Y cuando volví a dormirme, tuve un nuevo sueño. Mucho más confuso esta vez, oscuro, salvo por el brillo de dos ojos que me devolvían la mirada, impregnado de un calor que provenía del roce de su piel contra la mía, del latido de su corazón retumbando contra mi pecho. Todo besos húmedos y extremidades enredadas, respiración acelerada y leves quejidos, todo suave y placentero, en una pasión profunda y ardiente como un río de lava.
¿Estaba soñando o recordando?
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