Tengo que reconocer que habría sido mucho más fácil quedarme como estaba. Tomar la decisión difícil va contra mi naturaleza, y por eso aquí estamos, a estas alturas del mes, del año y de mi vida: lidiando con situaciones conflictivas, con sentimientos y emociones que me arrojan ácido garganta arriba y escuchando voces mentales a las que no sé ni ponerles nombre. O quizá no quiera.
Agh. Qué asco.
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