Mañana es el día, al fin. Lo cierto es que no sé cómo sentirme al respecto, porque los nervios lo están eclipsando todo, pero ya hay una cierta emoción aguijoneándome los ojos desde el puente de la nariz.
No sé por qué me entran ganas de llorar, si nada cambia a efectos prácticos. A lo mejor porque han sido dos años muy agitados desde que mi hermana y Ale se conocieron: en un año, vino la proposición, antes de cuatro meses, la mudanza (y el consiguiente trajín de traslado, compras y drama) y los últimos nueve meses los hemos dedicado íntegramente a la boda. Para mí era muy importante estar cerca de mi hermana, y ha sido muy divertido hacer todo esto. No ser útil, en realidad, porque ha sido ella quien lo ha organizado todo, pero quería que ella supiera (y espero haberlo conseguido) lo mucho que significa para mí que mañana sea el día más bonito y especial de su vida. Sé que no todo en la vida de casada es dulce y fácil, pero al menos espero que tenga la introducción más bonita del mundo.
Mis funciones como Wedding Planner, aka Wendolín, han abarcado funciones muy amplias: secretaria, Calendario Oficial del Estado, recordadora de citas y hasta concertadora de las mismas. En última instancia, los últimos dos meses han sido de compras y manualidades: cestas, lazos, "caramelos" de regalo, rollos de guita, bolsitas de arroz y pintora de cajas y tartas de chuches. A parte está, por supuesto, mi cutre regalo de bodas... que yo hago con amor y esfuerzo, que es lo que cuenta. Sé que mañana va a ser también un día muy intenso y que tendré que estar muy pegada a mi hermana.
Cuando mi hermana vació los armarios y se mudó a su piso, realmente no sentí que se fuera, dada la frecuencia con que la veo y las veces que hemos tenido que hablar para poder seguir atando y organizando asuntos de la boda. Creo que una parte de mí teme que, cuando todo este barullo haya terminado, algo cambie. No me importaría que la boda durara para siempre si así tuviera a mi hermana a mi lado todos los días, si pudiera seguir estando emocionada y nerviosa con ella. Sé que es un miedo absolutamente infundado, pero siempre queda la incertidumbre.
¡Bueno! ya se acabó por hoy. He conocido a la familia de mi cuñado, al fin. Esta semana ha sido muy dura y he dormido muy poco, pero mañana tengo que darlo todo, seguir al pie del cañón por ella, por mi niña.
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