiar en mí, escucharme, gracias por existir <3
Y por extensión, a todas mis SUGUS 20#, por hacerme la vida más amena
Unas gracias especiales a Sue, por aquellas locuras, por enseñarme a no tomarme la vida tan en serio, por trollear chinos y por el "yo nunca..."
A Elena, Barbie Pagador, Nati, Migue, Ayu, Adry, Marcos, Pablo, Luca, Alba, Pablo, Roger, Geme, Isabel, Paloma, Sebas, Mady, Alberto, Tomás, María, Lucía, Jana, Jairo, Miky, Jose, Josen, Elena, Toni, Rafa, Curro, Sue, Carmen González, Carmen Kinomoto, Ana Olive, Ana Domenech, Tocayo, Jesús, Claudia, Miguel, Álvaro, Javi, Elba, Rocío, Dani, Ainhoa, Kike, Diego, Noa, Fran, Luis, Marina, Hinata, Sergio, Manu, Elia, Antonio, Tess, Emma, David, Selu, Ami, Noame, Elsa, Wotan, Anllelo, Amanda, Yuna, Neuro, Alvin, Hana..., en fin, muchos miles de amigos.
Al propio Sky, por estar tan bueno.
A todos mis amigos del rol, que sois demasiados: Taeyán, Gregoria, Aeji, Taemin, Gdragon Bad Boy, Heartbreaker, Sweetheart, a Brownie, Sexymove, Gyu Hyun, Sungminnie, Jefa, Minzy, Jun Hyohyo, Chunji, Kaew, Doojoon, mi Geme, Min-Ah, Gikwang, Jae Seop, Kwangie, Hyosung, Ssul, Juliette, Hyun Ah, Sica, Jess, SeoBrownie, Andy Biersack, Aki Fuckyou Sadie, Terremoto, The J.Won, Hyde Fuckvamps, RyeoWook, Barbie, Eunhyuk Gulliver, Aegyo Queen, Jinki Fowl, Ganjahzone, Ji Eun, Ram, mi Oppa, The Joker...,
A vuestro lado he tenido todo lo que se pueda desear. Es por eso que me siento feliz de haberos conocido.
Otro agradecimiento especial a Dairagas, Selth, Daraxus, Dani. Por enseñarme tanto, por hacerme la más feliz del mundo durante un tiempo, por bajarme los pies a la tierra, por ser una razón para ser mejor persona. Espero que sepas ser feliz sin mí.
Gracias a los autores que me han hecho volar. Desde Laura Gallego, Isabel Allende, o Gabri hasta Wilkie Collins, Jane Austen o Agatha Christie.
Y a los miles de millones de grupos musicales que me gustan. Desde el rock más extremo hasta el Kpop. Gracias a los que me habéis ilusionado, hecho reír y llorar.
Espero tener otro año más a vuestro lado. Igual de maravilloso que este.
Conejito.
No me había dado cuenta de hasta qué punto dos palabras pueden darle la vuelta a un mundo.
Aquí lo dejo. Dejo un retazo de mi regalo de navidad, escrito por mi pequeño conejito, mi Minnie. Te adoro, pequeño.
[Beasr]
"No quiero que esto me salga mal, bueno, me están molestando
por aquí y estoy medio dormido, pero a pesar de eso, yo te voy a escribir algo
bonito, o lo que se puede decir bonito.
Aún tengo un par de preguntas que me formulo a mi mismo ¿por qué yo?¿Por qué
alguien como tú se ha fijado en alguien como yo? No lo entiendo, teniendo a
tanta gente como tienes, te tienes que fijar en el más tonto, pues vaya ¿no
crees?
Pero eso me hace feliz, muy feliz, tus palabras me hacen feliz, tus sonrisas me
hacen feliz, tu presencia me hace feliz, y que leches, toda tú me haces feliz.
Tenemos nuestras rachas, bueno, yo, porque soy tonto, muy tonto, y me
emparanoio yo solo, y como lo que menos me gusta es sufrir, pues huyo de todo.
No quiero hacerte daño, no quiero verte sufrir, quiero que seas muy feliz y si
tus sonrisas son por mi, entonces, yo también seré muy feliz. Tu felicidad se
está volviendo uno de mis objetivos.
He estado todo este tiempo muy confundido, huyendo de todo, pero alguien me
abrió los ojos, y decidí pensar y analizar parte por parte lo que pasaba por mi
corazón.
Desde el primer momento que me hablaste, lo hiciste con palabras bonitas, te
juro que echo de menos aquellas noches, en las que yo estaba mal, no dejaba de
llorar, pero tú venías a decirme cosas que me hacían dejar de llorar y hacían
que me olvidara de todo. Todos los días deseaba que fuera por la noche para
poder hablar contigo, en serio, y cuando te fuiste lo pase fatal.. Muy mal, de
verdad, sentía que me faltaba algo en lo que poder apoyarme incluso me llegué a
preguntar si me había enamorado e ti, pero no podía ser, había pasado tan poco
tiempo..
Cuando Jessi me dijo que habías vuelto, me faltó poco para agregarte de nuevo,
sólo quería volver a escuchar en mi mente tus dulces palabras, esas que me
tenían tan obsesionado.
Sé que después me porté muy mal, si, no te hacía mucho caso, pero no sé que
pasaba por mi mente, supongo que intentaba olvidarme de todo lo que me
atormentaba, y lo hice, me olvidé, pero me traje a mi mismo otros problemas..
¿Sabes por qué huía de ti? Porque veía que estabas en mejores condiciones con
otros que conmigo, te veía muy feliz con ellos, y aunque los siga viendo,
porque no cambio, sé que yo también te hago feliz, porque me lo has demostrado.
Cuando volví a estar contigo, me di cuenta que podría volver a ser feliz como
antes, y lo soy, mucho.
No sabes lo afortunado que me siento teniéndote, incluso lo soy cuando me
comentas, cuando me dedicas fotos, cuando comentas en las mías, incluso cuando
le das a me gusta, jo, no lo puedo evitar, sonrío un poco cada vez más.
Me encantan tus palabras y cuando me dedicas tablones, jo, no lo puedo evitar.
No sé que regalarte, no tengo mucha imaginación, o si, pero estoy dormido aún.
Así que pienso que el mejor regalo que te puedo hacer es decirte que me he dado
cuenta que te amo, pero de verdad, desde mi corazón, y que sólo quiero tu
felicidad, lo demás me da igual.
Pido a todo lo que se le pueda pedir estar contigo siempre, compartir cada
segundo de mi vida contigo, si hace falta te encadeno a mi, para que no puedas
separarte, y taparte entera, para que nadie pueda disfrutar viendo lo hermosa que
res. Si, soy muy posesivo, jo, pero no lo puedo evitar, te quiero toda para mi,
quiero que todos tus pensamientos sean, míos, tu corazón, tus piernas, tus
labios, tus abrazos, tu todo, quiero saber el porque de tus penas, quiero
curarte, sanar tus heridas, quiero limpiar tus lagrimas, lo quiero todo...
Jo... Y ya no sé que más decirte, creo que sobran palabras ahora mismo, es más,
me faltan palabras para decírtelo todo, te lo diré poco a poco.
Te amo, maíz mío."
miércoles, 19 de diciembre de 2012
Casualidades.
A nadie le apetece dar Educación física a última hora. Sea el día que sea, todos estamos mucho más agotados.
No es que tuviera especiales ganas de llegar al polideportivo, así que por una vez acompañé a mi mejor amiga a cambiarse de ropa. Para mí era mucho más cómodo ir directamente en leggins, pero a ella nunca le ha gustado venir a clase con ropa de deporte.
Tenía unas ganas inmensas de apoyarme contra la pared, pero los sucios azulejos de los baños de primaria no me inspiraban mucha confianza. Bueno -me dije a mí misma- peor están los de secundaria y nos pillan más lejos.
Allí estaba yo como una gran amiga gilipollas. A la espalda mi pesada y fea mochila blanca. En las manos, los vaqueros de mi amiga, los leggins de mi amiga, su mochila y creo recordar que también mi sudadera.
Alargó la mano para coger las mallas negras y luchó por embutir su enorme culo en ellas. Mi pelea contra la risa era más dura, y gané. Le eché encima todas sus porquerías tan pronto como vi sus manos libres, con un quejido, y me asomé al decrépito espejo. Entre la suciedad y las marcas de agua distinguí mi rostro, redondo, pálido y moteado de pecas en las rosadas mejillas. Una mueca de asco deformaba mis finos labios, y los ojos se veían excesivamente grandes sin la negra capa de maquillaje. Mis rizos surgían de la cola de caballo que había recogido a la altura de mi coronilla para la clase de gimnasia. Totalmente anodina, una muchacha morena normal y corriente.
Salí de aquel hedor con el estómago descompuesto. El aire húmedo del exterior, siempre impregnado del polvo proveniente de albero, me supo a gloria.
-Vamos, anda-le espeté lacónicamente a mi pava mejor amiga.
Ambas desfilamos hacia el gimnasio, con las ventanas de la sala de profesores a nuestra izquierda. También desfilaron, situadas en posiciones equidistantes, las oscuras y semivacías estanterías de la biblioteca del centro. Mi rictus despectivo se hizo más pronunciado.
No, decididamente aquel no estaba siendo un buen día. Agobiaba pensar que aún quedaban tres días más para el fin de semana, que a efectos prácticos consistía de un solo día para levantarse tarde y no hacer absolutamente nada.
La clase ya había comenzado, y ambas nos precipitamos hacia el gentío para mezclarnos con él.
-Este trimestre empezamos con bailes-anunciaba la profesora Halcombe con su potente y gangosa voz- y hoy, en concreto, aprenderemos los bailes de salón. Volved a dividíos en las parejas que hicimos al principio de la clase.
No sentí ningún tipo de temor, podría ponerme con Xana. La profesora captó la significativa mirada que ambas nos dirigíamos y chasqueó la lengua.
-Parejas mixtas, chicas. Si no, ¿cómo sabríais quién guía?
Sentí cómo la sangre huía de mi rostro. Si todas las parejas estaban formadas ya, ¿con quién diablos iba a bailar yo, con lo patosa que soy?
Una figura alta y delgada irrumpió en el Polideportivo.
-¡Llega tarde!-gruñó la profesora Halcombe-Por amor de Dios, señor Burnwook ¿qué hacía?
-Cambiarme de ropa, profesora.
Xana y yo volvimos a cruzar nuestras miradas. No le habíamos visto ir hacia los vestuarios, ni siquiera hacia los baños masculinos. Qué curioso.
-Bueno, señor Burnwook, parejas mixtas. Haga el favor de ponerse con Helena y reunirse con el resto de la clase.
-¿Y yo, profesora?-intervino Xana
-Usted servirá de ejemplo poniéndose conmigo, señorita Glyde.
Ella agachó la cabeza. Probablemente, tenía la esperanza de que le dejaran alternarse conmigo para bailar con Lyam Burnwook. Todas las chicas del curso habrían querido bailar con él, muy probablemente. Su aire de seductor atraía a las mujeres como la sangre a un mosquito. Sus ojos azules y ese rebelde cabello castaño claro, unidos a su bonita sonrisa, detenían cualquier corazón.
Yo no quería admitir que también me derretía bajo esos ojos como un cielo plomizo. Era discreta, y había tenido suerte de que no me lo hubieran preguntado nunca.
Sin mirarlo, me encaminé a la fila. Las parejas estaban situadas una frente a la otra, y a su izquierda la profesora Halcombe aguardaba junto a Xana. Le guiñé un ojo al pasar a su lado.
-Mirad todos, por favor.
La señorita Halcombe puso una mano en la cintura de Xana, sosteniendo la otra con la diestra. Muy lentamente comenzó a reproducir los pasos. Traté de memorizarlos, aunque era consciente de que Lyam debía llevarme a mí.
-Intentadlo ahora.
¿Qué? Había perdido el hilo por completo. "No debes mirarle a los ojos" Me recordé fervientemente. Podría perder el control de mi expresión y mostrar lo que de verdad pensaba.
Apenas sentí la presión de su mano, firme, sobre mi cintura. Él mismo levantó mi brazo inerte "¿Qué estás haciendo"? me gruñí en mi fuero interno. Desperté lo justo para dar los primeros pasos correctamente.
-Bien, bien chicos. Ahora, con música. Repetidlos hasta que yo os diga y comenzaremos el siguiente compás.
Pulsó el play en el radiocasete y Lyam Burnwook tiró de mi cuerpo. Me sentí rígida.
-Helena, esto no va a salir si no te relajas-susurró.
La caricia de su voz fue más que suficiente para hacer mis pasos más fluidos. Armándome de valor, levanté mis ojos castaños de cervatillo asustado. Y terminé de volverme loca.
-Mucho mejor-aprobó.
-No acostumbro a que me lleven-balbuceé haciendo una mueca.
Él se echó a reír suavemente
-Entonces, ¿eres más dominante que pasiva?
Sentía el corazón como una bomba. En la garganta, en las sienes..., me asustaba que Lyam pudiera percibirlo en mi mano.
-Me gusta que me bailen el agua-repuse en tono peligroso.
Me gustó ver sus ojos reluciendo sorprendidos. Me erguí un poco al percibir a la profesora Halcombe cerca, pero pasó de largo.
-He tenido suerte de no bailar con Xana-dijo de pronto.
-Es mejor que yo para esto-la defendí
-No lo pongo en duda. Pero yo prefería bailar contigo.
Mi corazón parecía el batir de alas de un colibrí. O las palas de un helicóptero. Me sentía como si pudiera echar a volar.
-¿Por qué?
-Porque quiero conocerte mejor...
El timbre que ponía fin a las clases de ese día se hizo oír por encima de nuestras voces. Percibí miradas hostiles en mi nuca, que se transformaban en cordiales sonrisas a mis ojos.
Mi pareja de baile parecía reacio a soltarme. Jamás habíamos estado tan cerca el uno del otro.
-¡Una cosa más!-gritó la profesora Halcombe- No olvidéis quién es vuestro compañero, ¡Se mantendrán las parejas en la próxima clase!
Sentí un estallido de júbilo en el pecho.
-Qué bien-comenté socarronamente a Lyam-vas a poder darme clases de baile.
Y, dedicándole mi mejor sonrisa, desaparecí de allí.
No es que tuviera especiales ganas de llegar al polideportivo, así que por una vez acompañé a mi mejor amiga a cambiarse de ropa. Para mí era mucho más cómodo ir directamente en leggins, pero a ella nunca le ha gustado venir a clase con ropa de deporte.
Tenía unas ganas inmensas de apoyarme contra la pared, pero los sucios azulejos de los baños de primaria no me inspiraban mucha confianza. Bueno -me dije a mí misma- peor están los de secundaria y nos pillan más lejos.
Allí estaba yo como una gran amiga gilipollas. A la espalda mi pesada y fea mochila blanca. En las manos, los vaqueros de mi amiga, los leggins de mi amiga, su mochila y creo recordar que también mi sudadera.
Alargó la mano para coger las mallas negras y luchó por embutir su enorme culo en ellas. Mi pelea contra la risa era más dura, y gané. Le eché encima todas sus porquerías tan pronto como vi sus manos libres, con un quejido, y me asomé al decrépito espejo. Entre la suciedad y las marcas de agua distinguí mi rostro, redondo, pálido y moteado de pecas en las rosadas mejillas. Una mueca de asco deformaba mis finos labios, y los ojos se veían excesivamente grandes sin la negra capa de maquillaje. Mis rizos surgían de la cola de caballo que había recogido a la altura de mi coronilla para la clase de gimnasia. Totalmente anodina, una muchacha morena normal y corriente.
Salí de aquel hedor con el estómago descompuesto. El aire húmedo del exterior, siempre impregnado del polvo proveniente de albero, me supo a gloria.
-Vamos, anda-le espeté lacónicamente a mi pava mejor amiga.
Ambas desfilamos hacia el gimnasio, con las ventanas de la sala de profesores a nuestra izquierda. También desfilaron, situadas en posiciones equidistantes, las oscuras y semivacías estanterías de la biblioteca del centro. Mi rictus despectivo se hizo más pronunciado.
No, decididamente aquel no estaba siendo un buen día. Agobiaba pensar que aún quedaban tres días más para el fin de semana, que a efectos prácticos consistía de un solo día para levantarse tarde y no hacer absolutamente nada.
La clase ya había comenzado, y ambas nos precipitamos hacia el gentío para mezclarnos con él.
-Este trimestre empezamos con bailes-anunciaba la profesora Halcombe con su potente y gangosa voz- y hoy, en concreto, aprenderemos los bailes de salón. Volved a dividíos en las parejas que hicimos al principio de la clase.
No sentí ningún tipo de temor, podría ponerme con Xana. La profesora captó la significativa mirada que ambas nos dirigíamos y chasqueó la lengua.
-Parejas mixtas, chicas. Si no, ¿cómo sabríais quién guía?
Sentí cómo la sangre huía de mi rostro. Si todas las parejas estaban formadas ya, ¿con quién diablos iba a bailar yo, con lo patosa que soy?
Una figura alta y delgada irrumpió en el Polideportivo.
-¡Llega tarde!-gruñó la profesora Halcombe-Por amor de Dios, señor Burnwook ¿qué hacía?
-Cambiarme de ropa, profesora.
Xana y yo volvimos a cruzar nuestras miradas. No le habíamos visto ir hacia los vestuarios, ni siquiera hacia los baños masculinos. Qué curioso.
-Bueno, señor Burnwook, parejas mixtas. Haga el favor de ponerse con Helena y reunirse con el resto de la clase.
-¿Y yo, profesora?-intervino Xana
-Usted servirá de ejemplo poniéndose conmigo, señorita Glyde.
Ella agachó la cabeza. Probablemente, tenía la esperanza de que le dejaran alternarse conmigo para bailar con Lyam Burnwook. Todas las chicas del curso habrían querido bailar con él, muy probablemente. Su aire de seductor atraía a las mujeres como la sangre a un mosquito. Sus ojos azules y ese rebelde cabello castaño claro, unidos a su bonita sonrisa, detenían cualquier corazón.
Yo no quería admitir que también me derretía bajo esos ojos como un cielo plomizo. Era discreta, y había tenido suerte de que no me lo hubieran preguntado nunca.
Sin mirarlo, me encaminé a la fila. Las parejas estaban situadas una frente a la otra, y a su izquierda la profesora Halcombe aguardaba junto a Xana. Le guiñé un ojo al pasar a su lado.
-Mirad todos, por favor.
La señorita Halcombe puso una mano en la cintura de Xana, sosteniendo la otra con la diestra. Muy lentamente comenzó a reproducir los pasos. Traté de memorizarlos, aunque era consciente de que Lyam debía llevarme a mí.
-Intentadlo ahora.
¿Qué? Había perdido el hilo por completo. "No debes mirarle a los ojos" Me recordé fervientemente. Podría perder el control de mi expresión y mostrar lo que de verdad pensaba.
Apenas sentí la presión de su mano, firme, sobre mi cintura. Él mismo levantó mi brazo inerte "¿Qué estás haciendo"? me gruñí en mi fuero interno. Desperté lo justo para dar los primeros pasos correctamente.
-Bien, bien chicos. Ahora, con música. Repetidlos hasta que yo os diga y comenzaremos el siguiente compás.
Pulsó el play en el radiocasete y Lyam Burnwook tiró de mi cuerpo. Me sentí rígida.
-Helena, esto no va a salir si no te relajas-susurró.
La caricia de su voz fue más que suficiente para hacer mis pasos más fluidos. Armándome de valor, levanté mis ojos castaños de cervatillo asustado. Y terminé de volverme loca.
-Mucho mejor-aprobó.
-No acostumbro a que me lleven-balbuceé haciendo una mueca.
Él se echó a reír suavemente
-Entonces, ¿eres más dominante que pasiva?
Sentía el corazón como una bomba. En la garganta, en las sienes..., me asustaba que Lyam pudiera percibirlo en mi mano.
-Me gusta que me bailen el agua-repuse en tono peligroso.
Me gustó ver sus ojos reluciendo sorprendidos. Me erguí un poco al percibir a la profesora Halcombe cerca, pero pasó de largo.
-He tenido suerte de no bailar con Xana-dijo de pronto.
-Es mejor que yo para esto-la defendí
-No lo pongo en duda. Pero yo prefería bailar contigo.
Mi corazón parecía el batir de alas de un colibrí. O las palas de un helicóptero. Me sentía como si pudiera echar a volar.
-¿Por qué?
-Porque quiero conocerte mejor...
El timbre que ponía fin a las clases de ese día se hizo oír por encima de nuestras voces. Percibí miradas hostiles en mi nuca, que se transformaban en cordiales sonrisas a mis ojos.
Mi pareja de baile parecía reacio a soltarme. Jamás habíamos estado tan cerca el uno del otro.
-¡Una cosa más!-gritó la profesora Halcombe- No olvidéis quién es vuestro compañero, ¡Se mantendrán las parejas en la próxima clase!
Sentí un estallido de júbilo en el pecho.
-Qué bien-comenté socarronamente a Lyam-vas a poder darme clases de baile.
Y, dedicándole mi mejor sonrisa, desaparecí de allí.
viernes, 14 de diciembre de 2012
Regret Message.
Quisiera arrepentirme. Arrepentirme de haber hecho lo correcto, ya que no me llevó a ser feliz. Volver atrás en el tiempo 242 días y decirle que lo siento, que me he equivocado, que le amo. Repetírselo el resto de mi vida.
Al menos entonces estaba luchando por lo que creía que me iba a hacer feliz.
Y saber que me quedé a centímetros de rozar ese cielo que me prometían los cuentos..., ¡Da tanta rabia...! ¡qué frustrante! Pude ser la mujer más feliz sobre la tierra. Dieciocho meses después de decidir que me la iba a jugar, estaba en la meta, lista para llegar antes, ser mejor y llevarme mi premio.
Pero hice lo correcto y el cristal se rompió en mil pedazos, distorsionando la realidad. Lo que yo veía reflejado eran los pobres trozos de un sueño, el principio del fin. Y el cristal se desintegró.
No estaba asustada, pero ahora sí. Me da miedo seguir recordándole a diario, echándole de menos, porque sé que no voy a salir adelante en mucho tiempo.
Pude ser la chica a la que él viniera a buscar,
Pude ser la chica a la que él besara.
Pude haber conocido a sus amigos, a su familia.
Pude haber estado en su casa.
Pude haber dormido a su lado.
Pude haberle entregado todo lo que siempre quise de una vez por todas. Mi corazón, mi mente, mi alma, mi cuerpo, mis palabras, mi voluntad.
¡Al carajo la sumisión! ¡Haré lo que me pidas! ¡Vuelve!
No, no, no, no, no. No está bien. Puedo hacer daño a mucha gente.
¡Pero es mi felicidad! Es la cuestión de estar radiante de nuevo. Es tenerlo todo, ¡Todo! Aunque sea difícil, haya peleas y las esperas me desesperen. Aunque él dude de mí. Es tan fácil como apretar un botón y decirle que lo siento, que me he equivocado, que le amo. Para siempre. Aunque sea inútil. Aunque me hunda cada día más. No puede ser en vano.
¡Podía haberle hecho feliz! ¡Podría haber sido tan fácil como perdonar!
Podía, pero no fue.
Y yo pago las consecuencias.
martes, 13 de noviembre de 2012
Disturbed.
Hoy, nadie describe mejor mis sentimientos que la música. Sí, menuda tontería. Ya sabéis, los típicos dramones adolescentes y tal. Pero mis problemas son, y también me exasperan Yo misma he subtitulado algunos retazos de las letras de un grupo sencillamente maravilloso.
Llévate su esperanza
Tira sus vidas por la borda
¡No les dejes nada dentro!
Cuando tú mismo has muerto
Cuando ya no queda más orgullo
Cuando tu alma está congelada,
¿Es eso suficiente?
Cuando tu corazón se ha roto
Una y mil veces
Con cada momento
¿Es eso suficiente?
Enough (Suficiente) Disturbed, 2008.
No hay explicación para mi situación,
Ahora, ¿por qué esta mierda continúa ocurriéndome a mí?
¡He aguantado mucho tiempo justo para dejarlo ir ahora!
¿me ayudará mi fuerza interior a salir adelante, de algún modo?
Desafiándo a la maldición que se ha apoderado de mí
Nunca me rendiré, nunca seré vencido.
The curse (La maldición) Disturbed, 2008
Llévate su esperanza
Tira sus vidas por la borda
¡No les dejes nada dentro!
Cuando tú mismo has muerto
Cuando ya no queda más orgullo
Cuando tu alma está congelada,
¿Es eso suficiente?
Cuando tu corazón se ha roto
Una y mil veces
Con cada momento
¿Es eso suficiente?
Enough (Suficiente) Disturbed, 2008.
No hay explicación para mi situación,
Ahora, ¿por qué esta mierda continúa ocurriéndome a mí?
¡He aguantado mucho tiempo justo para dejarlo ir ahora!
¿me ayudará mi fuerza interior a salir adelante, de algún modo?
Desafiándo a la maldición que se ha apoderado de mí
Nunca me rendiré, nunca seré vencido.
The curse (La maldición) Disturbed, 2008
sábado, 10 de noviembre de 2012
Et voilà...
La chica abrió los ojos bruscamente en la penumbra del cargado dormitorio. No podía recordar qué había soñado, ni qué la había arrancado de los brazos de Morfeo de aquel modo.
La muchacha se levantó a trompicones. Le latía la cabeza No puso ningún cuidado en mover la litera o despertar a alguien. Sin embargo, ninguno de sus hermanos mayores se movió. Tampoco la respiración pausada y tenue de su abuea materna se alteró.
Descalza y de puntillas, ella se alejó de la habitación. Cruzó el pequeño salón hasta una puerta corredera de cristal, que traqueteó débilmente al deslizarse por el marco. La joven se sentó junto a la barandilla de la terraza, en una de las sillas de plástico blanco.
Una fina línea blanquecina se distinguía entre el azul del cielo nocturno y el negro del mar. Nada se veía, y ella se entretuvo en escuchar el rugido del mar, la madrugada de su 15 cumpleaños.
Era la imagen de la serenidad. Con los ojos despiertos y fijos en el difuminado horizonte. El sol estaba saliendo temprano aquel seis de septiembre. La chica permanecía perfectamente quieta. Los rizos castaños caían perezosamente por sus hombros, derramándose por su espalda, aplastados por la almohada.
Era imposible saber en qué estaba pensando.
¿Siempre tenía que extrañar a alguien el día de su cumpleaños?
La muchacha se levantó a trompicones. Le latía la cabeza No puso ningún cuidado en mover la litera o despertar a alguien. Sin embargo, ninguno de sus hermanos mayores se movió. Tampoco la respiración pausada y tenue de su abuea materna se alteró.
Descalza y de puntillas, ella se alejó de la habitación. Cruzó el pequeño salón hasta una puerta corredera de cristal, que traqueteó débilmente al deslizarse por el marco. La joven se sentó junto a la barandilla de la terraza, en una de las sillas de plástico blanco.
Una fina línea blanquecina se distinguía entre el azul del cielo nocturno y el negro del mar. Nada se veía, y ella se entretuvo en escuchar el rugido del mar, la madrugada de su 15 cumpleaños.
Era la imagen de la serenidad. Con los ojos despiertos y fijos en el difuminado horizonte. El sol estaba saliendo temprano aquel seis de septiembre. La chica permanecía perfectamente quieta. Los rizos castaños caían perezosamente por sus hombros, derramándose por su espalda, aplastados por la almohada.
Era imposible saber en qué estaba pensando.
¿Siempre tenía que extrañar a alguien el día de su cumpleaños?
Chaos.
Extraído del diario que llevé durante mis vacaciones.
"¡Qué poco me ha durado el desenamoramiento! Aún no sé qué siento por ti, pero no voy a detallarlo, no voy a buscarle nombre, porque lo que para mí sea íntimo y complicado, a otro le parece una chorrada. Y hay ciertos pensamientos que quiero que sigan siendo solo míos; y quizá también sean tuyos si el tiempo y las circunstancias me son favorables..."
"...¿Y si me vuelve a pasar? Hmpf. Solo sé que no me eres indiferente y, y... cada día te extraño más y estoy más irascible, paso grna parte de la noche en vela mirando las tablas de la litera y buscando la voz de Kyuhyun en No Other. ¡Argh!
Mañana es mi cumpleaños..."
"¡Qué poco me ha durado el desenamoramiento! Aún no sé qué siento por ti, pero no voy a detallarlo, no voy a buscarle nombre, porque lo que para mí sea íntimo y complicado, a otro le parece una chorrada. Y hay ciertos pensamientos que quiero que sigan siendo solo míos; y quizá también sean tuyos si el tiempo y las circunstancias me son favorables..."
"...¿Y si me vuelve a pasar? Hmpf. Solo sé que no me eres indiferente y, y... cada día te extraño más y estoy más irascible, paso grna parte de la noche en vela mirando las tablas de la litera y buscando la voz de Kyuhyun en No Other. ¡Argh!
Mañana es mi cumpleaños..."
Holidays.
“Al dejar atrás el paseo marítimo y las desvencijadas tablas
de madera, me quito las chanclas negras de goma. La arena me hace cosquillas en
los pies. El aire huele a salitre.
Cuando me acerco a la orilla, dejo que el agua serpentee a la altura de mi tobillo. Está fría, pero yo la siento extrañamente cálida.
No es una playa caribeña, pero intuyo que te gustaría. Me hubiera gustado tenerte aquí, conmigo. Que el roce del viento sobre mi piel fueran tus manos. Que la cálida caricia del sol fuesen tus ojos.”
Cuando me acerco a la orilla, dejo que el agua serpentee a la altura de mi tobillo. Está fría, pero yo la siento extrañamente cálida.
No es una playa caribeña, pero intuyo que te gustaría. Me hubiera gustado tenerte aquí, conmigo. Que el roce del viento sobre mi piel fueran tus manos. Que la cálida caricia del sol fuesen tus ojos.”
Paseando, llego a una extensión rocosa, como un pequeño
acantilado que desciende desde la barandilla del paseo. Las olas baten furiosas
contra los pedruscos negros, y no creo que pueda cruzar, así que me instalo
cerca del mar, en la arena húmeda. El viento se disputa mi pelo, lanzándolo en
todas direcciones. Me hace cosquillas en el cuello, en los hombros, por la
espalda y el pecho. Me dificulta la visión...”
“...La playa me recuerda a ti. La marea baja, que deja grabada la silueta de las olas en la arena compacta. La puesta de sol reflejada en la superficie casi plateada del mar. Su olor....”
“...Es probable que jamás llegues a saber de la existencia de esto. Me recuerda un poco a un libro..., pero solo es que me siento sola y te echo de menos cada segundo.”
“...La playa me recuerda a ti. La marea baja, que deja grabada la silueta de las olas en la arena compacta. La puesta de sol reflejada en la superficie casi plateada del mar. Su olor....”
“...Es probable que jamás llegues a saber de la existencia de esto. Me recuerda un poco a un libro..., pero solo es que me siento sola y te echo de menos cada segundo.”
9.
Recuerdo aquella noche en que me preguntaste por qué me
interesaba por tu. Yo, muy pobremente, traté de explicártelo. Y desde entonces
he estado buscando un buen símil.
Hoy, al fin, lo he encontrado.
Imagina que el conjunto de mentes humanas son viviendas. Viviendas de todo tipo.
Hay gente que vive en chozas, que tiene castillos, gente con mansiones sin amueblar, personas que viven en casuchas con síndrome de diógenes. Habrá quien almacene porquerías y quien tenga un mobiliario moderno y en su justa medida. Personas que vivan en laberintos; que copien los muebles de sus vecinos...
Yo soy muy curiosa. Me atraen las casas solitarias e impenetrables. Me encanta asomarme a la ventana de las casas de otras personas. Normalmente, aunque haya quienes se quejen, con el tiempo me dejan pasar, aprenderme cada rincón..., y entonces pierden el interés.
Pero, ¿y tú? he tratado de atisbar el salón, divisar la cocina, otear las estancias. Me has descrito todos los rincones de tu mente, exhaustivamente.
Pero yo no estoy satisfecha. Porque lo que uno se esfuerza en pintar insignificante es porque resulta inmenso e interesante. Valioso y exclusivo.
Y de tanto escuchar sobre ella, de tanto mirarla y desearla..., he acabado por enamorarme de ella.
Quiero que sea mía.
¿Lo entiendes?
Hoy, al fin, lo he encontrado.
Imagina que el conjunto de mentes humanas son viviendas. Viviendas de todo tipo.
Hay gente que vive en chozas, que tiene castillos, gente con mansiones sin amueblar, personas que viven en casuchas con síndrome de diógenes. Habrá quien almacene porquerías y quien tenga un mobiliario moderno y en su justa medida. Personas que vivan en laberintos; que copien los muebles de sus vecinos...
Yo soy muy curiosa. Me atraen las casas solitarias e impenetrables. Me encanta asomarme a la ventana de las casas de otras personas. Normalmente, aunque haya quienes se quejen, con el tiempo me dejan pasar, aprenderme cada rincón..., y entonces pierden el interés.
Pero, ¿y tú? he tratado de atisbar el salón, divisar la cocina, otear las estancias. Me has descrito todos los rincones de tu mente, exhaustivamente.
Pero yo no estoy satisfecha. Porque lo que uno se esfuerza en pintar insignificante es porque resulta inmenso e interesante. Valioso y exclusivo.
Y de tanto escuchar sobre ella, de tanto mirarla y desearla..., he acabado por enamorarme de ella.
Quiero que sea mía.
¿Lo entiendes?
Is that enough?
-Es desgarrador, y yo no puedo más...-musité. ¿Cuánto he hablado yo así? Jamás he pensado siquiera en rendirme. Pero, por una vez, esperaba..., no sé, que me dijesen que tengo un motivo. Que me consolasen un poco.
-¿Y no sería más desgarrador que no estuviera a tu lado? ¡Tienes que ser fuerte!
No supe qué contestarle.
Es desgarrador el día a día. Ver cómo su salud cae en declive, cómo languidece, incapaz de luchar.
Es doloroso ver cómo vomita hasta el agua, con la única capacidad de sujetarle el pelo y murmurar torpes consuelos.
Ver cómo delira por la fiebre, pudiendo solo abrazarla para darle calor.
Que no puede enfocar la vista, porque no está realmente consciente.
Que pregunte quién eres tú, su propia hija.
Verla solo media hora al día.
Las pesadillas.
Es desgarrador saber que no va a vivir tanto como una persona sana y normal. Que se nos acaba la tregua.
Saber que sufre cada uno de los días de su vida y no poder hacer nada. Saber que no se queja. Que no rompe a llorar por no hacernos daño.
La angustia cuando su respiración y su latido bajan al subsuelo en el monitor.
Desgarra que no respire bien, y solo ver cómo boquea en busca de aire, como un pececillo en la arena.
Hay muchas cosas que desgarran y yo ni siquiera puedo derramar una lágrima frente a ella.
Pero en mi fuero interno yo soy consciente de lo egoísta que soy. Y de que prefiero que esté a mi lado, aunque sufra dolor, a que no lo esté. Y punto. Lo siento.
jueves, 8 de noviembre de 2012
Dedicada a mi Oppa Babo Eddie.
Ya no quiero más música. No podré disfrutar unos acordes
bonitos. No podré apreciar una voz bella.
¿Para qué quiero el tacto? Tampoco las caricias significan nada. Ni lo áspero o lo suave. Algo que araña, algo que hace cosquillas.
No necesitaré el olfato. No podré oler un perfume bello, una comida apetecible, siquiera una flor...
No necesito degustar nunca más. Dulces, salados, agrios, amargos, y mil de estridentes combinaciones.
¿La vista? El más superfluo de todos. No querré ver un paisaje bonito, las letras de un libro, siquiera una obra de arte. Ni un paisaje. Ni un rostro familiar.
No necesito nada de eso, porque has anulado todos mis sentidos.
Y solo quiero oír tu voz, sentir tu piel, observar esos ojos tan increíbles...
Los sentidos no tienen razón de ser si no son para percibirte.
¿Que qué quiero decir con toda esa parafernalia...? Que te has convertido en mi único punto fijo.
Te quiero
¿Para qué quiero el tacto? Tampoco las caricias significan nada. Ni lo áspero o lo suave. Algo que araña, algo que hace cosquillas.
No necesitaré el olfato. No podré oler un perfume bello, una comida apetecible, siquiera una flor...
No necesito degustar nunca más. Dulces, salados, agrios, amargos, y mil de estridentes combinaciones.
¿La vista? El más superfluo de todos. No querré ver un paisaje bonito, las letras de un libro, siquiera una obra de arte. Ni un paisaje. Ni un rostro familiar.
No necesito nada de eso, porque has anulado todos mis sentidos.
Y solo quiero oír tu voz, sentir tu piel, observar esos ojos tan increíbles...
Los sentidos no tienen razón de ser si no son para percibirte.
¿Que qué quiero decir con toda esa parafernalia...? Que te has convertido en mi único punto fijo.
Te quiero
Hasta una tonta como yo se da cuenta de que eres mi todo...
viernes, 2 de noviembre de 2012
Dhal Paeng Ee
La joven estaba en medio de un escenario. No la típica plataforma de los platós de MBC, SM, JYP, YG, MTV Korea..., no, estaba en un escenario, de verdad. Como en los premios anuales MAMA'. Y supo que estaba en Corea, porque desde la oscura sala, miles de ojos rasgados la miraban en silencio.
Todo le parecía muy negro. Los pesados cortinajes de lo que parecía un teatro. Los ojos que me contemplaban de hito en hito. Las butacas, la silenciosa multitud. El fulgurante suelo negro. El gigantesco piano de cola negro, y el esmoquin del intérprete. Pero el negro resultó, a sus ojos, un color cálido, envolvente. Como su desgastada colcha en invierno.
Iba a cantar una bonita balada, estaba claro. Más que ensayado. El vestido, azul oscuro, palabra de honor, se ceñía a su figura hasta las rodillas, donde caía laxo hacia el suelo. Toda la espalda iba al descubierto. El elegante moño hacía ver su cuerpo más estilizado, su cuello más largo, sus delgados hombros delicados y femeninos. Un discreto collar de brillantes adornaba la base de su cuello, y nada más.
En medio de aquella negrura, toda su piel relucía como plata bajo la suave iluminación.
¿Qué mejor regalo de cumpleaños que cantar en MAMA'?. Respiró hondo, caminando hacia el imponente instrumento. Con gracia, el natural balanceo de sus caderas la hacía ver inocente y atractiva de una forma que ella jamás hubiera percibido. En el aire latían expectación, celos, curiosidad y deseo.
Parecía tan segura de sí misma, que todos se sorprendieron de su sobresalto. Las notas que fluían de las manos del pianista no eran las de su canción. El público se percató de ello, preguntándose, ¿sería ella consciente? ¿Se trataba de un fallo de última hora?
Los elegantes dedos de la chica habían estado relajadamente apoyados en la lustrosa superficie del piano todo el tiempo. Se contrajeron, y ella se clavó la impecable manicura en las palmas de las manos. Conocía muy bien la canción.
Le temblaron las piernas. Dahl Paeng Ee.
A su mente acudió el flashback de su infancia, decenas de miles de veces cantando una de sus canciones preferidas. Que la hacía sonrojarse, reír y llorar a apartes iguales, miraba el rostro de su cantante más admirado y soñaba con cantarla juntos algún día.
¿Qué mejor regalo de cumpleaños que conocer a tu Idol, y cantar con él?
Y apareció Kyu Hyun. Vestido con un traje azul marino, a juego con el de ella. Su color favorito. Se le escapó una sonrisa al ver el rostro de la que todos aseguraban, era su mayor fan. Y comenzó a cantar. Disfrutó con la experiencia, porque aquello no era fanservice. Era cumplir un sueño. Los ojos de la chica, occidentales y ya de por sí grandes, se abrieron hasta ocupar casi todo su rostro. Parecía la niña que era, con tacones, un vestido bonito y mucho maquillaje.
El público contenía el aliento. Los dos chicos cantaban cada uno una estrofa, como si realmente se hubieran puesto de acuerdo, como si lo hubieran trabajado mil veces.
Y, allí arriba, ella temía caerse, o despertar, si se movía. Él avanzó lentamente, acunándola con esa dulce voz suya, que llevaba años envolviéndola como en un sueño. Él se situó lo bastante cerca como para entrelazar los dedos con los suyos, y un puñado de mariposas le alborotó la garganta.
¿Qué mejor regalo de cumpleaños que ver a tu sueño sonriendo?
Tuvo que apoyar la cabeza en su hombro, exhausta. Kyu, avergonzado, se reía entrecortadamente.
El público no lo había entendido todo, claro. Allí abajo solo había miles de personas, aplaudiendo, ignorantes de por qué la joven cantante que todos esperaban ver había roto a llorar de pronto.
Y aquí, esta tonta escritora ha estado soñando con su voz durante meses...
martes, 30 de octubre de 2012
Far and sad times.
Fingir es muy cansado. Agotador. No es algo a lo que puedas acostumbrarte. Ni siquiera yo. No puedo cambiar de cara a mi antojo. Estoy triste. Hace mucho que estoy triste. Y se me han agotado las vías de escape.
No tengo ni tiempos ni ganas para hablar con nadie sobre algo que no tiene siquiera un motivo. Tampoco puedo echarme a llorar, por muchos motivos. Nadie puede notármelo. También es agotador. Las lágrimas no siempre salen con la facilidad de antes, ¿sabéis? Se me forma un nudo en el pecho y no dejo de sollozar como una condenada. Pero a veces no llego a llorar.
¿Y escribirlo? Es lo que llevo meses y meses haciendo. Pero las cosas no son iguales, tampoco. No quiero que nadie lo lea, no quiero que nadie me pregunte absolutamente nada. Las historias se me han muerto dentro. ¿Lo notáis? Frases cortas, inconexas, frías y secantes. No, no las historias. Sino los propios sentimientos.
No sé ni como empezar. Esto es patético. Supongo que por lo que decía al principio.
Estoy muy cansada. De echarme a reír, de decir estupideces sin sentido, de escuchar las penas ajenas, abrazar a amigas llorosas, escuchar amoríos de otros. No me quejo de que no se me escuche, es lo último que busco. Pero esto es tan frustrante...
Estoy muy cansada de fingir que todo va bien. De salir con mis amigos. De mantener la buena cara. De ser amable. Cuando esa no soy yo. No soy pava e inocente. Soy la heavy chunga, la mala, la emo.
Y estoy harta de fingir que no le echo de menos. Que le he olvidado. De dudar si le amaba. Cuando siento que he perdido todo lo que amaba, todo lo que merecía la pena, cuando no hay un solo día que no le recuerde, busque los textos que le dedicaba y eche de menos quién era antes.
Las cosas no van mejor que hace unos meses. Le recuerdo al despertar, me trago las lágrimas que aparecen sin previo aviso, en medio de una clase de historia o de matemáticas. Sueño con él casi todos los días. Echo de menos recordar su nombre o nuestras conversaciones y sonreír.
Entonces, en días como hoy, en que la máscara se me desmorona y tengo que ajustármela, en días en que me escondo detrás de las puertas a llorar..., siempre cuento con ayuda
Con la inestimable sonrisa de cuatro personitas increíbles, que escuchan mis paridas, y también las pocas cosas coherentes que digo.
Y, por supuesto, mi familia. El único punto fijo de mi vida.
En útimo lugar, y no por ello el menos importante, Ed. Aunque no siempre esté de humor, él y su otra personalidad me alborotan el estómago, me sacan los colores y una enorme sonrisa.
¿Nunca he contado por qué estoy obsesionada con KyuHyun? Adelanto que es por este baboncio mío, por mi Eddie, mi oppa, pero no diré por qué.
Y cada vez que escucho su voz, lloro y sonrío, y muero y me derrito, porque me tiene un poquito muy enamorá...
jueves, 30 de agosto de 2012
Aunque te diga adiós.
Mis ojos estudian las formas irregulares que se forman en el techo rugoso. No consigo quedarme dormida. Alzando mis auriculares y el mp5, que está sobre un cojín en el suelo, cargando, e inicio el reproductor de música, Zimly. Pulso el play de la canción en que me había quedado.
You and I, de Park Bom. La carpeta de música coreana sigue activada de forma perenne.
"Aunque te diga adiós..." me sé la traducción de memoria "...tú eres todo mi mundo". Qué bien me va la letra, ¿hm?
"Esta noche, detrás de tus ojos y tu sonrisa, puedo ver el dolor que te he causado". En mi cabeza, canto el principio de forma mecánica. Casi a la vez, lo voy traduciendo. No puedo dormir sin música, y mi padre me riñe, porque siempre dice que no dejo descansar mis neuronas. No duermo con el mp5 en la mano toda la noche, claro. Cuando me percato de que hay trozos de la canción que no recuerdo haber escuchado, suele ser porque me he quedado dormida ese fragmento, quizás un minuto, quizás cuarenta segundos. Es entonces cuando me quito los cascos, los cuelgo y me rindo al sueño.
Pero esta es la tercera noche consecutiva que no hablo con él, con Eddie. Le echo mucho de menos. Y a su rol, claro. En mi fuero interno lo reconozco, reconozco que me gusta. Pero no le doy tanta importancia como requiere. También fantaseo con mis esperadísimas vacaciones. Piscina, césped, siestas, coquinas, paseos, tardes de pesca, agua fría, arena blanca. Sin internet. Mi familia, mi música, mis libros, mi cuaderno y mi mente. Quince días al año para purgar el desconcierto, la maraña de dudas que asolan mi cerebro a cada instante.
Quince días sin Eddie...
Por algún motivo, como siempre, You and I me hace llorar. Me trago un sollozo y salgo a la terraza para no despertar a mi hermana.
Aunque te diga adiós, mi mundo eres solo tú.
Recuerdo una noche en concreto. Mirábamos al cielo. Tomábamos helado juntos. Yo señalé una estrella fugaz. Le pregunté qué pediría, si pudiese tener lo que fuera. "A ti" fue su respuesta. No era verdad, claro, pero quedaba muy bonita en aquel momento. Aspiro una densa bocanada de aire húmedo y caliente. "Ya soy tuya" Le dije yo. Tampoco era cierto, obviamente. Pero era la respuesta ideal, en aquella situación. Mi corazón redobló su ritmo, y yo me lo tomé todo como si fuese verdad. Como si él me quisiera y yo fuese suya. Pero es hora de decir adiós a los recuerdos, me parece, es momento de dejar que las heridas sanen y se cierren, aunque dejen su marca, como toda herida profunda. Ahora tengo unas manos nuevas, un par de ojos verdes distintos que me sacan adelante. Una piel morena, unas manos fuertes, un rostro bonito. Sus ojos son verdes, sí, pero no se parecen nada a los de mi fantasma. No son del color de las esmeraldas, de un parque en julio. Son más oscuros, con un círculo color avellana alrededor de la pupila. Más grandes y cálidos. Más similares al musgo que a las hojas de un árbol a contraluz.
Ese cuerpecito menudo y cálido me envuelve, me protege. Me sostiene. Me lleva de la mano a través de la oscuridad.
Quiere conducirme hacia la luz, enseñarme un sitio en el que hasta yo pueda decirle adiós a él y a mis recuerdos...
...aunque hayan sido todo mi mundo.
Por último, aquí dejo un enlace para la canción "You and I" de la cantante Bommie Park, mi Idol. Considero que tanto la letra, como el vídeo y la propia canción son preciosos, y me han hecho llorar más de una vez. Por supuesto, añado subtítulos en español, que el coreano no es muy común ♥
You and I, de Park Bom. La carpeta de música coreana sigue activada de forma perenne.
"Aunque te diga adiós..." me sé la traducción de memoria "...tú eres todo mi mundo". Qué bien me va la letra, ¿hm?
"Esta noche, detrás de tus ojos y tu sonrisa, puedo ver el dolor que te he causado". En mi cabeza, canto el principio de forma mecánica. Casi a la vez, lo voy traduciendo. No puedo dormir sin música, y mi padre me riñe, porque siempre dice que no dejo descansar mis neuronas. No duermo con el mp5 en la mano toda la noche, claro. Cuando me percato de que hay trozos de la canción que no recuerdo haber escuchado, suele ser porque me he quedado dormida ese fragmento, quizás un minuto, quizás cuarenta segundos. Es entonces cuando me quito los cascos, los cuelgo y me rindo al sueño.
Pero esta es la tercera noche consecutiva que no hablo con él, con Eddie. Le echo mucho de menos. Y a su rol, claro. En mi fuero interno lo reconozco, reconozco que me gusta. Pero no le doy tanta importancia como requiere. También fantaseo con mis esperadísimas vacaciones. Piscina, césped, siestas, coquinas, paseos, tardes de pesca, agua fría, arena blanca. Sin internet. Mi familia, mi música, mis libros, mi cuaderno y mi mente. Quince días al año para purgar el desconcierto, la maraña de dudas que asolan mi cerebro a cada instante.
Quince días sin Eddie...
Por algún motivo, como siempre, You and I me hace llorar. Me trago un sollozo y salgo a la terraza para no despertar a mi hermana.
Aunque te diga adiós, mi mundo eres solo tú.
Recuerdo una noche en concreto. Mirábamos al cielo. Tomábamos helado juntos. Yo señalé una estrella fugaz. Le pregunté qué pediría, si pudiese tener lo que fuera. "A ti" fue su respuesta. No era verdad, claro, pero quedaba muy bonita en aquel momento. Aspiro una densa bocanada de aire húmedo y caliente. "Ya soy tuya" Le dije yo. Tampoco era cierto, obviamente. Pero era la respuesta ideal, en aquella situación. Mi corazón redobló su ritmo, y yo me lo tomé todo como si fuese verdad. Como si él me quisiera y yo fuese suya. Pero es hora de decir adiós a los recuerdos, me parece, es momento de dejar que las heridas sanen y se cierren, aunque dejen su marca, como toda herida profunda. Ahora tengo unas manos nuevas, un par de ojos verdes distintos que me sacan adelante. Una piel morena, unas manos fuertes, un rostro bonito. Sus ojos son verdes, sí, pero no se parecen nada a los de mi fantasma. No son del color de las esmeraldas, de un parque en julio. Son más oscuros, con un círculo color avellana alrededor de la pupila. Más grandes y cálidos. Más similares al musgo que a las hojas de un árbol a contraluz.
Ese cuerpecito menudo y cálido me envuelve, me protege. Me sostiene. Me lleva de la mano a través de la oscuridad.
Quiere conducirme hacia la luz, enseñarme un sitio en el que hasta yo pueda decirle adiós a él y a mis recuerdos...
...aunque hayan sido todo mi mundo.
Por último, aquí dejo un enlace para la canción "You and I" de la cantante Bommie Park, mi Idol. Considero que tanto la letra, como el vídeo y la propia canción son preciosos, y me han hecho llorar más de una vez. Por supuesto, añado subtítulos en español, que el coreano no es muy común ♥
miércoles, 29 de agosto de 2012
Una ojeada a mi mente.
Ay. Qué dolor de espalda.
Me removí, incómoda, en el sillón verde. Extraje la banquetita de abajo, dejé las manoletinas a un lado y puse los pies sobre ella. Mejor. Así podría rodearme las piernas con los brazos.
Papá, mamá y la abuela están hablando. Siempre le dan mil vueltas a los mismos temas. La familia. Quién dijo qué, quién ha hecho esto, quién ha causado lo otro. Luego, política. Parece que acaban de darse cuenta de que todo seguirá siendo una puta mierda, mientras que yo lo tengo claro desde que se declaró oficialmente la crisis económica.
Me toqué discretamente el bolsillo de los vaqueros. Los auriculares seguían colgados en mi cuello, y cuando subí el volumen, me llegó nítidamente la música. Nadie más podría oírla.
Me acomodé, con el libro entre las piernas, y fingí que leía. En realidad me lo sé de memoria, y estaba relativamente aburrida. Prefería casi dejarme arrastrar por mis pensamientos.
Lo primero que viene a mi cabeza, como solía ocurrir, es Dani. Mi antiguo amor. Se me escapó un suspiro. Me gustaba pensar que un día de verano, simplemente aparecería delante de mi puerta..., o me lo encontraría, despistado, en la calle, buscándome. Pero resulta que no. Me odia. Me guarda tanto rencor como yo a él en mis momentos de enfado. Después de lo que sufrí y me lo curré, y todo fue para nada...¿Qué es un minuto de felicidad al lado de cinco minutos de dolor? No, no lo quiero. No quiero eso para mí.
Luego mi mente vaga por los recientes acontecimientos. Ézhor...Gyu...Ed. Está bien que sea capaz de mirar un poquito hacia adelante.
Pero...
Estoy aterrorizada. Para qué decir que no.
De cualquier modo yo no podía optar por la opción fácil. Ézhor, que me busca, es bueno conmigo y no me es indiferente. Y nos conocemos en persona.
No. Precisamente el ex novio de mi mejor amiga, que vive en una isla.
Te has lucido, Cristina.
Suspiré, pasando la página. Mi hermano me miró una milésima de segundo y se sentó en el banquito verde. Yo comencé a acariciarle el pelo distraídamente, rascando, como a él le gusta. Con la sien apoyada en la pared de yeso pesado del hospital. La sombra trepaba por las baldosas, ganándole terreno a la luz.
Me estremecí. La oscuridad comenzaba a subir por la cama blanca. Mordía los prominentes huesos de mi madre, que con su palidez cerosa, ya respiraba con dificultad. La fiebre le subía a horas irregulares.
Yo temo a las sombras. Significa que mi abuela se pondrá nerviosa. Querrá irse. Y yo no veré más a mamá hasta mañana por la tarde. Volveré a casa con mi padre y mi hermano. Todo estará apagado...vacío..., en cierto modo, muy frío...Cenaremos algo rápido y me quedaré sola en el salón, escuchando canciones tristes y autocompadeciéndome. Es lo único que sé hacer.
Anoche no pude hablar casi nada con Gyu. Le extraño, pero es una sensación rara, como si solo le echase de menos a medias. Una parte de mí. Bommie, no yo, es la que le echa de menos. Por culpa del Tuenti Rol soy más feliz, sí, pero tampoco soy capaz de despegarme de la pantalla cinco minutos. Mis Gyuhyuns. Mis Jessicas. Mi sooyoung. Mi Sungmin. Mis DongHaes...Y...mi Chunji...
Respiré hondo. En realidad tenía muchas ganas de esas vacaciones. Falta solo una semana para mi cumpleaños. Es como si una barrera invisible separase los catorce de los quince, y a éstos de los dieciséis años. Con catorce eres un niño. Pero con quince, una mujercita. Lo sé, lo he comprobado.
Echo de menos a mis amigos. Me he perdido un cumpleaños y un par de quedadas, y otras tantas que voy a saltarme mientras esté de vacaciones. Hace mucho que no ensayo el baile de Diciembre y todavía no lo he practicado con el vestido, y mucho menos ESOS zapatos. Encima vamos a cantar nosotros mismos. Las voces de los cantantes serán nuestro apoyo y no al revés. En Coreano. ¿Me meto en todos los charcos habidos y por haber? Mejor lo dejo como una pregunta retórica.
Mis ojos peinaron una línea "...El silencio no es entorno natural para las historias..." y quedaron atrapados en la lectura durante unos minutos más.
Unos golpecitos en mi hombro.
Levanté la mirada, aturdida, con esa pregunta en el semblante. "¿Ya?" Y papá asintió. Me puse en pie, y me crujieron todas las articulaciones. El aire acondicionado estaba fuerte y me daba directamente. La piel estaba pálida, como siempre, y muy fría. Los pies, el hombro al descubierto, el pecho, los brazos, la cara... Me estiré, y mi hermano me hizo cosquillas en la barriguita.
-...Bueno, pues nos vamos a ir ya.-estaba diciendo mi abuela.
Bufé, contemplando la posición del sol sobre el azul deslavado del cielo. Deberían ser las nueve. Metí mi libro en el bolso negro y bajé la música de nuevo. Aquí no ha pasado nada.
Luego me incliné sobre mi madre y la envolví en un abrazo suave. Sentí el trabajoso vaivén de sus costillas y besé inclansablemente sus chupadas mejillas, devolviéndole a aquellos ojos negros una mirada que quería expresar lo mucho que la echaba de menos cada segundo. No me permití emocionarme. No me permití una sola lágrima. Nadie había seguido allí la línea de mis pensamientos, no entenderían por qué de buenas a primeras me echo a llorar.
Cabe la opción de que se riesen. "Tú lloras por todo" me los imagino diciendo.
Sí. ¿Y?
Pero ella estaba peor. Cansada, dolorida, al límite. Yo debía ser fuerte y darle ánimos, como me dijeron el día de la operación. Hemos pasado por muchas, y peores. ¿Eso quita que me duela? Fue un día tenso. Feliz cumpleaños, papá. Nuestra broma sarcástica privada. Dieciséis de agosto. Justo mi aniversario, ahora que lo pienso. Un día maldito.
Salí de la helada habitación. Por supuesto, no iba a quejarme de frío. Lo prefiero mil veces. Llamé al ascensor y los cuatro bajamos al aparcamiento del mortuorio. Qué mal rollete.
Mi abuela eligió ir con mi hermano. Eso estaba bien. Mi padre ponía la radio y hablaba poco.
Ya en el vehículo, abrimos las ventanillas. Mi padre aceleró, y las fuertes rachas de viento se pelearon por llevarse mi cabello en todas direcciones.
Yo estudiaba la línea anaranjada del horizonte, que comenzaba a diluirse en aquel azul acuoso propio del primer anochecer. Observé detenidamente mi reflejo en el retrovisor, tratando de ser objetiva. ¿Era una chica fea? Mis ojos no son grandes ni pequeños. Son castaños, cambian de color con la luz, como todos los ojos. Tengo las pestañas largas y una forma bonita. Mi nariz no es grande, ni tiene una curva fea. No tengo mucho pómulo, ni la cara plana. Es redondita. Mis labios son finos, mi boca pequeña, mis cejas bonitas. Tampoco tengo una frente muy grande. Mi cabello es liso en la raíz, se va ondulando hasta el final, donde se riza en grandes tirabuzones con las puntas rubias, en gran medida gracias a un antiguo tinte. ¿Soy una chica fea? Alta para mi edad. De constitución fuerte. Manos estilizadas, tobillos finos, poca cadera y mucha cintura. Buen culo, según mi hermano, cuerpo proporcionado. ¿Y mi carácter? Soy extraña hasta para ser mujer. Caprichosa, sí. Un poco malhumorada. Pero también soy sociable y tenaz. ¿Qué falló? Suspiré. Es algo que nunca llegaría a entender. ¿Por qué le echaré tanto de menos? De nuevo, una confusión total. Se me forma un nudo de angustia en el pecho cuando me acuerdo de él, aunque lo asocie con una extraña irritación. Rabia. Como si no me cayese bien. Pero yo estaba enamorada de él, ¿verdad?
"Sí, pero ya no" Dice una vocecilla maliciosa en mi cabeza. Y otro rostro, ojo par de ojos verdes bien distintos a su mirada esmeralda, unos más cálidos y bonitos, interfieren con mis pensamientos...
Me removí, incómoda, en el sillón verde. Extraje la banquetita de abajo, dejé las manoletinas a un lado y puse los pies sobre ella. Mejor. Así podría rodearme las piernas con los brazos.
Papá, mamá y la abuela están hablando. Siempre le dan mil vueltas a los mismos temas. La familia. Quién dijo qué, quién ha hecho esto, quién ha causado lo otro. Luego, política. Parece que acaban de darse cuenta de que todo seguirá siendo una puta mierda, mientras que yo lo tengo claro desde que se declaró oficialmente la crisis económica.
Me toqué discretamente el bolsillo de los vaqueros. Los auriculares seguían colgados en mi cuello, y cuando subí el volumen, me llegó nítidamente la música. Nadie más podría oírla.
Me acomodé, con el libro entre las piernas, y fingí que leía. En realidad me lo sé de memoria, y estaba relativamente aburrida. Prefería casi dejarme arrastrar por mis pensamientos.
Lo primero que viene a mi cabeza, como solía ocurrir, es Dani. Mi antiguo amor. Se me escapó un suspiro. Me gustaba pensar que un día de verano, simplemente aparecería delante de mi puerta..., o me lo encontraría, despistado, en la calle, buscándome. Pero resulta que no. Me odia. Me guarda tanto rencor como yo a él en mis momentos de enfado. Después de lo que sufrí y me lo curré, y todo fue para nada...¿Qué es un minuto de felicidad al lado de cinco minutos de dolor? No, no lo quiero. No quiero eso para mí.
Luego mi mente vaga por los recientes acontecimientos. Ézhor...Gyu...Ed. Está bien que sea capaz de mirar un poquito hacia adelante.
Pero...
Estoy aterrorizada. Para qué decir que no.
De cualquier modo yo no podía optar por la opción fácil. Ézhor, que me busca, es bueno conmigo y no me es indiferente. Y nos conocemos en persona.
No. Precisamente el ex novio de mi mejor amiga, que vive en una isla.
Te has lucido, Cristina.
Suspiré, pasando la página. Mi hermano me miró una milésima de segundo y se sentó en el banquito verde. Yo comencé a acariciarle el pelo distraídamente, rascando, como a él le gusta. Con la sien apoyada en la pared de yeso pesado del hospital. La sombra trepaba por las baldosas, ganándole terreno a la luz.
Me estremecí. La oscuridad comenzaba a subir por la cama blanca. Mordía los prominentes huesos de mi madre, que con su palidez cerosa, ya respiraba con dificultad. La fiebre le subía a horas irregulares.
Yo temo a las sombras. Significa que mi abuela se pondrá nerviosa. Querrá irse. Y yo no veré más a mamá hasta mañana por la tarde. Volveré a casa con mi padre y mi hermano. Todo estará apagado...vacío..., en cierto modo, muy frío...Cenaremos algo rápido y me quedaré sola en el salón, escuchando canciones tristes y autocompadeciéndome. Es lo único que sé hacer.
Anoche no pude hablar casi nada con Gyu. Le extraño, pero es una sensación rara, como si solo le echase de menos a medias. Una parte de mí. Bommie, no yo, es la que le echa de menos. Por culpa del Tuenti Rol soy más feliz, sí, pero tampoco soy capaz de despegarme de la pantalla cinco minutos. Mis Gyuhyuns. Mis Jessicas. Mi sooyoung. Mi Sungmin. Mis DongHaes...Y...mi Chunji...
Respiré hondo. En realidad tenía muchas ganas de esas vacaciones. Falta solo una semana para mi cumpleaños. Es como si una barrera invisible separase los catorce de los quince, y a éstos de los dieciséis años. Con catorce eres un niño. Pero con quince, una mujercita. Lo sé, lo he comprobado.
Echo de menos a mis amigos. Me he perdido un cumpleaños y un par de quedadas, y otras tantas que voy a saltarme mientras esté de vacaciones. Hace mucho que no ensayo el baile de Diciembre y todavía no lo he practicado con el vestido, y mucho menos ESOS zapatos. Encima vamos a cantar nosotros mismos. Las voces de los cantantes serán nuestro apoyo y no al revés. En Coreano. ¿Me meto en todos los charcos habidos y por haber? Mejor lo dejo como una pregunta retórica.
Mis ojos peinaron una línea "...El silencio no es entorno natural para las historias..." y quedaron atrapados en la lectura durante unos minutos más.
Unos golpecitos en mi hombro.
Levanté la mirada, aturdida, con esa pregunta en el semblante. "¿Ya?" Y papá asintió. Me puse en pie, y me crujieron todas las articulaciones. El aire acondicionado estaba fuerte y me daba directamente. La piel estaba pálida, como siempre, y muy fría. Los pies, el hombro al descubierto, el pecho, los brazos, la cara... Me estiré, y mi hermano me hizo cosquillas en la barriguita.
-...Bueno, pues nos vamos a ir ya.-estaba diciendo mi abuela.
Bufé, contemplando la posición del sol sobre el azul deslavado del cielo. Deberían ser las nueve. Metí mi libro en el bolso negro y bajé la música de nuevo. Aquí no ha pasado nada.
Luego me incliné sobre mi madre y la envolví en un abrazo suave. Sentí el trabajoso vaivén de sus costillas y besé inclansablemente sus chupadas mejillas, devolviéndole a aquellos ojos negros una mirada que quería expresar lo mucho que la echaba de menos cada segundo. No me permití emocionarme. No me permití una sola lágrima. Nadie había seguido allí la línea de mis pensamientos, no entenderían por qué de buenas a primeras me echo a llorar.
Cabe la opción de que se riesen. "Tú lloras por todo" me los imagino diciendo.
Sí. ¿Y?
Pero ella estaba peor. Cansada, dolorida, al límite. Yo debía ser fuerte y darle ánimos, como me dijeron el día de la operación. Hemos pasado por muchas, y peores. ¿Eso quita que me duela? Fue un día tenso. Feliz cumpleaños, papá. Nuestra broma sarcástica privada. Dieciséis de agosto. Justo mi aniversario, ahora que lo pienso. Un día maldito.
Salí de la helada habitación. Por supuesto, no iba a quejarme de frío. Lo prefiero mil veces. Llamé al ascensor y los cuatro bajamos al aparcamiento del mortuorio. Qué mal rollete.
Mi abuela eligió ir con mi hermano. Eso estaba bien. Mi padre ponía la radio y hablaba poco.
Ya en el vehículo, abrimos las ventanillas. Mi padre aceleró, y las fuertes rachas de viento se pelearon por llevarse mi cabello en todas direcciones.
Yo estudiaba la línea anaranjada del horizonte, que comenzaba a diluirse en aquel azul acuoso propio del primer anochecer. Observé detenidamente mi reflejo en el retrovisor, tratando de ser objetiva. ¿Era una chica fea? Mis ojos no son grandes ni pequeños. Son castaños, cambian de color con la luz, como todos los ojos. Tengo las pestañas largas y una forma bonita. Mi nariz no es grande, ni tiene una curva fea. No tengo mucho pómulo, ni la cara plana. Es redondita. Mis labios son finos, mi boca pequeña, mis cejas bonitas. Tampoco tengo una frente muy grande. Mi cabello es liso en la raíz, se va ondulando hasta el final, donde se riza en grandes tirabuzones con las puntas rubias, en gran medida gracias a un antiguo tinte. ¿Soy una chica fea? Alta para mi edad. De constitución fuerte. Manos estilizadas, tobillos finos, poca cadera y mucha cintura. Buen culo, según mi hermano, cuerpo proporcionado. ¿Y mi carácter? Soy extraña hasta para ser mujer. Caprichosa, sí. Un poco malhumorada. Pero también soy sociable y tenaz. ¿Qué falló? Suspiré. Es algo que nunca llegaría a entender. ¿Por qué le echaré tanto de menos? De nuevo, una confusión total. Se me forma un nudo de angustia en el pecho cuando me acuerdo de él, aunque lo asocie con una extraña irritación. Rabia. Como si no me cayese bien. Pero yo estaba enamorada de él, ¿verdad?
"Sí, pero ya no" Dice una vocecilla maliciosa en mi cabeza. Y otro rostro, ojo par de ojos verdes bien distintos a su mirada esmeralda, unos más cálidos y bonitos, interfieren con mis pensamientos...
lunes, 20 de agosto de 2012
21 Days without writting.
t have past 21 days without updating my blog. I'll be writting this in english because I need to say it but I prefer to do this in relative secret. I feel so fuc**** stupid, because a lot of reasons. After creating again my Tuenti Rol, I have felt more alive, happiest, better, stronger and more optimist. Is it bad? Yeeeeeeeees. I continue putting my feelings and emotions inside those social networks. They will hurt me in time. You'll see it. I am sure because...I have fell in love again. In love with the ex-boyfriend of my best friend. Am I horrible? yeeeeeees. Easy. I have left back a rotten relationship from a year and a half. SHIT. But I'm not sure yet. My user is obsessed again with Korean music. I started again with 2NE1...later, SNSD, f(x)...and boy-bands, as they call it. I started with B2AST, and after days crying because of sad lyrics, I continued dancing rythms from SHINee. I know everything about the band and his singers and dancers, specially my favourites, like Min-ho and Taemin, who are the cutest. Yeah, really, I feel better...Until I "discovered" again Super Junior. At the same time I was dancing their last single "Sexy, free and single", I was talking all the time with the user of my best friend's ex boyfriend. He gave me his real social network, and now we talk all day and all night as Eddie with Cris and Gyu with Bom, my idol. I did a montage with our photos, he commented in my entries, me talked and talked....hours and hours smiling at the computer...He's serious with his things, just an adult a bit fanciful. The problem is that I have to get an airplane or a ship to see him, cause' he lives in Canary Islands. And, obviously, this is bad because my best friend still loves him. This smell like shit. This is the beginning and just is hurting me, is difficult and I'm so scared of the love and of the world. Will I erase him? Probably. I can't keep crying no more. I have lots of problems yet, thank you. It's dangerous cause' I'm convinced my hatred of him.
However...I'm so obsesed with his idol, Kyuhyun. I don't really think that he's awesome and sexy. I don't mind. But, don't know why...I have a folder called "My obssesion~Not JS, just Kyuhyun", a folder which I see every day, photos of him as my wallpapers, in my computer and mobile phone...I'm so insane...
However...I'm so obsesed with his idol, Kyuhyun. I don't really think that he's awesome and sexy. I don't mind. But, don't know why...I have a folder called "My obssesion~Not JS, just Kyuhyun", a folder which I see every day, photos of him as my wallpapers, in my computer and mobile phone...I'm so insane...
miércoles, 1 de agosto de 2012
Qué de tiempo :)
(Junio de 2011)
Me quedé dormida en cuestión de segundos, y soñé:
Aquella ciudad me era desconocida. Era muy bella, sin duda, pero yo estaba allí por una razón en concreto. Contemplé los altos edificios de colores mustios, el cielo celeste e infinito, el sol brillar sobre mi cabeza. Los jóvenes se congregaban en bancos, en la playa, o en torno a una fuente. Aquello no era tan distinto de Sevilla...
En pleno invierno, yo llevaba una chaqueta negra, bastante cómoda, mi palestino morado, mis pitilos desgastados y rotos y mis converses. Introduje la mano izquierda en el bolsillo de la chaqueta, y con la derecha desbloqueé mi teléfono móvil, un Samsung SH-380V mientras me encaminaba a la playa. Encontré el número que buscaba con facilidad, el único que permanecía en Favoritos. Me llevé el teléfono a la oreja y aguardé.
-¿Diga?-contestó una voz amodorrada
-Hmmmm...¿No me digas que te he despertado?
No pude contener la risa, y una carcajada de alzó, exuberante, al cielo.
-¿Qué va!-dijo. Se había espabilado ya, ¿Me habría reconocido?-¿Qué te pasa? ¿Dónde estás?
-No tengo mucho tiempo. No quiero dar detalles. Estaré en la playa, esperándote. Ciao.
-¡¡Espera!!- interrumpió-¿Cómo sabré...?
-No te preocupes, me encontrarás
Reí de nuevo, imprimiendo en mi voz un gracioso tono premonitorio, y guardé el móvil.
Me quité las converses sin apartar la vista de la playa. La arena era increíblemente blanca, y el mar encrespado estaba, a todas luces, muy frío. Paseé por la orilla, siendo acariciada por el agua, cristalina como ninguna. Dejé atrás, en un punto al azar, mis All Star y mi chaqueta. Ahora sólo me quedaba esperar a que él barriera con sus ojos verdes la orilla y me encontrara, con mi camiseta A7X. Sólo entonces me dio por preocuparme de mi aspecto. Qué estúpido, como si no me hubiera visto antes...en fotos, claro. Me palpé la trenza, y retortijón de nervios me arrancó una mueca. Le di la espalda a la playa, contemplando el océano, allá donde parecía unirse con el cielo. Respiré hondo y canté una melodía al azar, la primera que vino a mi mente. Dulce locura.
Con los ojos cerrados, sentí un par de brazos apretándome contra un cuerpo cálido y esbelto. Una voz más grave continuó la canción conmigo, y pude adivinar una sonrisa en su tono.
Sentí su barbilla en mi hombro.
-Pensé que no ibas a aparecer nunca-musité
-Nunca es mucho tiempo-repuso, sin perder el gesto.
Le di la espalda a la playa para mirar a los ojos más bonitos que había visto en mi vida. Mi corazón imitaba un redoble de tambor, ponía un ritmo para nosotros dos.
Llevó su mano a mi mejilla. Qué cálido..
-Te quiero-le dije.
Me puse de puntillas, y entonces...
...Entonces me desperté. Y me cagué en los muertos del despertador, eso también
Me quedé dormida en cuestión de segundos, y soñé:
Aquella ciudad me era desconocida. Era muy bella, sin duda, pero yo estaba allí por una razón en concreto. Contemplé los altos edificios de colores mustios, el cielo celeste e infinito, el sol brillar sobre mi cabeza. Los jóvenes se congregaban en bancos, en la playa, o en torno a una fuente. Aquello no era tan distinto de Sevilla...
En pleno invierno, yo llevaba una chaqueta negra, bastante cómoda, mi palestino morado, mis pitilos desgastados y rotos y mis converses. Introduje la mano izquierda en el bolsillo de la chaqueta, y con la derecha desbloqueé mi teléfono móvil, un Samsung SH-380V mientras me encaminaba a la playa. Encontré el número que buscaba con facilidad, el único que permanecía en Favoritos. Me llevé el teléfono a la oreja y aguardé.
-¿Diga?-contestó una voz amodorrada
-Hmmmm...¿No me digas que te he despertado?
No pude contener la risa, y una carcajada de alzó, exuberante, al cielo.
-¿Qué va!-dijo. Se había espabilado ya, ¿Me habría reconocido?-¿Qué te pasa? ¿Dónde estás?
-No tengo mucho tiempo. No quiero dar detalles. Estaré en la playa, esperándote. Ciao.
-¡¡Espera!!- interrumpió-¿Cómo sabré...?
-No te preocupes, me encontrarás
Reí de nuevo, imprimiendo en mi voz un gracioso tono premonitorio, y guardé el móvil.
Me quité las converses sin apartar la vista de la playa. La arena era increíblemente blanca, y el mar encrespado estaba, a todas luces, muy frío. Paseé por la orilla, siendo acariciada por el agua, cristalina como ninguna. Dejé atrás, en un punto al azar, mis All Star y mi chaqueta. Ahora sólo me quedaba esperar a que él barriera con sus ojos verdes la orilla y me encontrara, con mi camiseta A7X. Sólo entonces me dio por preocuparme de mi aspecto. Qué estúpido, como si no me hubiera visto antes...en fotos, claro. Me palpé la trenza, y retortijón de nervios me arrancó una mueca. Le di la espalda a la playa, contemplando el océano, allá donde parecía unirse con el cielo. Respiré hondo y canté una melodía al azar, la primera que vino a mi mente. Dulce locura.
Con los ojos cerrados, sentí un par de brazos apretándome contra un cuerpo cálido y esbelto. Una voz más grave continuó la canción conmigo, y pude adivinar una sonrisa en su tono.
Sentí su barbilla en mi hombro.
-Pensé que no ibas a aparecer nunca-musité
-Nunca es mucho tiempo-repuso, sin perder el gesto.
Le di la espalda a la playa para mirar a los ojos más bonitos que había visto en mi vida. Mi corazón imitaba un redoble de tambor, ponía un ritmo para nosotros dos.
Llevó su mano a mi mejilla. Qué cálido..
-Te quiero-le dije.
Me puse de puntillas, y entonces...
...Entonces me desperté. Y me cagué en los muertos del despertador, eso también
First.
Recuerdo maravillosamente la primera vez que hablé contigo. Fue un no parar. Creo que cayó en Martes. Un 17 de Mayo, y parece que fue hace años...
A la hora del recreo, mi estómago no era más que una masa irregular de intestinos y órganos. No habría podido desayunar ni de haber querido. El primer recreo, entre Naturales y Tecnología.
Recuerdo que llevaba el pelo recogido en una trenza, cuyo extremo apenas rozaba mi nuca. Los rizos sueltos, que eran muchos, me hacían cosquillas en la cara. Y que lucía mis pantalones piratas, con una camiseta de media manga negra, decorada con guitarras, notas musicales y detalles en negro y rojo. Y unas manoletinas con un lazo en la punta. Puedo recordar hasta el color de mi gomilla del pelo.
También recuerdo que me alejé de mi grupo so pretexto de conectar mi reproductor al altavoz pequeño y rojo. Incluso puedo vislumbrar la canción en la pantallita celeste. Afterlife. Me había enamorado de ella.
-Al final, ¿Quedamos el viernes o no?
-No te enteras, coño. EL SÁ-BA-DO
-Aaah, perdón.
-Nos haremos muchas fotos, ¿no?
-Claro, pero tienes que subirlas, Naya, que nos conocemos.
-¡Si al final las subo!
-¡Dos meses tarde! Todavía faltan algunas del País Vasco
Las voces se desvanecieron en un murmullo de fondo. Yo, sentada sobre el descascarillado poyete naranja, a la sombra de la morera, luchaba mi propia batalla. ¿Y si está dormido? Solo son las diez. A lo mejor está ocupado. O Puede que no me lo coja. Y si lo hace, ¿Qué le digo?
El corazón me tamborileaba en el pecho al ritmo de la música. No tuve la necesidad de buscar su número en la agenda. Aunque no le había llamado, todo por la estúpida indecisión, me lo sabía de memoria.
Dos timbrazos.
-¿...Diga?
Al otro lado, me contestó la voz más dulce y maravillosa que he oído nunca. Una voz un tanto desorientada.
Eso me dio valentía, como si tuviera una pequeña ventaja.
-Hola, canijo. ¿Te he despertado?
A la hora del recreo, mi estómago no era más que una masa irregular de intestinos y órganos. No habría podido desayunar ni de haber querido. El primer recreo, entre Naturales y Tecnología.
Recuerdo que llevaba el pelo recogido en una trenza, cuyo extremo apenas rozaba mi nuca. Los rizos sueltos, que eran muchos, me hacían cosquillas en la cara. Y que lucía mis pantalones piratas, con una camiseta de media manga negra, decorada con guitarras, notas musicales y detalles en negro y rojo. Y unas manoletinas con un lazo en la punta. Puedo recordar hasta el color de mi gomilla del pelo.
También recuerdo que me alejé de mi grupo so pretexto de conectar mi reproductor al altavoz pequeño y rojo. Incluso puedo vislumbrar la canción en la pantallita celeste. Afterlife. Me había enamorado de ella.
-Al final, ¿Quedamos el viernes o no?
-No te enteras, coño. EL SÁ-BA-DO
-Aaah, perdón.
-Nos haremos muchas fotos, ¿no?
-Claro, pero tienes que subirlas, Naya, que nos conocemos.
-¡Si al final las subo!
-¡Dos meses tarde! Todavía faltan algunas del País Vasco
Las voces se desvanecieron en un murmullo de fondo. Yo, sentada sobre el descascarillado poyete naranja, a la sombra de la morera, luchaba mi propia batalla. ¿Y si está dormido? Solo son las diez. A lo mejor está ocupado. O Puede que no me lo coja. Y si lo hace, ¿Qué le digo?
El corazón me tamborileaba en el pecho al ritmo de la música. No tuve la necesidad de buscar su número en la agenda. Aunque no le había llamado, todo por la estúpida indecisión, me lo sabía de memoria.
Dos timbrazos.
-¿...Diga?
Al otro lado, me contestó la voz más dulce y maravillosa que he oído nunca. Una voz un tanto desorientada.
Eso me dio valentía, como si tuviera una pequeña ventaja.
-Hola, canijo. ¿Te he despertado?
Pesadillas estúpidas
Cuando abro los ojos, no sé dónde me encuentro. Poco antes me hallaba
bajo el sol del medio día. Me incorporo, sacudiéndome las sábanas. Estoy
sudando. Siempre me ha sentado mal el verano. La culpa es de él, de mi
mejor amigo, siempre empeñado en oficiar de Celestina, metiéndome ideas
extrañas en la cabeza.
El aire acondicionado está apagado, y la ventana cerrada. Alguien quiere que me ase viva, pienso. Salgo de la habitación, descalza, derechita al cuarto de baño. Un vistazo en el espejo me basta para darme cuenta de lo espantosa que estoy. Piel clara y cetrina. Rostro sudoso. Los rizos, enredados, apelmazados, encrespados. Dado el húmedo calor perenne, siempre duermo en verano con una camiseta ancha de manga corta y mi ropa interior. Qué más da, nunca hay visita. Así que me lavo los dientes, minuciosamente, y cuando mi aliento al fin huele a menta, ya me siento un poco mejor. Me deslizo por las baldosas y bajo la escalera rosa de la cocina.
Horror.
No, eso es poco.
Porque mi hermana, elegante y risueña como siempre, está charlando con un muchacho alto y fibroso de ojos verde esmeralda. Sobre la mesa hay una coca-cola.
Demasiado tarde para retroceder. Me ha visto.
Salgo flechada escaleras arriba, huyo a la asfixiante seguridad de mi habitación.
La puerta se abre tras de mí. Ojalá tuviera mi plancha del pelo a mano. O un pijama elegante, bonito, o como poco sexy. Pero no.
Entra detrás de mí. Me arden las orejas.
Le miro fijamente desde detrás de mi almohada.
Ninguno puede contener la risa mucho rato. Hay demasiada emoción contenida en el reencuentro. Hasta que n.os damos cuenta de un pequeño...ehm...dato...
Estamos en mi habitación
Solos.
¿De verdad es una pesadilla? Me río de mi subconsciente. Maldigo las ideas extrañas de mi amigo.
¿De verdad podría considerarse, por un momento, mal sueño?
Lo dejo al criterio del lector.
El aire acondicionado está apagado, y la ventana cerrada. Alguien quiere que me ase viva, pienso. Salgo de la habitación, descalza, derechita al cuarto de baño. Un vistazo en el espejo me basta para darme cuenta de lo espantosa que estoy. Piel clara y cetrina. Rostro sudoso. Los rizos, enredados, apelmazados, encrespados. Dado el húmedo calor perenne, siempre duermo en verano con una camiseta ancha de manga corta y mi ropa interior. Qué más da, nunca hay visita. Así que me lavo los dientes, minuciosamente, y cuando mi aliento al fin huele a menta, ya me siento un poco mejor. Me deslizo por las baldosas y bajo la escalera rosa de la cocina.
Horror.
No, eso es poco.
Porque mi hermana, elegante y risueña como siempre, está charlando con un muchacho alto y fibroso de ojos verde esmeralda. Sobre la mesa hay una coca-cola.
Demasiado tarde para retroceder. Me ha visto.
Salgo flechada escaleras arriba, huyo a la asfixiante seguridad de mi habitación.
La puerta se abre tras de mí. Ojalá tuviera mi plancha del pelo a mano. O un pijama elegante, bonito, o como poco sexy. Pero no.
Entra detrás de mí. Me arden las orejas.
Le miro fijamente desde detrás de mi almohada.
Ninguno puede contener la risa mucho rato. Hay demasiada emoción contenida en el reencuentro. Hasta que n.os damos cuenta de un pequeño...ehm...dato...
Estamos en mi habitación
Solos.
¿De verdad es una pesadilla? Me río de mi subconsciente. Maldigo las ideas extrañas de mi amigo.
¿De verdad podría considerarse, por un momento, mal sueño?
Lo dejo al criterio del lector.
Heathcliff and me.
Siempre me he preguntado por qué no lograba odiar a Heathcliff. Me era
extrañamente simpático, a pesar de ser el malo, a pesar de hacer daño,
de ser un tirano, y el antagonista de la obra.
Sentí lástima por él, e incluso lloré sus penas. Ignorando sus maldades. En parte debido a que, en toda la novela, sólo me caen bien Nelly, Lookwood y el mismo Heathcliff. Catherine, Edgar, Cathy, Hareton...Puedes dorarme sus bondades y penurias. No alcanzaré a sentir ni compasión por ellos.
Ahora sé que es, en parte, porque también él perdió a la persona sin la cuál no podía vivir. Al igual que yo.
Rememoro su retahíla ante la tumba de Catherine Earnshaw.
<<-¿Por qué me mintió hasta el final?-prosiguió-¿Dónde se encuentra? Aquí no...en el cielo tampoco...y no se ha extinguido...Entonces, ¿Dónde está? ¡Ah!, dijiste que no le importaba nada de mis sentimientos. Pues yo voy a rezar una plegaria hasta que la lengua se me seque: ¡Catherine Earnshaw, ojalá no encuentres descanso mientras yo siga con vida! Dijiste que yo te había matado, ¡pues entonces persígueme! Las víctimas persiguen a sus asesinos. Yo creo que hay fantasmas que vagan por el mundo, lo sé. Quédate siempre conmigo, bajo la forma que quieras, ¡vuélveme loco! Pero lo único que no puedes hacer es dejarme solo en este abismo donde no soy capaz de encontrarme. ¡Oh, Dios mío, es inconcebible! ¡No puedo vivir sin mi vida! ¡No puedo vivir sin mi alma!>>
En este preciso instante, puedo entender su desesperación.
En este otro pasaje, Heathcliff hablaba del amor que sentía Catherine por Edgar Linton.
<Y ahí es donde se puede ver la diferencia entre nuestros sentimientos: Si él estuviera en mi lugar y yo en el suyo, aunque le aborreciera con un odio que convirtiera mi vida en hiel, nunca habría levantado una mano contra él. ¡Puedes poner esa cara de incredulidad si quieres! Yo nunca podría haberle apartado de ella, al menos mientras ella lo hubiera querido así. Mas en el momento en que perdiera su estima, ¡Le habría arrancado el corazón y habría bebido su sangre! Sin embargo, hasta entonces, y si no me crees es que no me conoces, hasta entonces, ¡Preferiría morir con certeza antes de tocarle un solo pelo de la cabeza!>>
Y este otro, tras la muerte de su amor, cita el parentesco del sobrino de Catherine con la difunta.
<<Hace cinco minutos, Hareton Earnshaw me ha parecido una personificación de mi juventud y no un ser humano. Me provocaba una mezcla tan variada de sensaciones que me hubiera costado dirigirme a él de una forma racional. En primer lugar, su pasmoso parecido con Cathy me lo acercaba a ella de forma sobrecogedora. Pero esto, que podría parecerte el detalle más importante para acaparar mi imaginación, es realmente el más nimio, porque, ¿existe alguna cosa que se acerque a mí y no me la recuerde? No puedo ni bajar la vista al suelo sin que sus rasgos se dibujen en las baldosas. En cada nube, cada árbol, colmando el aire nocturno y refulgiendo de día a rachas en cada objeto, me veo continuamente cercado por su imagen. Los rostros más triviales de hombres y mujeres y hasta mis propios rasgos se burlan de mí, ofreciéndome su parecido. El mundo entero es una atroz colección de testimonios acreditativos de que vivió y de que ya la he perdido. Pues bien, la visión de Hareton acaba de ser como el fantasma de mi amor inmortal, de los esfuerzos salvajes que he hecho por llevar adelante mis derechos, mi degradación, mi orgullo, mi felicidad y mi angustia...>>
Cerré el tomo con algo de brusquedad. A pesar de que Cumbres Borrascosas siempre ha sido uno de mis libros preferidos, de hecho no ceso de releerlo, no son las palabras del bellaco de Heathcliff sino una bofetada para mis heridos sentimientos.
Pero yo no soy Heathcliff, y no tengo intención de consumirme hasta la muerte.
Sentí lástima por él, e incluso lloré sus penas. Ignorando sus maldades. En parte debido a que, en toda la novela, sólo me caen bien Nelly, Lookwood y el mismo Heathcliff. Catherine, Edgar, Cathy, Hareton...Puedes dorarme sus bondades y penurias. No alcanzaré a sentir ni compasión por ellos.
Ahora sé que es, en parte, porque también él perdió a la persona sin la cuál no podía vivir. Al igual que yo.
Rememoro su retahíla ante la tumba de Catherine Earnshaw.
<<-¿Por qué me mintió hasta el final?-prosiguió-¿Dónde se encuentra? Aquí no...en el cielo tampoco...y no se ha extinguido...Entonces, ¿Dónde está? ¡Ah!, dijiste que no le importaba nada de mis sentimientos. Pues yo voy a rezar una plegaria hasta que la lengua se me seque: ¡Catherine Earnshaw, ojalá no encuentres descanso mientras yo siga con vida! Dijiste que yo te había matado, ¡pues entonces persígueme! Las víctimas persiguen a sus asesinos. Yo creo que hay fantasmas que vagan por el mundo, lo sé. Quédate siempre conmigo, bajo la forma que quieras, ¡vuélveme loco! Pero lo único que no puedes hacer es dejarme solo en este abismo donde no soy capaz de encontrarme. ¡Oh, Dios mío, es inconcebible! ¡No puedo vivir sin mi vida! ¡No puedo vivir sin mi alma!>>
En este preciso instante, puedo entender su desesperación.
En este otro pasaje, Heathcliff hablaba del amor que sentía Catherine por Edgar Linton.
<Y ahí es donde se puede ver la diferencia entre nuestros sentimientos: Si él estuviera en mi lugar y yo en el suyo, aunque le aborreciera con un odio que convirtiera mi vida en hiel, nunca habría levantado una mano contra él. ¡Puedes poner esa cara de incredulidad si quieres! Yo nunca podría haberle apartado de ella, al menos mientras ella lo hubiera querido así. Mas en el momento en que perdiera su estima, ¡Le habría arrancado el corazón y habría bebido su sangre! Sin embargo, hasta entonces, y si no me crees es que no me conoces, hasta entonces, ¡Preferiría morir con certeza antes de tocarle un solo pelo de la cabeza!>>
Y este otro, tras la muerte de su amor, cita el parentesco del sobrino de Catherine con la difunta.
<<Hace cinco minutos, Hareton Earnshaw me ha parecido una personificación de mi juventud y no un ser humano. Me provocaba una mezcla tan variada de sensaciones que me hubiera costado dirigirme a él de una forma racional. En primer lugar, su pasmoso parecido con Cathy me lo acercaba a ella de forma sobrecogedora. Pero esto, que podría parecerte el detalle más importante para acaparar mi imaginación, es realmente el más nimio, porque, ¿existe alguna cosa que se acerque a mí y no me la recuerde? No puedo ni bajar la vista al suelo sin que sus rasgos se dibujen en las baldosas. En cada nube, cada árbol, colmando el aire nocturno y refulgiendo de día a rachas en cada objeto, me veo continuamente cercado por su imagen. Los rostros más triviales de hombres y mujeres y hasta mis propios rasgos se burlan de mí, ofreciéndome su parecido. El mundo entero es una atroz colección de testimonios acreditativos de que vivió y de que ya la he perdido. Pues bien, la visión de Hareton acaba de ser como el fantasma de mi amor inmortal, de los esfuerzos salvajes que he hecho por llevar adelante mis derechos, mi degradación, mi orgullo, mi felicidad y mi angustia...>>
Cerré el tomo con algo de brusquedad. A pesar de que Cumbres Borrascosas siempre ha sido uno de mis libros preferidos, de hecho no ceso de releerlo, no son las palabras del bellaco de Heathcliff sino una bofetada para mis heridos sentimientos.
Pero yo no soy Heathcliff, y no tengo intención de consumirme hasta la muerte.
Eras muchas cosas, ¿sabes?
Pocas palabras podrían ilustrar ya lo mucho que significas para mí.
Eres la luz que disipa mis tinieblas, la luz de cada mañana. Mi estrella de día y mi sol de noche, tanto que me ciega. Luz, como la que destilan tus ojos verdes.
Eres la fuerza para dar un paso adelante, un salto en el vacío. La fuerza para sonreír. La fuerza interior para obligar al corazón a que siga latiendo.
Eres la promesa de la felicidad, de la lucha. La promesa que le hago al mundo de no rendirme, la promesa que te hago de permanecer aquí siempre, de quererte hasta que no me quede amor para nadie más. La promesa de que merece la pena seguir a tu lado.
Eres una huella en mi corazón, mi mente, mi piel y mis pertenencias.
Eres un nombre grabado en cada esquina de mi existencia
Eres el olvido de que existen más personas a parte de ti
Eres la ignorancia, porque no me interesa nadie que no seas tú.
Eres tiempo. El que llevamos juntos, el que nos queda por delante. Tiempo para pensar, sentir y amar.
Eres esperanza de seguir adelante, de amar y ser amado, esperanza de un mundo mejor, esperanza de crecer como persona
Eres música, para hacerme llorar y reír, para hipnotizarme con tu voz.
Eres sentimiento. Todos los nuevos, los que recuerdo y los que me quedan por experimentar a tu lado.
Eres el recuerdo de todos los instantes vividos, todos los momentos compartidos. Todas las palabras pronunciadas, acariciadas en mi mente.
Eres la sabiduría, la madurez, el poder aprender de lo que piensas, abrir los ojos y darse cuenta de tantas cosas...
Eres suerte. La suerte que tengo de haberte conocido, de haber formado parte de tu vida un solo segundo siquiera.
Eres, entre tantas otras cosas, la razón de mi existencia. Te quiero.
Eres la luz que disipa mis tinieblas, la luz de cada mañana. Mi estrella de día y mi sol de noche, tanto que me ciega. Luz, como la que destilan tus ojos verdes.
Eres la fuerza para dar un paso adelante, un salto en el vacío. La fuerza para sonreír. La fuerza interior para obligar al corazón a que siga latiendo.
Eres la promesa de la felicidad, de la lucha. La promesa que le hago al mundo de no rendirme, la promesa que te hago de permanecer aquí siempre, de quererte hasta que no me quede amor para nadie más. La promesa de que merece la pena seguir a tu lado.
Eres una huella en mi corazón, mi mente, mi piel y mis pertenencias.
Eres un nombre grabado en cada esquina de mi existencia
Eres el olvido de que existen más personas a parte de ti
Eres la ignorancia, porque no me interesa nadie que no seas tú.
Eres tiempo. El que llevamos juntos, el que nos queda por delante. Tiempo para pensar, sentir y amar.
Eres esperanza de seguir adelante, de amar y ser amado, esperanza de un mundo mejor, esperanza de crecer como persona
Eres música, para hacerme llorar y reír, para hipnotizarme con tu voz.
Eres sentimiento. Todos los nuevos, los que recuerdo y los que me quedan por experimentar a tu lado.
Eres el recuerdo de todos los instantes vividos, todos los momentos compartidos. Todas las palabras pronunciadas, acariciadas en mi mente.
Eres la sabiduría, la madurez, el poder aprender de lo que piensas, abrir los ojos y darse cuenta de tantas cosas...
Eres suerte. La suerte que tengo de haberte conocido, de haber formado parte de tu vida un solo segundo siquiera.
Eres, entre tantas otras cosas, la razón de mi existencia. Te quiero.
Todo podría haber sido tuyo.
Hice todo aquello que quisiste. Por eso es humillante. Cambié mi estilo, mi cabello, mi forma de ser, de vestir, de pensar y de sentirlo todo.
Era una chica elegante. Me convertí en una Heviata de las peores. Del rosa al negro. Del algodón a los pinchos. Comencé a escuchar la misma música que tú. Dejé crecer mi pelo, procuré tener el pelo liso y la cara maquillada en todas las fotos, por si las veías. Me hice la dura en todas las situaciones. Empecé a ser una borde con todo el mundo. Mi inclinación política podría bien ser la tuya. Todo lo que no estuviese relacionado contigo estaba de más. Te presté más atención que a mi familia, a mis estudios, a mis amigos. Te convertiste en mi obsesión, mi meta, mi motivo para seguir intentándolo una y otra vez.
Te ofrecí mi vida entera. El tiempo que no tenía. El corazón que ya no me pertenecía. Mi mente al completo. Mi lealtad incondicional.
Podríamos habernos visto muchos fines de semana. Podría haberte enseñado los lugares más bonitos que conozco, los pasatiempos más divertidos, la música más bella, los libros más interesantes. Podríamos haber reído juntos, haber jugado mucho. Te habría presentado a mis padres, habríamos comido juntos, algo que te gustase mucho. Podríamos habernos escapado. Te habría seguido al fin del mundo si me lo hubieras pedido. Mi cuerpo, mi mente, mi corazón y mi voluntad, esclavos de tus caprichos. Por eso es humillante. Habría ido a verte aunque no me quedase un solo céntimo. Habría bromeado con tus amigos, conocido tus sitios favoritos.
Incluso podrías haber sido feliz conmigo también.
¿Qué faltó? Yo solo quería un poquito de amor. ¿Qué falló? Yo solo pedía un trocito de tu corazón...
Era una chica elegante. Me convertí en una Heviata de las peores. Del rosa al negro. Del algodón a los pinchos. Comencé a escuchar la misma música que tú. Dejé crecer mi pelo, procuré tener el pelo liso y la cara maquillada en todas las fotos, por si las veías. Me hice la dura en todas las situaciones. Empecé a ser una borde con todo el mundo. Mi inclinación política podría bien ser la tuya. Todo lo que no estuviese relacionado contigo estaba de más. Te presté más atención que a mi familia, a mis estudios, a mis amigos. Te convertiste en mi obsesión, mi meta, mi motivo para seguir intentándolo una y otra vez.
Te ofrecí mi vida entera. El tiempo que no tenía. El corazón que ya no me pertenecía. Mi mente al completo. Mi lealtad incondicional.
Podríamos habernos visto muchos fines de semana. Podría haberte enseñado los lugares más bonitos que conozco, los pasatiempos más divertidos, la música más bella, los libros más interesantes. Podríamos haber reído juntos, haber jugado mucho. Te habría presentado a mis padres, habríamos comido juntos, algo que te gustase mucho. Podríamos habernos escapado. Te habría seguido al fin del mundo si me lo hubieras pedido. Mi cuerpo, mi mente, mi corazón y mi voluntad, esclavos de tus caprichos. Por eso es humillante. Habría ido a verte aunque no me quedase un solo céntimo. Habría bromeado con tus amigos, conocido tus sitios favoritos.
Incluso podrías haber sido feliz conmigo también.
¿Qué faltó? Yo solo quería un poquito de amor. ¿Qué falló? Yo solo pedía un trocito de tu corazón...
Praia.
Es así como me gusta la playa de verdad. No en un medio día de verano, con niños llorando y tirando arena, cuando el agua está demasiado fría para bañarse y fuera hace tanto calor que podrías licuarte. Me encanta la playa tal y como está ahora.
El sol comienza su rápido descenso hacia el otro lado del planeta. El cielo es una perfecta cromatografía de tonos rojizos muy fuertes. El invierno se lleva todos los colores, salvo los de los atardeceres.
nunca había estado en esta playa en particular. Oh, bueno, sí en mis sueños, en mi imaginación, pero resulta muy distinta. El agua es, literalmente, de color negro. No es azul, tampoco verdosa. Las olas grisáceas baten furiosamente contra la orilla. Es lo único que se oye, eso y el viento. El viento se lleva cualquier otro sonido, se lleva mi pelo entre ráfagas furiosas, lo hace parecer débil como un trozo de papel. Agita la ropa contra mi cuerpo. Encrespa las aguas a su antojo. Pero nunca levanta esta arena, que al igual que el mar. parece más oscura de lo que resultaría normal. A mi lado, unos elevados acantilados proyectan alargadas sombras sobre la media luna de la playa. Todo es demasiado oscuro.
¿Por qué estoy aquí? El paisaje es bello. Encaja con mi carácter, mi estado de ánimo perenne. Y, sin embargo, aunque estoy a gusto con el silencio y la oscuridad, quisiera estar en mi casa con mis seres queridos, viendo una peli bajo una mantita suave.
Lo que me ha traído aquí es un asunto personal.
Quiero tocar el agua mientras le espero, pero temo que mis dedos acaben negros como el océano. El agua parece fría y peligrosa. Soy resistente al frío, no me quejo, y desde luego me gusta mil veces más que el calor. Y, sin embargo, hasta yo puedo percibirlo y sufrirlo.
La arena, gruesa, se me clava en la piel incluso a través de la tela vaquera de mis pantalones. Son azules, sencillos, sin rasgar ni romper por el momento. Estrechos, como a mí me gustan. Mis converses negras, que entierro en la arena una y otra vez, necesitan ser renovadas. No son marca All Star, no son de bota, pero la imitación es resistente y buena. Muy buena. En el lateral, en pequeño, tiene escrito, con mi boli negro, SU2+G. Sugus. Mis chicas. Es lo único que he escrito en mis zapatos, pero todas lo llevamos en alguna prenda de ropa. Se están comenzando a romper por los lados, la suela se va a despegar también. Están muy gastadas, pero creo que eso les da un toque un poco personal.
Por lo demás, llevo una camiseta muy ancha de manga corta. Negra, como siempre, de un grupo de música. Sobre ella, una chaqueta de piel. De piel de verdad. Es preciosa, tiene hebillas que la cruzan por la espalda, muchas cremalleras, y es muy calentita. Podría llevar pulseras de pinchos, mi collar de tachuelas redondas, un palestino, algo. Pero no, porque así se está más cómodo.
Antes llevaba el pelo suelto y ondulado de mis trenzas. El flequillo está muy largo, me tapa los ojos continuamente. Pero el viento, socarrón, lo ha dejado hecho un almiar. Ya no está suave y brillante, y parece impregnado de polvillo fino y blanquecino, como albero.
Suena mi móvil.
-¿Hmmm?
-Estoy llegando a la playa.-su voz suena un poco estresada.
-No hay prisa.
-¿Cómo sabré quién eres?
-¿Bromeas? no hay nadie más.
-Claro, con este tiempo...
-Es como más me gusta la playa.-noto que estoy a la defensiva.
-Lo sé.-responde, conciliador.
Se hace un silencio.
-Hasta ahora, Dani.-susurro.
Dejo el decrépito aparato en mi bolsillo. La mayoría de las veces, no llego ni a oírlo sonar. Tampoco vibra mucho.
Así es como he soñado durante lo que me parece una eternidad que iba a ser nuestro encuentro. Bueno, más o menos. En mi cabeza, aunque no haga calor, la playa se muestra reluciente, el sol brilla, huele a salitre. Ambos estamos nerviosos y felices. Nada es tenso. El cuelo no está nublado.
No sé qué va a pasar cuando le vea. Ha sido demasiado tiempo sin él.
Apenas tengo tiempo de hilvanar un par de ideas coherentes más, pues acabo de oír unos pasos crujiendo sobre la arena gris.
-Hola.
El sol comienza su rápido descenso hacia el otro lado del planeta. El cielo es una perfecta cromatografía de tonos rojizos muy fuertes. El invierno se lleva todos los colores, salvo los de los atardeceres.
nunca había estado en esta playa en particular. Oh, bueno, sí en mis sueños, en mi imaginación, pero resulta muy distinta. El agua es, literalmente, de color negro. No es azul, tampoco verdosa. Las olas grisáceas baten furiosamente contra la orilla. Es lo único que se oye, eso y el viento. El viento se lleva cualquier otro sonido, se lleva mi pelo entre ráfagas furiosas, lo hace parecer débil como un trozo de papel. Agita la ropa contra mi cuerpo. Encrespa las aguas a su antojo. Pero nunca levanta esta arena, que al igual que el mar. parece más oscura de lo que resultaría normal. A mi lado, unos elevados acantilados proyectan alargadas sombras sobre la media luna de la playa. Todo es demasiado oscuro.
¿Por qué estoy aquí? El paisaje es bello. Encaja con mi carácter, mi estado de ánimo perenne. Y, sin embargo, aunque estoy a gusto con el silencio y la oscuridad, quisiera estar en mi casa con mis seres queridos, viendo una peli bajo una mantita suave.
Lo que me ha traído aquí es un asunto personal.
Quiero tocar el agua mientras le espero, pero temo que mis dedos acaben negros como el océano. El agua parece fría y peligrosa. Soy resistente al frío, no me quejo, y desde luego me gusta mil veces más que el calor. Y, sin embargo, hasta yo puedo percibirlo y sufrirlo.
La arena, gruesa, se me clava en la piel incluso a través de la tela vaquera de mis pantalones. Son azules, sencillos, sin rasgar ni romper por el momento. Estrechos, como a mí me gustan. Mis converses negras, que entierro en la arena una y otra vez, necesitan ser renovadas. No son marca All Star, no son de bota, pero la imitación es resistente y buena. Muy buena. En el lateral, en pequeño, tiene escrito, con mi boli negro, SU2+G. Sugus. Mis chicas. Es lo único que he escrito en mis zapatos, pero todas lo llevamos en alguna prenda de ropa. Se están comenzando a romper por los lados, la suela se va a despegar también. Están muy gastadas, pero creo que eso les da un toque un poco personal.
Por lo demás, llevo una camiseta muy ancha de manga corta. Negra, como siempre, de un grupo de música. Sobre ella, una chaqueta de piel. De piel de verdad. Es preciosa, tiene hebillas que la cruzan por la espalda, muchas cremalleras, y es muy calentita. Podría llevar pulseras de pinchos, mi collar de tachuelas redondas, un palestino, algo. Pero no, porque así se está más cómodo.
Antes llevaba el pelo suelto y ondulado de mis trenzas. El flequillo está muy largo, me tapa los ojos continuamente. Pero el viento, socarrón, lo ha dejado hecho un almiar. Ya no está suave y brillante, y parece impregnado de polvillo fino y blanquecino, como albero.
Suena mi móvil.
-¿Hmmm?
-Estoy llegando a la playa.-su voz suena un poco estresada.
-No hay prisa.
-¿Cómo sabré quién eres?
-¿Bromeas? no hay nadie más.
-Claro, con este tiempo...
-Es como más me gusta la playa.-noto que estoy a la defensiva.
-Lo sé.-responde, conciliador.
Se hace un silencio.
-Hasta ahora, Dani.-susurro.
Dejo el decrépito aparato en mi bolsillo. La mayoría de las veces, no llego ni a oírlo sonar. Tampoco vibra mucho.
Así es como he soñado durante lo que me parece una eternidad que iba a ser nuestro encuentro. Bueno, más o menos. En mi cabeza, aunque no haga calor, la playa se muestra reluciente, el sol brilla, huele a salitre. Ambos estamos nerviosos y felices. Nada es tenso. El cuelo no está nublado.
No sé qué va a pasar cuando le vea. Ha sido demasiado tiempo sin él.
Apenas tengo tiempo de hilvanar un par de ideas coherentes más, pues acabo de oír unos pasos crujiendo sobre la arena gris.
-Hola.
martes, 31 de julio de 2012
Bad girl.
Hace calor, pero yo no lo percibo. De pronto todo parece brillar, hay cosas mejores en que fijarse que el sol abrasador de un medio día de Julio. Fran está montando la cachimba. En lugar de agua, pone vodka. Qué manera más http://uragirinome.blogspot.com.estúpida de coger una melopea sin poder "saborear" el ardor de la colonia barata del Mercadona, porque precisamente Vodka Absolut no es.
-Escoge tú el tabaco-me dice lanzando una bolsita opaca hacia mí.
Tironeo de la oxidada cremayera y me encuentro con una amplia variedad de sabores. Fresa, menta, coca-cola, melón, con y sin nicotina. Al fondo hay un plastiquito transparente, pero no identifico las hojas de papel quebradizo que hay en el interior, así que lo dejo estar. Escojo el tabaco de melón, que es el que mejor huele. No queda mucho, y me aseguro de buscar el sellito en la esquina inferior derecha. Ahí está. Hay un cartelito rojo que reza mi salvación: SIN NICOTINA. Lo lanzo al lado de fran, que acomoda la pringosa pastita verde en el hueco de la cachimba mientras Sue corta papel de plata.
Yo me acomodo contra la raíz del Árbol Friki. Estoy muy nerviosa, el corazón se me desboca por culpa de los excesos a los que no estoy acostumbrada. No solo hace meses que no bebo Monster, si no que llevo dos Ripper en el cuerpo. Pero mi relajada postura y mi ausente expresión no delatan la inquietud que me corroe por dentro, como siempre.
Sue le lanza el tubo de plástico blanco con los carbones.
-Son una mierda-avisa, riendo.
Y tanto. Después de quitarse la olorosa pringue de los dedos, Fran tarda una hora en encenderlos. Decido echar una mano haciendo los agujeros en el papel, y más tarde, protegiendo la llama del mechero del viento que se ha levantado.
Por fin, coloca la pastilla color ceniza sobre el aluminio, y Sue levanta la manguera, lista para hacer los honores. Aspira durante un buen rato, con los ojos fijos en el líquido burbujeante del interior. Luego, parsimoniosamente, expulsa el denso humo, y la brisa nos hace llegar la fragancia a melón.
Luego alzo yo también la manguera. Soy consciente de que el alcohol aspirado va a tener un efecto muy fuerte sobre mí. Y sin embargo, hoy es el día de los pecados, así que sonrío irónicamente antes de presionar los labios contra el simétrico agujero del extremo de la cachimba. El humo es muy denso, y tengo que andarme con cuidado para no toser en busca de oxígeno. Aspiro el delicioso sabor a Melón, que se me queda pegado a la garganta, y no despego mis labios del instrumento hasta que siento los pulmones a punto de estallar. Luego, muy lentamente, expulso las volutas de humo blanco por la nariz y la boca, obstaculizándome la visión. En el paladar se me queda un tenue sabor parecido a lo que huelo del tabaco normal. Y no me gusta.
Una hora más tarde, se me ha calmado todo el nerviosismo, pero el corazón sigue taquicárdico. Mi mundo gira muy lentamente, como una esfera llena de líquido que se balancea fuera de control. Aún no he llegado a un extremo preocupante, pues soy capaz de hilvanar las ideas y entiendo todo cuanto me dicen mis borrachos amigos. Pero, aunque me esfuerce, me cuesta pronunciar bien, arrastro las palabras y no vocalizo. Además, todo es muy gracioso, no me había dado cuenta antes de las ganas que tengo de reír. Y creo que lo mejor es que no trate de levantarme.
Tampoco tengo esa intención. Se está muy bien aquí. De algún modo, he acabado acostada sobre el vientre de mi amigo nórdico, que se ha retirado prudentemente, cuando ha visto que el alcohol lo afectaba más por la falta de costumbre. Y mira que es un hombre alto y corpulento. Él me acaricia el pelo, las sienes, un lado de la cara, trazando dibujos circulares y letras al azar, bajando por mi cuello y volviendo a subir. Por algún motivo, no tengo ganas de encogerme y apartarme, no me provoca cosquillas ni calor tener su mano, cálida y grande, contra mi mejilla.
Todo brilla mucho. ¿Será que estoy feliz, o es porque estoy borracha?
-Escoge tú el tabaco-me dice lanzando una bolsita opaca hacia mí.
Tironeo de la oxidada cremayera y me encuentro con una amplia variedad de sabores. Fresa, menta, coca-cola, melón, con y sin nicotina. Al fondo hay un plastiquito transparente, pero no identifico las hojas de papel quebradizo que hay en el interior, así que lo dejo estar. Escojo el tabaco de melón, que es el que mejor huele. No queda mucho, y me aseguro de buscar el sellito en la esquina inferior derecha. Ahí está. Hay un cartelito rojo que reza mi salvación: SIN NICOTINA. Lo lanzo al lado de fran, que acomoda la pringosa pastita verde en el hueco de la cachimba mientras Sue corta papel de plata.
Yo me acomodo contra la raíz del Árbol Friki. Estoy muy nerviosa, el corazón se me desboca por culpa de los excesos a los que no estoy acostumbrada. No solo hace meses que no bebo Monster, si no que llevo dos Ripper en el cuerpo. Pero mi relajada postura y mi ausente expresión no delatan la inquietud que me corroe por dentro, como siempre.
Sue le lanza el tubo de plástico blanco con los carbones.
-Son una mierda-avisa, riendo.
Y tanto. Después de quitarse la olorosa pringue de los dedos, Fran tarda una hora en encenderlos. Decido echar una mano haciendo los agujeros en el papel, y más tarde, protegiendo la llama del mechero del viento que se ha levantado.
Por fin, coloca la pastilla color ceniza sobre el aluminio, y Sue levanta la manguera, lista para hacer los honores. Aspira durante un buen rato, con los ojos fijos en el líquido burbujeante del interior. Luego, parsimoniosamente, expulsa el denso humo, y la brisa nos hace llegar la fragancia a melón.
Luego alzo yo también la manguera. Soy consciente de que el alcohol aspirado va a tener un efecto muy fuerte sobre mí. Y sin embargo, hoy es el día de los pecados, así que sonrío irónicamente antes de presionar los labios contra el simétrico agujero del extremo de la cachimba. El humo es muy denso, y tengo que andarme con cuidado para no toser en busca de oxígeno. Aspiro el delicioso sabor a Melón, que se me queda pegado a la garganta, y no despego mis labios del instrumento hasta que siento los pulmones a punto de estallar. Luego, muy lentamente, expulso las volutas de humo blanco por la nariz y la boca, obstaculizándome la visión. En el paladar se me queda un tenue sabor parecido a lo que huelo del tabaco normal. Y no me gusta.
Una hora más tarde, se me ha calmado todo el nerviosismo, pero el corazón sigue taquicárdico. Mi mundo gira muy lentamente, como una esfera llena de líquido que se balancea fuera de control. Aún no he llegado a un extremo preocupante, pues soy capaz de hilvanar las ideas y entiendo todo cuanto me dicen mis borrachos amigos. Pero, aunque me esfuerce, me cuesta pronunciar bien, arrastro las palabras y no vocalizo. Además, todo es muy gracioso, no me había dado cuenta antes de las ganas que tengo de reír. Y creo que lo mejor es que no trate de levantarme.
Tampoco tengo esa intención. Se está muy bien aquí. De algún modo, he acabado acostada sobre el vientre de mi amigo nórdico, que se ha retirado prudentemente, cuando ha visto que el alcohol lo afectaba más por la falta de costumbre. Y mira que es un hombre alto y corpulento. Él me acaricia el pelo, las sienes, un lado de la cara, trazando dibujos circulares y letras al azar, bajando por mi cuello y volviendo a subir. Por algún motivo, no tengo ganas de encogerme y apartarme, no me provoca cosquillas ni calor tener su mano, cálida y grande, contra mi mejilla.
Todo brilla mucho. ¿Será que estoy feliz, o es porque estoy borracha?
jueves, 19 de julio de 2012
Esa soy yo.
Consuela saber que no eres único. Que no son tonterías de la edad. Consuela saber que hay más personas que sienten un estallido de júbilo en el pecho escuchando una canción. Y que les brillan los ojos cuando ven a sus grupos favoritos en un video, en la televisión o en internet. Consuela no ser la única a la que le gustan los peinados exagerados que tapan los ojos, que hay adultos, locos, famosos, llamémoslos como sea; que hay más gente que se pone cadenas y cruces góticas, más personas que desprecian el resto del universo tanto como tú. Más gente que le encantan los flequillos, aunque nos llamen emos y comerciales, y queremos vestir solo de negro, y ponernos botas militares y de plataforma, pantalones ceñidos y rasgados, maquillaje exagerado y tintes extraños. Somos cada día más los que vestimos con camisetas de grupos, nuevos o clásicos, comerciales o no, de rock o de heavy metal, góticos, heviatas o emos. No quiero que sean tonterías de la edad. Quiero cumplir 20 años y seguir poniéndome collares "de perro" y pulseras de tachuelas. Y quiero que nadie me mire mal por ello. Quiero poder escuchar a Andy Sixx y que los propios heavys no me insulten. Quiero dejar de ser un estereotipo peligroso, y seguir emocionándome cuando descubro una canción de amor debajo de esos gritos, seguir emocionándome con un estribillo un poco más tierno que lo demás, y enfurecerme y sentir ansias cuando un grupo clama por revolución, y odiar a la iglesia, odiar a nuestros gobernantes, odiar al mundo entero. Quiero teñirme como Jessica en Run Devil Run, ponerme tantas dilatas y tatuajes, tantos piercings y aros que no me quede un centímetro de piel sin agujerear ni teñir. Hacerme una cresta de colores, o raparme, llevar hevillas, tachuelas, cadenas, pinchos, conos, collares, pulseras, púas, afilarme los colmillos como Emeraude, cuyos dientes parecen los de un vampiro. Quiero ahorrar, sacarme el carné de conducir motos y tener una Harley Fatboy negra. Quiero una chupa de cuero, y coserle las insignias de mis grupos favoritos, mis amigos, mis compañeros de fatigas, de dolor y de alegría siempre que quisiera estar sola. Toda esa música que me ha hecho llorar mucho y sonreír más. Deseo comprarme una guitarra eléctrica como la de Synyster Gates y purgar mi desconcierto ante esas emociones envolventes que me desbordan, que me hacen enfadarme y llorar. Quiero aprender a tocar y a cantar, rasguear las cuerdas como en los solos de Slash hasta que me sangren los dedos. Quiero ser famosa, rica, aclamada, inaccesible, feliz. Y que mi forma de ser no sea una estrafalariez. Quiero que sea bonito, nuevo y exclusivo.
sábado, 14 de julio de 2012
¿Moral o instinto?
Es una forma de hablar absurda. Estúpida. Pero yo apenas puedo hilvanar palabra coherentes, porque sus labios recorren sensualmente el arco de mi cuello, descendiendo en su recorrido. Agua, saliva y sudor, en una calurosa tarde de Julio. No es que me importe demasiado. No es que lo conozca de nada. Pero no me puedo concentrar cuando alguien me toca así.
¿Qué era? Aquello que me parecía tan estúpido..., no recuerdo en que estaba pensando. Ah, sí. Hace un rato me dijeron que nada como un puñado de desconocidos para olvidar a la persona que me hizo daño. Qué estupidez, porque siento sus ojos sobre mi nuca, observándome desde cientos de kilómetros. Cientos de recuerdos atrás, cintos de días, de palabras de amor, de fotos. Y esas manos que ahora me queman la piel de la espalda, ascendiendo lentamente, aprendiéndose mi anatomía, no me provocan nada. Nada sentimental, claro. No amo esas manos. No son tiernas, ni familiares. Pero despiertan mi instinto, ponen mis nervios a flor de piel. Y yo me pierdo en su aroma, en unos ojos que no son bonitos ni familiares, sintiendo en mi conciencia el peso de una traición fantasma. No se puede traicionar una promesa que nunca tuvo valor para él. No puedes serle fiel a alguien que no lo hizo nunca. Pero yo estoy pendiente de mi orgullo, y debo decirle que pare, porque si no mi voluntad se hará humor y no tendré motivos para detenerle.
viernes, 6 de julio de 2012
El primero y el último.
Voy a realizar un pequeño paréntesis en la historia. Total, esto nunca lo lee nadie y al fin y al cabo, lo necesito. Me encuentro en uno de esos períodos en los que carezco de cuerdas vocales. Me ponen delante a una persona, cercana o lejana, para que me desahogue y me quedo muda. Pero mi voz mental ha regresado, confirmando la teoría de que, cuanto peor lo pase, cuanto mayor sea mi dolor, más bonitas son mis palabras.
Ahora, con la ausencia de mi hermano, la traición de mis amigas y la extraña soledad que me inspira su ausencia, no puedo evitar recordarle y hablar de él. De Dani, claro. Porque llevo mucho tiempo intentando olvidar todas y cada unas de las conversaciones y momentos y creo que eso está mal, porque no quiero olvidar todo lo que he aprendido. Además, Dianne Setterfield dijo que las historias deben salir a la luz. Si no, se marchitan, enferman y mueren. Y luego te persiguen.
Yo creo en esas palabras.
Pero no quiero contar nuestra historia, ni un momento concreto, sino las sensaciones que me inspiraba mientras estuvo conmigo y después.
Y lo voy a hacer en primera persona, porque Dani tiene acceso a este blog, aunque dudo que lo recuerde siquiera.
Dani, no sé si mi decisión de eliminarte de mi vida estuvo bien. Hay días que me levanto pensando que saludarte no me va a matar. Otros que pienso que ya no siento nada de nada por ti y puedo interesarme por cualquiera en cualquier momento. Pero lo cierto es que no he sido capaz de fijarme en nadie desde que no estás.
Al principio de nuestra relación, solamente eras un reto. Eras un reto por resistirte a mis encantos, todos suelen caer, y las personas que me hacen esforzarme son las que realmente me gustan. Luego comencé a divertirme con nuestras conversaciones, a sentirme fascinada de tus opiniones, a sentir curiosidad hacia ti. ¿Cómo eras? ¿Qué cosas te gustaban? ¿Y tus amigos? No eras como otros chicos de experiencias anteriores. Tú no me lo decías, así que yo iba rebañando con paciencia cada dato que se te escapaba. Tu hermano. Tu relación con tu familia. Tarek, aquel nombre no oficial. Dear God, nuestra canción. Pain, que te recordaba a mí. Ese Monster con el deathbat, la bebida Avenged. Tu amiga soledad y la necrofilia. Aquél perro, Roni, que te encontraste. Adri, aquél amigo tuyo con pinta de ser un personaje. Los paisajes de MGS cuando hacías parcour. Avenged Sevenfold, y lo que estos viejos compañeros te inspiraban. Todas aquellas ansias de rebelión que me transmitías.
¿Después? Lo negué durante meses, pero estaba loca por ti. Al principio de esta sensación estaba tan feliz que escribía tu nombre por cada esquina, donde aún sigue. Es una estupidez, porque nunca he necesitado nada que me recuerde a ti, siempre andabas en algún rincón de mi conciencia. Parecía que confiabas en mí. Me contaste muchas cosas. Muchos sueños, miedos, muchas comeduras de olla, y yo me sentía bien obligándote, tratando de escucharte y de estar a tu lado en todo momento.
La primera vez que me hiciste daño fue cuando me dijiste que amabas a Patri. << Ella es mi mástil, mi apoyo>> más o menos, esas fueron tus palabras. Y a mí me hizo daño que me ocultases que estábais juntos, me hizo daño que, habiendo luchado contra mis amigas y mi familia, habiendo defendido mis sentimientos contra todo, habiéndote escuchado y apoyado en todo momento, ella fuese tu "mástil". Me jodió mucho, ¿eh? Pero supongo que, una vez más, no fui suficiente. Claro que yo aún no sabía lo que me esperaba.
Y después de un año de risas, de bromas que solo nosotros entendíamos, de amor explosivo, de que un día me ignorases y otro me amases...¿qué? El principio del fin. Aquella idiotez, aquella tonta pelea con mi amiga
Nunca entenderé por qué dejaste de hablarme a mí. Yo no toqué el teclado. Tu novia te puso los cuernos, tío, y tú solo dejaste de hablarle un par de días. A mí me torturaste durante mucho tiempo, ¿por qué? porque pensabas que yo tenía las mismas ideas que ellas. No me conocías en absoluto. Además, sabías que yo te amaba! decías que tú me amabas! sabías que tu silencio iba a dolerme como nada...¿Qué te costaba hablar conmigo? Dijiste cosas que me hicieron mucho daño, y aún cuando yo no dije absolutamente nada contra ti me arrastré, lloré y te llamé durante días y días. YO te pedí perdón a ti! es horrible. Y de pronto "me perdonas" pero no me explicas absolutamente nada!
Aquellas dos semanas lo cambiaron todo. Yo sabía inconscientemente que era el final. Y tu estabas frío y volvías a ignorarme casi siempre. No volviste a decirme que me amabas. Aunque en aquel entonces me lo creía, ahora dudo mucho de eso. No de ti, sino de que confundieras tus sentimientos o algo.
Y siempre odié y odiaré la sensación de estar a tu merced. Debí decírtelo. Odiaba ser el segundo plato, que mis pensamientos me dieran dolor de cabeza cuando luchaba por averiguar qué coño pasaba esta vez. ¿Qué he hecho mal ahora? Que tus palabras hicieran de mi humor y sentimientos esclavos de tus caprichos. Joder! aún ahora siento que, si eres feliz viéndome muerta, me suicido. Aún siento que dejaste las cosas claras en todo momento y que la culpa es exclusivamente mía, auqnue me hubiera gustado que fueras siempre sincero y no me siguieses el rollo, sabes? Me sentí atada y humillada por haberme arrastrado, te enfadaste por algo que solo tú sabías, y me degradé mucho.
Un amigo mío me ha recordado no hace mucho que siempre hay que tener en cuenta las cosas buenas, porque es muy fácil echar las culpas y enfadarse. Tiene razón, y creo que por eso, el día que te busqué entre mis contactos para decirte adiós para siempre, cuando vi que ya me habías eliminado tú...sentí que te había fallado. Tal y ocmo tú dijiste, estaba cabreada y te guardaba rencor.
Pero pensaba que era algo bueno. Porque si no, siempre podía agregarte y volver a caer en la trampa, y no puedo, porque ahora, aunque cada segundo te eche de menos, no tengo que comerme la cabeza para sacar tema, averiguar qué te pasa o cómo interpretar una respuesta. Aunque nadie me diga ya esas cosas bonitas, aunque sienta que he perdido el camino que seguía tan desesperadamente, siento que es mejor así.
Escribiendo eso me he dado cuenta de que te sigo queriendo como a nada. Porque yo tenía razón, no eres como Diego, pude amarte sin reservas, sin rencor, porque me hiciste feliz a tu manera y me enseñaste mucho. También te estoy agradecida por todas las experiencias e ilusiones que me has hecho sentir.
Y como esto es para hablar de las sensaciones que me embargaron a tu lado, también hablaré del presente, porque sigues formando parte de mí ^^
Tu nombre sigue escrito en todos sitios, menos en mi mano. Sigo celebrando, sola, todos los días quince. Porque estoy feliz de que formases parte de mi vida y de que ya no estés a mi lado. Nuestro tiempo se acabó, y yo estoy feliz cuando pienso en ti porque al fin has podido cumplir tu sueño, has visto a tu novia, y Patri es una buena persona. Seré feliz siempre y cuando tú también lo estés.
Claro que también siento añoranza. A veces me pongo llorosa, ya me conoces, tú dijiste también que soy muy melodramática si se trata de amor, pero también tenía mis motivos. No sé muy bien si lloro de rabia, de pena, de amor, de felicidad o porque te echo de menos. Tampoco he dejado de escuchar en ningún momento nuestra canción. A veces me cuestiono si debí luchar más y salir adelante, pero creo que se trataba de una de esas cosas en las que todo el mundo piensa igual sin ponerse de acuerdo. Creo que fue el empujón que necesitaba. Me lamento y me alegro, porque yo podría aguantar eternamente si se trata de ti, pero no sé muy bien qué sería de mí. Salía menos, estudiaba menos, y todo me importaba un poco menos.
En otras palabras, me obsesionabas.
Sigo pensando que no podría decir esto en voz alta si no es a ti. Me gusta pensar que tú también estás feliz de que yo esté bien ^^ No me faltan motivos para estarlo.
Nuestros caminos se han bifurcado, y sólo tú sabes si nos volveremos a encontrar en algún momento de nuestro viaje por la vida. Pero no te garantizo que haya dejado de amarte para entonces.
Sabes que no me gustan los malos rollos. No podía morirme sin dejarte acceso a mi mente una vez más, aunque probablemente ni recuerdes que existe...o no lo quieras visitar.
Pero, lo importante, es que sepas que no tengo intención de olvidarte, porque fuiste el primero y el último gran amor hasta el momento.
Y espero que solo hasta el momento :)
Pero, lo importante, es que sepas que no tengo intención de olvidarte, porque fuiste el primero y el último gran amor hasta el momento.
Y espero que solo hasta el momento :)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)