Por un momento, mi alrededor se adormece. Escucho el mundo mullido, amortiguado, todos los sonidos ahogados. Dentro de mi cabeza es todo mucho más ruidoso, mis pensamientos se vociferan los unos a los otros. Bajo la mirada, no puedo organizar las ideas, no puedo empezar por ninguna parte, no puedo decir nada de esto en voz alta o se convertirá en una realidad de este mundo, no solo mía. No puedo dejarle ver hasta dónde llega mi locura.
Respiro profundamente, pero el aire se me escapa.
Me levanta la barbilla, miro sus ojos, y de repente el mundo deja de temblar, y mis ideas se callan, el mundo recupera color y sonido, y todo va bien.
Sé a dónde volver cuando me pierda.
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