Te echo tanto de menos que me ha cambiado la consistencia: la sangre, más fina, los huesos, más blandos. Me derrito, me deshago, me ralentizo y me despido de materia. ¿Para qué quiero un cuerpo que tú no puedes abrazar?
Sin ti, amándote incorpórea, seré como Eco sin Narciso, atrapada entre las piedras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario