domingo, 1 de abril de 2012

Cold

Traté de dormir algo, pero he tenido una pesadilla. No la recuerdo bien, sé que le perdía, que se alejaba por un sendero grisáceo, bajo nubes plomizas y flanqueado por altos árboles desnudos y encorvados. Ahí me quedaba yo, con la sensación de estar muy sola, y un escalofrío me estremeció el alma.
Me desperté agitada, con el corazón latiendo en mis sienes como si un colibrí batiera las alas. Los ojos se me llenaron de lágrimas, ahogué un gemido contra la almohada. Me destapé, ignoré mis zapatillas y salí de puntillas de la habitación, dejando a mi hermana dormida.
Recordé aquella etapa, hace más de un año. Yo acababa de conocerle, pero él no era el centro de mi vida, aún. Yo era una auténtica zombi. Recuerdo que mi consuelo se basaba en escribir y mirar el cielo.
Una vez más, salí a la azotea, donde me recibió un viento frío. Me subí al muro, mirando de reojo los más de dos pisos de altura que me separaban del jardín, y trepé al alféizar de mi ventana de un salto. Me colgué de las viejas tejas marrones como un murciélago y subí, una vez más, a mi refugio. Las tejas, sucias y descoloridas, habían sufrido mucho desde la última vez que subí aquí. La interperie hizo de las suyas con ellas... Solía traerme mis libros, y con frecuencia el portátil, o simplemente me envolvía en una manta y permanecía mirando a la luna por horas, enamorada.
Esta noche, su brillo plateado me ha parecido frío. El guiño titilante de las estrellas no me ha servido de consuelo. Me pierdo entre las líneas de los libros, las palabras ya no tienen ningún sentido. Y apenas puedo hilar dos palabras coherentes, imaginemos mi habilidad escribiendo.
Es contradictorio, porque antes, mis más bellos relatos surgían de la amargura que destilaban mis pensamientos, tal era mi dolor. Pero supongo que es un caso comparable a un ejemplo que pusieron en un libro.
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Estoy segura de que no fue con esas mismas palabras, pero ha de bastar. Quizás es mi dolor el que me está cegando ahora, tal que no soy capaz de pensar en ninguna otra cosa.
Aquí arriba no me siento mejor, como antes. Ya no estoy enamorada de la luna, sino de él. Ahora solo deseo perderme en sus cálidos ojos, no en el brillo frío de la luna.
Me siento aún más sola, ahora tengo frío. Tal vez me vaya a la seguridad y calor de mi cama, junto a mi hermana. Puede que consiga dormir algo.
Y con un poco de suerte, soñaré con él de nuevo, como antes..

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