sábado, 5 de mayo de 2012

Un trocito de mi viernes.

-...Tengo que estar en casa de mi abuela para cenar, luego vengo.
Había que ser muy hábil para detectar la mentira en la voz de Ethan. Yo, desde luego, lo conocía demasiado bien. Esa era su excusa para acompañarme un rato mientras yo volvía a casa. Solos. Aún después de tanto tiempo, todavía es capaz de hacer que mi corazón se acelere.
Mantuvimos una conversación informal mientras nos alejábamos.
-Así que fotos y preguntas...¿Será así siempre? Es muy triste.
Reí.
-De momento, sí-repuso-. Me parece un buen intercambio.
Yo enrojecí sin poder evitarlo. Di gracias a la noche.
No puedo recordar de qué hablábamos. Cogió mi mano, y en lugar de seguir por el camino fácil, me llevó por los irregulares adoquines del aparcamiento.
-Ethan...¿por qué vamos por aquí? Hay aceras en la vida-musité, dubitativa.
Él guardó silencio, como si esperase algo antes de contestar. Se detuvo frente a un gran árbol. Había una caravana de aspecto algo anticuado de color café y un seat negro.
-Vamos por aquí porque está más oscuro.
Sus manos, que ya me eran muy familiares, recorrieron lentamente las curvas de mi cintura. Me besó por el cuello, tan encendido como yo. Luego ascendió por la mandíbula hasta mis labios. Su beso no fue tan gentil. Era más lento que cuando salíamos juntos, más que en Diciembre, en el Otakón de Sevilla. Sus manos tampoco lo fueron. Se atrevió a ir más allá de lo normal, más profundamente. Sentí sus manos, expertas, frías, mezclándose con mi pelo primero, en mi espalda después, ascendiendo, apretándome contra su cuerpo. Me aparté para respirar, casi boqueando, y él viajó por mi cuello, bajando...
-Me tengo que ir ya, estoy tardando demasiado en "cenar"
Dibujó unas comillas en el aire.
-Te dejo con el calentón-la sorna se filtró en su voz.
Sonreí, procurando torcer mi boca como a él le gusta, dándole un toque enigmático a mi voz.
-¿Quién te dice que quien te deja a medias no soy yo?
Traté de alcanzar sus labios por última vez.
-Ch ch ch..tengo chica.
Di un paso atrás y puse los brazos en jarras.
-Adiós pues.
Me giré con la aparente intención de marcharme.
-¡No! Era una broma.
Me retuvo por un brazo, deseoso de un último beso. Puse un dedo sobre sus labios, que se torcieron en una mueca.
-Das demasiadas cosas por supuesto, Ethan. ¿Quién te dice que yo no tenga chico?
-Haces demasiadas preguntas retóricas-torció el gesto- tus besos me lo dicen.
-Yo podría utilizar ese mismo argumento.
Lancé una risita despectiva y besé fugazmente su mejilla antes de alejarme por la calle desierta hacia la avenida.
¿Quién deja a medias a quién?
Suena egocéntrico pero, como diría mi hermano....Me siento como una boss XDDD

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