Se
está muy bien...claro, que en el cuarto de papá y mamá, siempre hace
fresquito. El ventilador cabecea perezosamente. El calor de comienzos de
verano trae consigo la lenta modorra que adormece miembros y embota
cerebros. Papá y mamá comentan la cotidianidad del día a día, dando sus
puntos de vista. Mi hermano mayor está encogido de forma incómoda,
porque se le salen los pies de la cama. Su cabeza
reposa sobre el bonito cojín morado que hay encima de mis rodillas.
Tiene los ojos cerrados, como si estuviera dormido. Pálido, demacrado y
ojeroso. Lleva muchos meses encerrado estudiando sin descanso, triste y
apático. Me alegra poder tener algo de contacto con él. Memorizando la
forma y el tacto de su pelo. Ya le está creciendo mucho...dentro de
nada, se le ondulará tanto que parecerá un champiñón. Me es familiar.
Ligeramente áspero, muy oscuro, oloroso a ese champú anticaspa que
reconocería en cualquier parte, como todo lo suyo.
Mamá dice que le quiero más que a nadie en el mundo. A lo mejor es por la simbiosis. Tengo la teoría de que hubo un error cuando nacimos y deberíamos haber sido como los gemelos de las películas, estos que terminan las frases del otro y dicen las cosas al mismo tiempo.
Lo bueno de nosotros dos es que no necesitamos ser gemelos para saber lo que piensa el otro algunas veces. Nos miramos a los ojos, sonreímos a la vez, y decimos al unísono la parida de esa semana.
Sí, supongo que es especial. No sé si está bien que quiera a alguien más que a otra persona, ni siquiera sé si es real, o si quiero averiguarlo.
Porque se está muy bien aquí, con la mano perdida entre sus mechones oscuros.
Él abre los ojos, parpadea un par de veces y parece que se esfuerza por no dormirse.
-Estaba despierto-me asegura
Luego se gira, y yo vuelvo a acariciarle la cabeza. Me coge la mano de pronto y se la lleva a los labios.
-Te quiero-susurra, amodorrado.
¿Suena infantil si digo que soy la hermana más feliz del mundo?
Supongo que sí. Pero no creo que sea algo malo.
Mamá dice que le quiero más que a nadie en el mundo. A lo mejor es por la simbiosis. Tengo la teoría de que hubo un error cuando nacimos y deberíamos haber sido como los gemelos de las películas, estos que terminan las frases del otro y dicen las cosas al mismo tiempo.
Lo bueno de nosotros dos es que no necesitamos ser gemelos para saber lo que piensa el otro algunas veces. Nos miramos a los ojos, sonreímos a la vez, y decimos al unísono la parida de esa semana.
Sí, supongo que es especial. No sé si está bien que quiera a alguien más que a otra persona, ni siquiera sé si es real, o si quiero averiguarlo.
Porque se está muy bien aquí, con la mano perdida entre sus mechones oscuros.
Él abre los ojos, parpadea un par de veces y parece que se esfuerza por no dormirse.
-Estaba despierto-me asegura
Luego se gira, y yo vuelvo a acariciarle la cabeza. Me coge la mano de pronto y se la lleva a los labios.
-Te quiero-susurra, amodorrado.
¿Suena infantil si digo que soy la hermana más feliz del mundo?
Supongo que sí. Pero no creo que sea algo malo.
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