Después de tanto tiempo escribiendo cosas tristes, probablemente sea bueno pararme a pensar en aquel que me hace feliz.
No sé cómo lo haces. Qué es lo que me hace querer mirar la luna, y suspirar. Por qué querría besarte hasta quedarme sin labios. Por qué me siento nerviosa, entusiasmada, feliz, insegura, amada, perfecta, tímida, valiente, fuerte. Qué es lo que tienes que me cosquillea en las venas cuando te pienso, y me salen sonrisas cuando te recuerdo. Qué es lo que haces con esos ojos, esa sonrisa, que cada palabra me atrapas más y solo quisiera vivir en tus brazos y reír para siempre a tu lado. Y descubrirme estudiando esos rasgos tan bonitos y desear que seas mío cada día hasta que se acabe el mundo, para que sigas sorprendiéndome con esta suerte que tengo de sentir tu calor en mi corazón. Consigues que desee poner mi vida patas arriba, cambiar todo lo que conozco y lo que me queda por conocer, para que impongamos nuestro orden perfecto, para sorprenderte cada día, para hacerme con el mundo y regalarte todas las maravillas que se me ocurran. No sé qué es lo que tienes que me vuelve loca, y me hace sentir que al fin lo entiendo todo, y que da igual lo que ocurra siempre y cuando esté contigo.
No sé qué es lo que tienes para contrarrestar mi oscuridad con tu luz, para inducir paz en mi desorden. No sé cómo lo haces pero, por favor, no me dejes nunca.
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