Da igual el camino que escojas, porque el final es bien visible. Solo que uno de los dos caminos es más prolongado. Una forma de no ver lo que nos esperas, con tanta curva como tiene el túnel.
¿Qué haces cuando crees que se acerca tu peor pesadilla? mejor dicho, ¿qué hago yo? ahora solo quiero llevarme las manos a la cabeza y relajar los músculos, cualesquiera que sean, que han mantenido el salado manantial de mis ojos callado, fluyendo dentro.
¿Conocéis acaso la desesperación del dolor? ¿la del sufrimiento emocional? ¿la de perder todo lo que os importa? ¿conocéis la soledad?
¡Oh, sí, recemos! ¡recemos y todo irá bien! ¿Toda mi vida se viene abajo y a ti solo se te ocurre pedirme que rece? ¡Si pudiera ver a vuestro Dios a la cara le escupiría! ¿dónde estaba él la primera vez que escuché a mi madre llorar? ¿dónde está cuando ella vomita? ¿dónde estaba hace unas horas, cuando escuchó ese definitivo "ya no podemos hacer nada por ti"? Vuestro Dios no apareció ninguna de las veces que lloré hasta dormirme porque creía que iba a perder el pilar en torno al que ronda mi vida. Dios no me palmeó el hombro en la sala de espera del hospital. ¿Y vuestro único recursos es decirme que vuestro bondadoso Dios la ha mantenido con vida? ¡Pues vaya vida! vida de horas y horas de cansancio y trabajo, vida de pobreza, vida de incertidumbre. ¿Quién quiere vivir para llorar entre cuatro paredes? ¿quién quiere la vida para consumirse entre unas sábanas? Somos muy egoístas y la apoyamos, le aconsejamos fuerza, le pedimos a todo lo pedible que ella no nos abandone. ¿Para qué? yo no aguantaría. Cuando me vaya, yo ya no sabré si sufren o no, ya no me importará. Yo no lo querría.
No voy a arrastrarme a ese Dios impasible vuestro, no voy a subirme a vuestra nube de chalados a que alguien "me escuche". No, lo que necesite, lo que haya que hacer, lo costearé yo por mis medios.
Se acabó que Dios se lleve mis méritos.
Esté o no esté, ¿qué importa? Como dijo Jace, estamos solos.
Solos.
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