viernes, 16 de diciembre de 2011

Wakare.



Tenía muuuuuuucho sueño. En serio que odio los viernes, es el día que más cansada estoy, por mucho que sea el último día lectivo de la semana. Eso qué más da, si mientras no haya clase no puedo verle...
Pues eso. tenía mucho sueño, y aquel no pasaría a la historia por ser el día más feliz de mi vida, precisamente. Así que tiré la mochila por ahí y me dejé caer bocabajo sobre la cama. Me sacudí los botines a puntapiés, y me arrastré por los almohadones hasta llegar a la posición correcta, orientada al cabecero. Utilicé mi bata azul, suave, peluda y calentita como manta, encogida en posición fetal. Las trenzas molestaban, y lancé el gorrito y las gomillas a los pies de la cama, deshaciendo la masa apelmazada de rizos encrespados, resultado de un nieblazo de agárrate y no te menees. Pillé mi manoseado ejemplar de Cumbres Borrascosas, que estaba sobre la mesita de noche, y traté de perderme en la historia de la joven y egoísta Cathy y su amor imposible por Heathcliff. Simpatizo con Cathy de una forma que nunca antes creí posible.
No sé cómo ni por qué acabé por quedarme frita. Supongo que no podía concentrarme en nada.
No me encontraba de humor para nada, ni mucho menos para enfrentarme a un cumpleaños cuando "resucité" de mi sopor. Supongo que estaba algo triste, pero no querría admitirlo. Me había prometido no tomarme nada a la tremenda; uno de los grandísimos defectos de mi mente, demasiado inclinada a exagerar. Tengo mucha imaginación.
Y como si hubiera emitido un grito silencioso, una llamada de auxilio mental, una figura alta y escuálida se plantó en el quicio de la puerta. Los ojos de mi hermano mayor eran insondables.
Me incorporé inmediatamente y traté de alisar el almiar en que se había convertido mi pelo
-Qué bien que he sobado-gruñí con voz áspera
Él se limitó a mirarme fijamente. Suelo avanzó con sus andares elásticos para sentarse a los pies de mi cama.
-¿Estás bien?-preguntó
Yo asentí con desánimo
-Poco acostumbrada al rechazo, eso es todo-admití-me tienes mimada
Él sonrió ante mi broma mala.
-Mejor, más Cris para mí
Me arrastré a través del edredón para que me mimara un poco. Es lo que tiene ser el ser humano del planeta que mejor me conoce. Y a quién yo más quiero.
"Si todo pereciera y él se salvara, yo podría seguir existiendo. Pero si el mundo permaneciera y él fuera aniquilado, el universo se convertiría en un desconocido absolutamente extraño para mí"
Es extraño que recuerde a Catherine Linton ahora. Quizás porque, debido a nuestro mutuo egoísmo, siempre he simpatizado con ella, por muy mal que me caiga. ¿Sería, pues, Heathcliff una representación de mi hermano? No puede ser. Porque no puede existir alguien tan malo como ese personaje. PEro tampoco vamos a pedirle peras al olmo, ¿no?
Él seguía mirándome, con el semblante fruncido por la preocupación.
-Oh, vamos-bromeé- Estoy bien..., tengo que subir mi Elfa Oscura a nivel dos.
Me incliné para darle un beso en la mejilla, mientras los dos nos reíamos.
teniéndole a él, ¿Para qué quería a nadie más?

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