Me desperté bruscamente. Me había quedado dormida. Un muchacho alto y delgado dormía a mi lado, abrazándome, ciñéndome contra su cuerpo flaco y fibroso. Su rostro reflejaba paz. En la pantalla se podían leer los últimos créditos de la película. Ambos nos habíamos dormidos. Mi hermano. Mi niño
A aquellos días pintando Warhammers de El señor de los Anillos, con camisetas de propaganda y salvacamas en el salón. Largas partidas en una maqueta. Partidas al Tekken, carreras en la Play 1, el GTA San Andreas, tardes y tardes viendo películas, o símplemente jugando. O yo leía y él jugaba. O yo escribía y él jugaba. Y muchas noches hasta las tantas de la mañana. Algunas veces sólo hablando. Tratando de que papá no se diera cuenta. Ah, a veces me parece que es la única persona que me conoce de verdad. Porque, él sólo me escuchó por teléfono y adivinó que estaba afligida, y las razones de mi congoja. Sólo con escuchar mi voz o leer mis palabras. Porque es la única persona que consigue que reflexione de verdad, la única persona por la que yo querría cambiar mi forma de ser, pensar o sentir, como fuera. También pienso en todas esas veces que me han ofrecido algo, algo que yo he rehusado hacer sólo por él. No, porque acercarme una botella a los labios siquiera sería traicionarle.
¿Qué me gusta de él? A parte de las cosas que nos unen, adoro su personalidad, hasta el más mínimo detalle. Puede que por ser tan distinta de la mía, o qué sé yo. Admiro esa fuerza que sólo él posee. Ese tesón, esa mente brillante.
Porque reconozco su olor, su colonia, su desodorante en cualquier lugar, su ropa, y siempre pienso en qué le gustaría y qué no. Es un lazo más importante del que haya podido leer, sentir o presenciar en mi vida. Es decir las cosas a la vez. Es una cara rara, cosquillas y un mordisco en la barriga.Es terminar las frases del otro. Es pensar las cosas al mismo tiempo, y adivinar nuestras ideas y pensamientos. Es un "Criiiiiis" meloso, y que yo le responda "¿Príncipe, Oreo o cereales?". Es reírme con sus imitaciones, y tener una frase que sólo nosotros comprendamos. Es una razón para ser mejor persona. Una razón para seguir adelante con todo. Son cientos y miles de horas juntos, escuchándo música, o simplemente sin hacer nada. Es echarlo de menos esté donde esté y con quién. Es necesitarlo a mi lado y que el universo se venga abajo si él no está ahí para darme un abrazo de vez en cuando.
Es, sencillamente, felicidad
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