domingo, 31 de mayo de 2015

El agua es como el aire.

¿Conocéis "la luz es como el agua"? Es uno de los doce cuentos peregrinos de Gabri.
Estaba pensando en él mientras nadaba. Me gusta el agua, siempre me ha atraído, es mi elemento. El agua, tan pura, cristalina, hermosa. Refleja todo lo demás sin mácula. Tan escasa, tan necesaria, tan deseada. Parte de las cosas, del mundo, de nosotros.
Estaba quieta, sintiendo cómo el sol destelleaba por encima de mi cabeza, rechazado por la superficie ondulante y límpida del agua fresca y dulce, azul. Tan quieta, que parecía estar flotando, sintiendo sólo la débil línea que separaba el aire del agua.
El agua, tan densa. Protegiéndome, envolviéndome. Flotar es lo más cercano a volar. Me hundo y me muevo despacio, empujando a la masa con mis músculos, con mi piel. En "Memorias de una geisha", Mameha dice que el agua no soporta la lentitud, pero yo creo que eso no es del todo cierto. Creo que el agua es potente y constante, vengativa y dulce, y muchas otras cosas al mismo tiempo. El agua puede ser ligera como el aire, como lo es ahora, moviéndose en torno a mi cuerpo, arrastrándolo con su dulce empujón. Y luego me alejo, y se queda formando surcos y gotas por mi piel, haciéndola brillar, suave y pálida, recorriéndola como un dulce y frío beso. Entonces, el aire toca el agua y se me eriza el vello del cuerpo como si tuviera frío, pero no lo tengo, porque estoy siendo abrazada por el agua.
Si pudiera entrar en el agua y respirar, si pudiera vivir del agua y de su oxígeno, como un pez, me hundiría. Pensaréis que me quedaría azul y gorda, hinchada de agua, arrugada, blanda; pero eso nunca puede ser así, porque estaría en mi elemento, y el agua es como el aire.

Awkward-pool.

A few days ago I had my first bath in the new swimmingpool. Maybe I forgot to mention that my parents had build one, hehé.
It's quite big and amazing. I barely can touch the floor in the deepest part, and that's cool. I can do a lot of swim-laps too (but I get tired so soon...). I think my parents have realised that they've made a gym for us out there.

But the problem came for me when my brother-in-law had his first bath. With me inside, I should mention. He did two of the things that I hate the most: he saw me in my bikini and the filmed me. Forget the creepy sense, that's not what matters. I hate being watched when I'm wearing my underwear, my pijama or a swimsuit/bikini/whatever. I hate being filmed in any case. It was an awkward time for me, and also a rough time, but I bravely went trough it! (just kidding)
In fact, I'm pretty tired of studing (I have completed almost all the year from spanish) and I'd like to get into the water now, but I'm sure he is gonna be inside, or watching, or even around the house. It's very hot those days and there's nothing I'd like more than walk in my underwear and a shirt in my own home at the weekend, but of couse I can't, 'cuz it wouldn't be correct.

Agh, it's annoying that the story is being repeated. I'm sick because I can't be comfortable in my own place, which is the most important thing to me. I've been safe here almost always (one exception: my sis ex-boyfriend, as now.)
I'm trying to see him as my family, and build memories. I've always wanted the huge-lovely family I never had (with grandparents and cousins to play with). But in that case, why do I feel that he is an intruder, an invader?
Get him out for a little, please! I just can't take it right now!

miércoles, 13 de mayo de 2015

Acogida favorable.

Mi cerebro está en modo acogida favorable. Son las tres menos cuarto de la madrugada, y a pesar de haber estado estudiando para todas las asignaturas casi desde que acabó el trimestre anterior, aquí me tenéis. Hoy he memorizado dos temas de lengua y dos (y medio) de historia, de forma que he memorizado la mitad de lo que debía haber hecho. Mañana me esperan tres horas de examen, ¡ue!
Llevo casi nueve horas estudiadas hoy. Siete ayer. Unas diez el día anterior..., os podéis imaginar. Mañana voy a hacer algo que no he hecho nunca jamás: si en historia me caen la guerra colonial o Primo de Rivera, los puedo defender bastante bien; pero si me cae cualquiera de los otros tres temas, buscaré sacar un dos desesperadamente y optaré a la recuperación con todas mis fuerzas. ¿Qué le hago yo si todos mis esfuerzos son inútiles?
Estoy recordando todo el rollo ese de las cagaleras que solté antes. Es gracioso, porque he tomado mucho café ya hoy y estoy asqueada, así que tengo un té verde aguado y frío al lado. La verdad es que no me gusta el té, pero ha sido una agradable fuente de energía; y tengo el colon más limpio que nunca.
Tengo un 55% de posibilidades de aprobar historia mañana, aunque haya tenido más tiempo que los demás. Tampoco mis circunstancias son buenas, #IfYouKnowWhatImean. Para lengua confío en mis habilidades para extenderme indefinidamente y en mis precarios conocimientos sobre novecentismo, noventayochismo y vanguardias. No en vano me he leído todo eso. Además, Leonor me quiere, que lo sé yo (????)

Estoy cansada. Pienso que mañana me tengo que estudiar dos temas muy largos de historia del arte y casi lloro, porque en los apuntes ni siquiera he terminado la escultura, mira tú qué divertido.
Además, aún me quedan más de 48 horas para poder ver a mi mamá. Mientras, he dormido en tres días lo de un ciclo natural de una noche, es decir, unas ocho o nueve horas. ¿A que mola?
En serio, qué asco de té. ¿Algún alma caritativa que me traiga un Red Bull?

Nietzsche y cagalera.

Café versus bebidas energéticas. Por un lado, el café me gusta mucho pero me da cagalera. Las bebidas energéticas, sin embargo, me proporcionan energía pero me dan terribles taquicardias.
Por un momento me he planteado redactar este texto con otras palabras, he buscado cómo rectificar el pensamiento ipso facto; pero, ¿a quién le importa?
Este lugar es mío, y si así es como lo he pensado, así es como quiero decirlo. ¿Por qué tengo que someter mis pensamientos la falsa y mezquina corrección de la sociedad?
No pretendo ser políticamente correcta, porque así es mi personalidad. No necesito esconderme ante nadie ni ante mí misma: si he pensado que es una pena que el café me provoque cagalera, esa es la idea y no precisa otras palabras más que las mías propias. Es inútil pretender que las mujeres seamos limpias, recatadas, sin nada sexual o escatológico. Somos humanas, y como tales, hacemos lo necesario para satisfacer las propias necesidades.
También creo que he pasado demasiado tiempo estudiando filosofía recientemente y que esto ha derivado en una excesiva medición del lenguaje tratando de hacer que la belleza de lo expresado prime sobre el contenido.
Como si la lengua sirviera para expresar la vida.

sábado, 9 de mayo de 2015

Nothing turned into something.

Los espectadores aplaudieron, y por primera vez tras todos esos intentos infructuosos, me sentí aliviada.
Nuestro proyecto era ciertamente original. Mientras todos los demás stands ofertaban explicaciones, experimentos y actividades, nosotros planteamos algo más allá de la simple teoría matemática. Así, cuando Germán me pidió que hiciera este pequeño homenaje a Émilie de Bretuil y Sofía Kovalevskaya, supe que estábamos rompiendo los esquemas.
El trabajo de documentación fue ciertamente arduo. Las biografías podía comprenderlas perfectamente, pero quería reflejar la implicación de estas dos mujeres en el mundo de las ciencias y las matemáticas, y para ello tenía que crear un texto con sentido matemático, sabiendo que los espectadores no iban a comprender la diferencia entre el óvalo y la elipse solamente porque Irene recitase de un tirón todas aquellas palabras que a mí me sonaban a chino, incluso después de haberlas escrito.
Recuerdo un cierto pasaje de "El cuento número trece" en que Margaret se preguntaba si los autores sentirían algún cierto cosquilleo en sus conciencias cuando alguien leía sus palabras. Si así fuera, me pregunto qué habrían pensado Émilie y Sofía sobre mi forma de reinventar sus personalidades: la de Émilie, confiada, orgullosa, religiosa. La de Sofía, influída por la duda, el pesimismo, más cercana...; me pregunto si habrían sonreído o estarían enfadadas.Los ensayos fueron intensivos (Germán es un director exigente) pero divertidos. ¡Cuántas veces tenía que tratar a Sofía con desprecio! miraba el rostro tierno y joven de Irene, era realmente complicado levantarle la voz.
También fue complicado encontrar tiempo entre clases, en los recreos, entre exámenes, alguna que otra tarde. Y a pesar de todo, sé que voy a echar de menos los ensayos: tropezarme, enfadarme, fingir, hacer muecas, gritar, exagerar, ser pedante. ¿Quién iba a decirme que, siendo yo el modelo para la personalidad de Émilie, iba a caerme tan mal? ¿Cómo dos personajes tan orgullosos y pedantes pueden inspirarme tanta lástima?
Espero que este pequeño homenaje a estas mujeres que lucharon por hacerse oír por encima de los alaridos de tantos hombres. "Porque las matemáticas son un femenino plural".

So far.

Estoy harta de no poder discutir con mi madre de nada. De que todo sea "ya te darás cuenta". No, mamá, mis pensamientos no son producto directo de la ignorancia. ¿Por qué no aceptas que mis opiniones son así y ya está? ¿por qué tienes que quitar criterio y razón a todas mis reflexiones?
Me haces sentir como si fuera una niña idiota. Mientras que yo pienso que simplemente diferimos en opinión, tú me dices cosas como "si estuvieras de acuerdo con esa postura serías totalmente ilógica" o "cuando madures verás que las cosas no son así". No todo el mundo tiene que opinar como tú y no por eso son idiotas.
No soy idiota.
¿Me quieres dejar que idealice? ¿por qué está tan mal que crea en el género humano, que tenga esperanza, que sueñe con que las cosas irán bien si me esfuerzo? ¿por qué tengo que considerar que el mundo es un lugar oscuro y su gente es mala? He conocido a malas personas y eso no ha cambiado mi filantropía, no mientras todavía existan muestras a mi alrededor de que las personas son creativas, solidarias, altruistas, trabajadoras.
¿Por qué no puedes aceptar opiniones ajenas? ¿por qué te cuesta tanto reconocerlo cuando estás equivocada? Vale, ya sé que lo he sacado de ti, pero nuestros grados de intransigencia son radicalmente opuestos.
Ay, diantre, quizá seré yo, que pienso demasiado y me enfado demasiado pronto estos días...

viernes, 8 de mayo de 2015

Techo altamente memorizable.

2:18 a.m.
En unas horas, el laboratorio del Virgen del Rocío emitirá los resultados del hemocultivo que llegó esta tarde.
Sabemos lo que eso significa, independientemente del patógeno que resulte, ¿verdad?
No puedo dormir, no sé por qué, pero el techo atrae mi mirada... Qué hermoso gotelé...

Feria de las ciencias, entrada personal.

- Os ha salido muy bien, ¿eh?
Los espectadores nos estaban consolando. Después de dos días de trajín con la acústica, amplificadores, altavoces, petacas y estaciones, los espectadores observaban nuestro fracaso con una sonrisa de lástima.
- Está bien, a recoger-. voceó Germán.
Nunca sabrá cuánto agradecí esa intervención suya, el movimiento me salvó justo cuando comenzaba a sentirme frustrada y..., bueno, llorosa. Así que por enésima vez lo desmontamos todo...

Hoy ha sido nuestra segunda jornada en la Feria de las Ciencias, y debido a los mismos problemas técnicos, también la última. Esta tarde pudimos finalmente representar la obra con dificultades para que se nos oyera y muy poco espacio para movernos. Y la verdad es que ha sido un alivio.
Recuerdo un cierto pasaje de "El cuento número trece" en que Margaret se preguntaba si los autores sentirían algún cierto cosquilleo en sus conciencias cuando alguien leía sus palabras. Por un momento he imaginado que Émilie de Bretuil y Sofía Kovalevskaya estaban un poco más felices gracias a mí.
Vaya chorrada.

En lo relativo a la feria en sí misma..., bueno, ha sido alucinante. Me ha recordado que no tengo por qué sentirme cohibida ante mi ignorancia científica, sino ponerle solución. Es por ello que he tomado la firme determinación de ampliar mis conocimientos de física y biología este verano en la medida de lo posible (mientras repaso el hiragana y el katakana).
Los distintos stands estaban integrados por alumnos y profesores, desde primaria hasta la universidad. También asociaciones y ONGs como Green Peace. Todos ellos me han recordado que sé un poco más de lo poco que creo que sé, y he aprendido cosas muy interesantes a partir de unos inventos y experimentos muy bien planteados:
Unos muchachos de bachillerato me han explicado el funcionamiento de los colores (aunque ya lo sabía) mediante dos sencillos experimentos. En el primero de ellos había un globo verde, y al iluminarlo con un láser azul, el globo estalló. Esto es debido a que la superficie del globo absorbe los colores azul y rojo, reflejando el verde (que es el que vemos). El segundo experimento tenía lugar dentro de una cámara tenuemente iluminada, en la que los muchachos tenían tres luces de colores primarios y una pantalla blanca. Pues bien, al encender la luz roja, la sombra proyectada por mi mano era negra, pero al añadir la luz azul, se producía una doble sombra bícroma con un fondo rosado. Por último, con la luz verde, se producía todo un espectro de colores (ámbar, rojo, azul, verde, rosa, lila...) y el fondo, que absorbía todos los colores, era completamente blanco de nuevo.
También vimos el puestecillo de los arquitectos, en que habían colocado un cajón de arena con un proyector y un kinect que calculaba la distancia de la arena, de forma que el agua que el cañón proyectaba aumentaba o disminuía en función de la distribución de la arena.
Tratamos de resolver un problema de matemáticas con puentes, calculamos el PH de distintas sustancias, recibí una descarga eléctrica, aprendí sobre el fenómeno de refracción de la luz en un medio más denso y, por supuesto, a montar amplificadores
Además he conocido a muchas personas interesantes, entre ellos una catedrática de física y química que es el vivo ejemplo de lo que implica ser un humanista: me pareció una persona sumamente sabia, inteligente, interesada por todos los campos del saber humano. Por supuesto también me siento más unida a mis compañeros, Alberto, Irene y Javi, todos ellos personas muy peculiares de las cuales he aprendido muchas cosas nuevas.
Volveré el año que viene para ver nuevos proyectos, y para entonces me llevaré a Silvia, que sé que le encantará. Ahora toca ponerme a estudiar historia (para compensar...), pero no antes de colocar un par de fotillos.






Cicatrices de guerra.

Hacía demasiado calor como para taparme.
Habitualmente, y desde que mantenemos relaciones sexuales, siempre me cubro el cuerpo. A veces no nos da tiempo a terminar de desvestirnos, pues el anhelo de volver a unirnos es más fuerte que todo lo demás, pero no es la norma general.
Aquel día, sin embargo, yacíamos desnudos y sin resuello sobre las sábanas húmedas y sobadas en la penumbra gangosa de la habitación.
De pronto sentí un cosquilleo en la piel y el lento deslizarse de sus manos grandes y cálidas. Me puse rígida, porque aunque sus manos habían estado en todas partes unos minutos atrás, nunca me había dejado tocar por nadie de ese modo.
Aparté sus manos, con firmeza, pero sin ser brusca.
- Ahí, no.
- ¿Por qué no?
- No es agradable.
- Tienes muchas estrías.
- Sí.
- ¿Por qué son de este color?
- Porque son recientes.
- Ah.
Tiré de la sábana con los pies, y de algún modo soporté su peso liviano adhiriéndose a mi piel sudada.
- ¿Adelgazaste o engordaste?
- Un poco de cada. Ahora estoy más delgada.
No, no había orgullo en mi voz.
- ¿Te avergüenzas
- No, pero no me gustan. *****, no le des más vueltas al asunto.
- Claro que son feas, pero porque son como cicatrices de guerra, contando una historia.
Acto seguido me destapó para besarlas, y yo se lo permití. Besó las estrías bajo mis brazos, en el nacimiento de mis senos, en mis riñones, en mi estómago, en mis muslos y en mi espalda. Observó detenidamente la forma, longitud y grosor, el color. Rosadas, plateadas, amoratadas o nacaradas. Todo ese montón de piel flácida.
- Ya basta.
No era la primera vez que lo miraba, pero sí la primera vez que lo veía. No pude evitarlo: le besé.

martes, 5 de mayo de 2015

Postureo, anhelo y Cien años de soledad.

Hoy se ha hecho un photocall en el instituto para conmemorar el pasado día del libro. No podía perdérmelo, así que me he acercado en el último minuto y me he encontrado de todo:
Postureo, por descontado. Había personas hablando sobre libros cuyas historias conocían a través del cine, de un amigo o de una reseña en internet.
La pasión de personas como Zoe o Germán, con auténtica devoción por los libros.
Gente que solo quería perder clase. Un poco de todo.
No solo me he hecho fotos con mis menores sino que Hipólito me ha grabado hablando sobre Cien años de Soledad:
-He traído mi ejemplar de Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez, porque es uno de mis preferidos. Es premio nóbel de literatura y máximo exponente del realismo mágico.
» Lo que más me gusta de él es esa habilidad de GGM para manipular la mente: te hace imaginar lugares y personas de forma intuitiva, cosas que no describe. Hace de lo cotidiano algo maravilloso, y de lo inverosímil algo tan mundano como un pájaro surcando el cielo.
» Insto a todo el mundo a leerlo porque es un libro maravilloso.

Me ha parecido un resumen bastante conciso, no tenía mucho tiempo. Y sin embargo, darme un par de minutos para hablar de un solo libro...
Podría hablar de lo bien definidos que están los personajes. De lo sola que me sentí cuando murió Úrsula Iguarán, o Aureliano Buendía. De la locura de Meme, la guerra, de la evolución de Macondo, de ls ciencia de los gitanos, de Melquíades.
Quería decir que fue la clase de libros que marcó un antes y un después en mi vida. No lo devoré con el ansia de un lector novato e impaciente, sino que lo descubrí lentamente, sumergiéndome. Viví en Macondo varios días, sin prisa pero sin pausa, conociendo cada rincón sin descirbir, imaginando los gestos de los personajes. Y cuando lo acabé no hubo llanto, pérdida o alegría; sino que deseé no haberlo leído jamás para volver a encontrarlo de nuevo.
Lo que en otros libros es como sexo intenso y rápido fue una lenta relación amorosa en Cien años de soledad. Diría que fue mi primera lectura adulta, y pasarían varios meses y muchos libros antes de que pudiera encontrar una sensación parecida de nuevo: alegría, ternura, sosiego, nostalgia. (El afortunado fue Ken Follett con "La caída de los gigantes".)
Desde entonces una parte de mí vaga por Macondo. En mi idea de Macondo, con esas personas que nunca mueren, con lo real maravilloso, con el hielo y los pescaditos de oro.

Skills.

Una mejor memoria, habilidad comunicativa, una buena expresión escrita, capacidad de relacionar conceptos, inteligencia emocional o empatía son algunas de las cualidades que según múltiples estudios adquieren las personas que tienen un hábito lector.
Mi hermana lee, y eso se nota. Es inteligente, escribe bien y tiene muchos datos, muchas ideas, mucha resolución. Creo que la lectura ha ayudado a definir su carácter y su personalidad a través de la reflexión.
En general se nota mucho cuando una persona lee, especialmente cuando habla. Los lectores adictos tendemos a atraernos y a sacar el tema con la misma fogosidad con que las adolescentes hablan sobre música o actores atractivos.
Me pregunto qué sería de mí si no leyera. No en el sentido trágico (probablemente encontraría otra ocupación); sino como persona. Me pregunto qué diría, qué cosas me gustarían, cómo hablaría o si seguiría queriendo escribir.
Supongo que es cierto que lo que leemos contribuye a formarnos como personas. Y si yo ya soy torpe, insegura y mediocre como lectora compulsiva, ¿cómo de pobre no sería sin un argumento, si una historia, sin todos mis personajes favoritos?

domingo, 3 de mayo de 2015

Mothers' day.

Sabía que estaba soñando, pero esa conciencia no parecía cambiar el hecho de que mi madre había muerto y yo estaba sola.
Hubiera matado por un abrazo suyo. Era la clase de sueño angustioso en que la parálisis es total, y el llano duele como si fuera real. Pensaba en cada paraba, cada susurro, cada una de las muchas pesadillas que había tenido con aquel momento.
No parecía tan terrible, y sin embargo, yo no podía abrazarla...

No desperté con grandes aspavientos. Seguía respirando normal, en la penumbra recalentada de mi habitación. No había llorado ni gritado. Mi hermana dormía en la cama contigua.
El único cambio consistía en la piel húmeda y pegajosa y un sordo dolor de cabeza apenas incipiente.
Qué bonita forma tuvo mi subconsciente de recordarme que era el día de la madre.
Me levanté con un nudo en la garganta, como a punto de vomitar lágrimas. Tenía la boca seca.

viernes, 1 de mayo de 2015

Fresas.

Mi piel es como la superficie de una fresa.
Mientras que mi rostro se mantiene sonrojado y salpicado de pecas en las mejillas, la realidad es otra mucho menos inocente y adorable en el resto de mi cuerpo. Mis brazos, espalda y piernas (desde las nalgas hasta los tobillos) son una enorme extensión de piel rosada y salpicada de... dermatitis.
Puede parecer una tontería, pero los picores son horribles. En algunos momentos (como ahora) la tentación es horrible, y por ello estoy viendo cómo brota una diminuta gota de sangre y se mantiene sobre esa herida tantas veces abierta, cerca de mi muñeca. Es demasiado pequeña para rodar, permanece ahí, formando una rígida cúpula de sangre seca hasta que la tentación vuelva a vencer.
Tengo las uñas llenas de sangre, y continuamente mancho mi ropa, o las sábanas. De noche la inconsciencia no me permite detener a mis manos, que viajan por esa piel rosa y granulada hasta encontrar alguna postillita; o simplemente arañando violentamente la superficie para calmar el picor.
Hace sol, es primavera. En días como hoy, el sol brilla, el tiempo es cálido y hermoso. No me importa que mi nariz moquee, o ahogarme solo al subir las escaleras, o que me escuezan los ojos. No me importaría si el sudor dejase de irritar las heridas, si pudiera arrancarme la piel, si esto cambiase de algún modo. En días tan hermosos como hoy, ni las pastillas, ni los geles ni las cremas consiguen aliviar ese hormigueo constante que sube por mi cuerpo como una constante hilera de hormigas.
En invierno, mi piel está seca, pero quieta. Es un descanso, y el sol no quema tanto.
En invierno nieva sobre el campo de fresas, y por un momento es una superficie casposa, rígida y blanquecina.