Me gusta mucho buscarle en cada historia de amor que leo. Que sus miedos sean los de Marín, y su romanticismo, soñador a la par que seguro y decidido, coincida con el del cocinero de aquel libro sobre amores más grandes que el mar. Me gustó enamorarme sin darme cuenta, como Mr. Darcy, y encontrarle en todas partes, sin buscarle, como Heathcliff. Hasta poner límites y condiciones al amor, cono hizo Coco, se me antojó bonito con él.
Me gusta soñarle en prosa y encontrarle en versos de amor y nostalgia. Pizarnik ya suena a él, pero también lo hace un poco Allende. Los libros jamás se hicieron eco de mi corazón como lo han hecho desde que le conozco. La música solo es suficiente cuando es él quien me canta.
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