Querido Ale:
Hay cosas que no se pueden cambiar, da igual cuánto esfuerzo le pongas. Creo que es por eso que me resulta muy frustrante pensar en que no llegaré a gustarte jamás... Sé que no te fijarías en mí, y no solo porque solo tengas ojos para ella. Me doy cuenta de que no soy tu tipo, y me cabrea porque ni aunque me esforzara tendríamos nada en común. Podría aprender sobre algo que te gustara... Pero no podría ser más bajita, ni más delgada, ni tener los ojos azules. Y, ¿De qué me serviría a mi que te enamorases de alguien que no soy? Hace tiempo que vengo pensando que ya no me interesas solo para un polvo esporádico, y cuanto más me gustas, más triste me siento. Mi padre dice que más sabe el diablo por viejo que por diablo, y a mí me parece que Julia es para ti como Dani para mí: ni te quiere ni te deja de querer. Nos tienen comiendo de las palmas de sus manos...
Y yo que quiero comer de la tuya.
Vaya plan.
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