¿Por qué todos tienen la absurda impresión de que todo esto me duele de alguna manera?
Y si me hiciera daño de verdad, ¿qué importa? me lo he buscado yo, ¿no? puedo detenerlo por mí misma si quiero.
Es muy sencillo. No me importa con quién salga o a quién quiera, me da absolutamente igual. Es mucho más doloroso vivir sin él una sola semana que el hecho de que su novia sea otra persona. Además, ¿sería yo tan egoísta? ¿le abandonaría solo por evitarme a mí el daño? ¿sería tan falsa y rastrera como el resto del mundo? pues no, porque yo soy su amiga. Yo estoy aquí para escucharle, para aconsejarle si lo necesita, para quererlo incondicionalmente, para prestarle atención cuando los demás le ignoran. Porque si yo me voy, tengo la certeza de que se va a sentir solo.
Y sé que quizá todo esto sea el mismo sentimiento infantil que aquella vez con Dani, y probablemente soy imbécil y estoy loca y bla bla bla. Pero voy a luchar porque todo esto siga adelante.
Porque, le pese a quien le pese, estoy enamorada de él. De Eduardo Fernández, y de nadie más.
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