Resoplo y apago el ordenador. Con impaciencia, tamborileando con los dedos sobre la lustrosa superficie de la mesa del comedor. Golpeando el suelo con la blanda suela de mis All Star. De pronto me entra calor y abro la ventana, de forma que la brisilla vespertina refresque la habitación. Un haz de luz ambarina se recuesta perezosamente sobre los muebles, dejando que el polvo se adivine a través de ella, como si fuera una mujer lánguida y sensual con un vaporoso vestido blanco. Y muy poca decencia, claro.
A lo que iba. ¿Amiga? que yo sepa, a una amiga no la besas. A las amigas no les dices que las amas. No te quedas despierto sin importar el cansancio que arrastres para charlar "solo" con una amiga.
Por esto odio las redes sociales, y la forma que ha creado la sociedad de mentir, manipular, y convertir el amor en una inseguridad.
Cojo un libro del montón, pero mis pensamientos no logran enredarse con los hilos de la trama. Paso las páginas, ojeando sin leer, pero no sirve de mucho.
Y al final suspiro. Porque he de enfrentarme a mi cabeza y afrontar de una vez que me ha dolido.
A veces es difícil ser blanda, dulce y delicada. No, no es precisamente eso lo que me apetece ahora mismo.
<<¿Y qué diablos quieres, si no es un "buenos días, princesa"?>> me pregunto. Yo sola sé que no estoy siendo coherente.
No sirve de mucho pensar, tampoco. Las palabras que estoy escribiendo ahora tampoco son lo mejor que ha pasado por mi cabeza. Después de un verano de libros, libros, textos, idiomas y más libros, dos semanas sin una idea brillante que desarrollar en un viejo cuaderno me parecen una locura.
Ahora está bien, porque aún conservo mis sentidos. Aún puedo oír a Kyuhyun, Leeteuk, Donghae en mi oreja, preguntando "otoke?" (¿Qué hago?) y nunca me he sentido mejor y peor a la vez.
Aún puedo escuchar a mi mejor amiga. Su rostro en la pantalla luce igual, sano y moreno. Utah le está sentando bien, mejor que a mí los años que me esperan sin ella.
-¿Lo viste?-ella suspira y entrecierra los ojos, que tienen un matiz soñador-. Sería bueno si Chanyeol al fin se decidiera y él y Baekhyun podrían ser felices juntos...
Pero las palabras se desvanecen como burbujas de aire arrastradas por la brisa de mi ventana, y las sutiles vibraciones de las cuerdas vocales se pierden a mitad de camino, en algún lugar de la red.
En definitiva: la oigo, pero no la escucho.
Esta noche será peor, sin duda, cuando mi mente desentierre todos los recuerdos felices con sus cortantes y afilados bordes. Todos los recuerdos tristes, también.
Mejor será que acumule sueño. Va a ser una noche muy larga.
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