Son la una y media de la madrugada y no puedo dormir; parezco Jenna Hamilton con toda esta tontería bloggera.
Pero la realidad es que, de alguna manera, hay un sentimiento desconcertante que quema mi mente, que empieza a formar palabras de desazón entre mis ideas. Palabras que no puedo decir, porque podría hacer daño, más del que inflijo con estas pullitas que se me escapan sin querer. Maldigo a esta mezcla de desilusión, decepción y enfado, maldigo mi egoísmo, maldigo los chantajes que apenas llego a imaginarme diciendo.
Pero antes de todo me maldigo a mí misma, por niña pequeña, por soñar tonterías.
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