Querido Ale:
Pensaba que quizá eras un poco espesito, pero no. Espero por Dios que esto no sea una broma.
Me pregunto si de verdad crees que me creo que cuando llegue a Gran Plaza habrá alguien más. Pero me haré la longui, a ver qué ocurre....
Ojalá hubiera alguien con quien pudiera hablar de esto, alguien que me ayudara a decidir qué ponerme y cómo comportarme. Son las seis de la tarde y ya me he duchado, después de hacer un poco de ejercicio; aunque llevo un buen rato sentada delante de las puertas abiertas del armario. Supongo que debo continuar con la máscara puesta un poco más, y quizá logre engatusarte. Luego supongo que puedo relajarme.
Me convertiría en lo que fuera, en lo que me pidieras.
Sé que no tienes ni idea de qué coño estoy diciendo. No pasa nada. Tú solo... Perdóname por mentirte, aunque las cosas que diga sean verdad.
Nadie que me conozca de verdad me querría.
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