Hoy ha sido el último de los adioses, pero por algún motivo no se siente como definitivo. No pasa nada, porque no quiero que lo sea. Hablo sobre dejar atrás el pasado y crecer y avanzar y esa mierda, y me muero de nostalgia por dentro, justo como hace cuatro años, pero es un dolor más profundo porque carece de la irracionalidad de la infancia.
No pasa nada, porque no creo que sea el adiós definitivo. Solo una pausa, un discurso, un hasta pronto. No es como la última vez, de eso estoy segura, porque ese instituto ha cambiado los mismos cimientos de mi mente, mis engranajes.
Ugh, Gracias.
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