F en el chat.

Hay cosas que me gustaría contarte, pero ya no puedo. Bueno, a ti no: a quien eras. Echo de menos dormir en tu pecho huesudo, y tus larguísimos dedos perdiéndose en mi pelo. Echo de menos correr contigo, mi gacela, y contarte la vida y ser tu lapa, y escucharte idolatrando lo rarito que en el fondo sé que eres. Echo de menos llorar en tu abrazo y encontrar al mejor guía y consejero en ti.

¿Sabes? He encontrado a alguien que me hace sentir un poco así, como tú solías. Alguien que me hace reír muy alto, a carcajadas, a boca llena, a mil tonos y hasta el hipo. Alguien que habla, piensa y siente parecido a ti. Es la primera vez desde ti que puedo estar todo el día junto a alguien, y no cansarme de su presencia. ¡Ah! Qué lindo es cuidar, qué familiaridad tan agradable. Me pregunto qué pensarías de él, si le conocieras.

Creo que esta vez he acertado y quiero pensar que me ganaría una de esas preciosas sonrisas torcidas y un brillo de aprobación en tus ojos de café.

Seguramente habría hecho las cosas mucho mejor si hubieras estado ahí para acompañarme. Me encantaría, asimismo, formar parte del momento tan bonito que estás viviendo. ¿Estás ilusionado? ¿Tienes miedo? Todo podría ser muy, muy distinto. Me encantaría poder echarte de menos como si fuera la primera vez que nos separamos, que vuelva a escocerme la piel que no te toca. Me encantaría ayudarte en tu mudanza. Me encantaría organizar una comida para celebrar tu hogar.

Pero supongo que solo queda esto. Dos desconocidos un poco anhelantes.