lunes, 12 de diciembre de 2011

Coward.


El cielo, plomizo y opresivo, me devolvía una mirada inexpresiva. Los matices de sonido se hallaban muy por encima de toda comprensión. Mis auriculares de botón impedían que me llegara con total claridad el rugido del viento, los enervantes bocinazos, o las vocecillas atipladas e infantiles de los jóvenes que me rodeaban. Estaba en el autobús del colegio, con la mejilla contra el frío cristal de la ventanilla. Naya, mi mejor amiga, escucha música a mi lado, igual que yo. El sordo golpeteo de la batería me relaja, me impide pensar...
No del todo.
Espera, esto es...puede ser...¿Culpabilidad? Hice daño a alguien que no lo merecía...
Pero todo está aclarado, ¿no? No significó nada, nada para mí...
Pensaba en su carita de pena. No todos tienen el corazón de piedra, me recriminé a mí misma.
Quizás por eso no pude concentrarme en nada durante toda la exposición. En parte por que era muy aburrida. La gente tocaba pantallas gigantes, hacía fotos. Yo hablaba con mis dos amigas, pero no puedo recordar gran cosa. Sólo Una gran pena carcomiéndome, y gran alegría, a la vez. Porque todo iba bien y, a la vez, terriblemente mal.
Supongo que todo lo que hice estuvo mal.
Ni siquiera fue agradable. Lo hubiera sido si significase algo para mí...
Pero sólo hay unos labios que yo quiero besar ahora.
~~
Luego caí en la cuenta. Era lunes. Hoy tendríamos que vernos. Pensé que...bueno, pensé en decírselo formalmente, no cambia nada, ¿no? ¡A qué venían esos nervios! Mi estómago se retorció como si tuviera vida propia. Yo rechinaba los dientes. Cobarde. Cobarde. Él ya lo sabe...o al menos lo sospecha. No cambia nada, sólo tienes que ser sincera y tomártelo con humor. Pero no sirvió de nada.
Aún así, estaba decidida.
Ya no me escapaba más.
Y sin embargo, siempre hay excusa. Por una cosa o por otra.
¿Se me hará duro mirarle a la cara, consciente de que sabe que le quiero?
No cambia nada...Me repetí una vez más.

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