A veces me gustaría tener el valor de hacer algunas pequeñas cosas, como mirarme en el espejo cuando me desnudo para ducharme, o pintarme los labios de rojo. No estaría mal usar ciertas prendas de ropa que se que a mi familia no le gustaría que llevara, como uno de esos bonitos bañadores vintage pensados para gente gorda. Como yo. Y me gustaría dejar de sentir vergüenza de mí misma, aunque sé que mi madre habría sido mas feliz con una hija pequeñita, delgada, rubia y de ojos azules, que siempre estuviera suave y encremada, que jamás saliera sin maquillar y luciera una impecable melena lisa y abundante color trigo.
Pero esa no soy yo.
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