Me consideraba expresiva porque hablar es fácil. Unir palabras y que suene bonito, quiero decir. Sintaxis, gramática, enlaces y articulaciones varias, subordinación y la sutileza de saber jugar con la ambigüedad semántica; todo un arte.
Esto, sin embargo, es distinto. Desgranando el alma sin piedad, incluyendo todo aquello sobre lo que no quería o no había pensado, bajo su mirada inquisitiva y paciente. Nadie, nunca, me había preguntado tales cosas, me invade una timidez que no sabía que formaba parte de mí y me cuesta levantar la vista y tragar saliva, en otra vida hasta me habría sonrojado. Se me seca la boca y me cuesta horrores desenredar las palabras de entre mis dientes trabados.
Luego: calma, alivio y epifanías.
El sentimiento de timidez, no tienes que sentirlo.
ResponderEliminarSiente el de desahogo, confianza y alivio; al final solo quedan las epifanías y las largas conversaciones que nos quedan por vivir para desbrozar y desnudarnos el uno al otro, todos nuestro sentimientos y palabras
Han pasado cinco meses y todo lo que siento es amor.
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