Un pensamiento cargado de veneno atravesó mi mente. Fue como si su sabor ácido y fuerte achicharrase mi cerebro momentáneamente, dejando todo lo bueno de mi persona fustigado en un rincón. Y por un momento me sentí la misma niña furiosa de hace años, fsntaseando, imaginando su cuello grueso entre mis fuertes manos, su voz cascada de borracho suplicándome compasión, gritando de angustia. Su piel, surcada en una miríada de arrugas, se agrietaría como un cristal roto, y yo saborearía el momento de hacerle pagar por tantísimos años de dolor a mi familia.
No, viejo, a mí no se me compra con un puñado de caramelos de miel y limón.
«Ojalá muera. Y ojalá que sea en mis manos» repetí en mi mente, degustando el trasfondo amargo del pensamiento; incluso sabiendo que no será así, que morirá de viejo o de borracho tal y cono ha vivido..., dando por culo.
lunes, 21 de julio de 2014
In a bad way.
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