Querido Ale:
Es increíble cómo mis ganas de pisar la universidad se miden en mis ganas de verte. Bueno, a ti y al culo de Luengo (hmmmmm)
Aunque me gustaría que Ezequiel y Fran me dejaran tranquila.
Debo ser kamikaze. ¿por qué tengo tantas ganas de acosarte a miraditas cuando ni siquiera quieres tomarte un café conmigo? Debo estar loca, definitivamente. No sé si he sido demasiado descarada o es que cuanto más calor hace, menos ropa llevo y más cuenta de das de lo que hay debajo de esas sudaderas grandes.
Sigo intentando recordarme que no caben esperanzas, y aún así me da de todo por dentro cuando me sonríes. Lo cual ocurre con cierta frecuencia. Emites señales contradictorias, amigo...
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