Mi amiga Ana es vegetariana. Eso es de dominio público, ¿o no?
Decir que no tengo ningún problema con eso sería una mentirijilla bastante plausible. Y tú dirás: ¿quién eres tú para opinar sobre lo que hacen la chiquilla y su familia o lo que no?
Pues soy su amiga. Por supuesto que le diría esto a la cara, pero creo que sería una discusión inútil que podría reavivar parte del antagonismo que existía entre nosotras cuando éramos más pequeñas. Además, yo procuro apoyarla y ayudarla en todo lo que necesite: Ana es mi amiga y yo la adoro.
Si fuera tan solo una cuestión alimenticia, el conflicto sería menor en mi interior. Su constitución es de por sí delgada, pero parece que estuviera desnutrida y raquítica. Enferma. En mi cabeza, una alimentación sana y equilibrada sin carne, pescado o marisco no es posible.
Pero lo que me hace sentir incómoda (como hija de enfermeros que soy) es la pura cuestión médica. Ana no está vacunada, y tampoco puede tomar medicamentos. Sus defensas están siempre bajas (por su alimentación deficiente) y no tarda en pillar un buen gripazo cuando llegan los meses de frío. Además, ha sufrido constantes cefaleas desde siempre, desde niña. Y mientras ella tiene que hacer una serie de tratamientos siguiendo los métodos de medicina alternativa de su madre, yo me moriría por atarla a una cama y llevarla a un médico de verdad. ¿Quién sabe si tiene algo más serio que un simple dolor de cabeza? No todo se cura con zumo de zanahoria, y a mí me atormenta la posibilidad de que pueda ocurrirle algo.
Toda la humanidad luchando para desarrollar vacunas para que estas personas voluntariamente renuncien a ellas. Pero el problema no solo afecta a un vegetariano, sino a las personas que están a su alrededor y que pueden ser perjudicadas por sus decisiones. Por ejemplo: cada vez que Ana pesca un resfriado acabo yo también con fiebre, mal cuerpo y moqueando (como hoy, ese es el porqué estoy escribiendo esta entrada, y es que mi hermano no me deja salir de la cama); y no es el primer caso. En los Estados Unidos a menudo salen noticias sobre niños arrebatados a sus padres por su desnutrición. Y uno sobre una chica de cinco años con leucemia a la que un vegetariano contagió de varicela, y la niña murió. Si el vegetariano se hubiera vacunado, ¿no podrían los resultados haber sido distintos?
Mi padre se enfurece mucho con esas cosas.
Yo no tengo cáncer, pero aquí estoy, con mis pulmones de mierda, sudando de frío en la cama.
Y al final la selección natural hará lo suyo. Tiempo al tiempo con esta gente. Lo siento de verdad por tu amiga.
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