No puedo dormir.
Hace días que el sueño escapa de mis manos, con lo lirona que yo soy.
Ni leyendo, ni haciendo ejercicio, ni estudiando hasta el dolor de cabeza. Ni siquiera con música clásica.
Y cuando duermo, me despiertan mis propias vueltas, sueños extraños, patadas a las sábanas..., demasiada tela.
Despierto cansada. Cansada de haber dormido. Con la espalda anudada, y el cuello torcido. Un sabor de boca amargo, y escozor en los ojos.
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