lunes, 27 de febrero de 2012

Miss u. Coward.

Debo decidir, una vez más. En esta ocasión, no hay motivo, no hay por qué. Comparo las opciones, sus posibles consecuencias.
Decido que quizás no sea tan malo.
Pero luego lo recuerdo todo.
Todo.
Tu sonrisa. Esa forma tuya de convencerme, de hablar, de pensar. Tu voz. Tus videos. Tus fotos, haciendo el tonto. Todas esas conversaciones, serias, sinceras, épicas; y todo lo que me inspirabas en ellas. Cada latido, cada emoción, todo aquello ha sido por ti.
Cada instante en que lloré, sonreí, cada segundo en que te eché de menos como ahora. Cuando me consolaste o confiaste en mí. Las dudas, el miedo, el amor. Cada pensamiento, ha sido por ti.
No puedo escribirme tu nombre. Muchas personas lo malinterpretarían. Pero hay algo peor, y es que "la tinta es mala para mi piel". Pero de algún modo, yo necesito leer algo que me recuerde a ti, tenerlo cerca, como un talismán. Y me siento casi culpable cuando trazo los Kanjis de tu nombre, en japonés, en la cara interior de mi brazo izquierdo. En el dorso de la mano todavía pueden leerse restos de la tinta negra, tu nombre. Pero yo no puedo evitarlo, y una y otra vez grabo a fuego esas letras sobre mi piel. Algún día podría tatuármelas, quién sabe.
Con tal de que no se me olvide el verde de tus ojos.
No, no puedo tomar la decisión. Será como quitarle el oxígeno a un enfermo.
Una vez más, lo aplazo.
Cobarde.
Cobarde.
Cobarde.
Me asqueo de mí misma
Supongo que...te amo.
Y no hay más que decir.

jueves, 23 de febrero de 2012

Better Dreams.


Entré apresuradamente en el local. El aire estaba muy cargado, denso, y el olor era penetrante, como a incienso. Las luces eran rojas, y se movían de forma mareante, y se veían dos cañones de humo a ambos lados del escenario. El establecimiento debía ser un bar corriente en días normales, pero a mi amigo le habían hecho un favor. Yo llegaba un poco tarde, ya que el transporte público dejaba bastante que desear, pero me apresuré entre el público a la primera fila. En una mesita redonda, lacada de rojo fuego, estaban sentados algunos de mis amigos. Llevaba ropa prácticamente normal, todo negro y pinchudo, y me había esmerado con la línea negra que perfilaba mis ojos.
Mi amigo no hacía malabares con las baquetas ni estremecía el ambiente con sus guturales. Él agitaba la cabeza furiosamente mientras rasgaba magistralmente las cuerdas de su guitarra, cuyo modelo no sabría especificar. Era negra y blanca, con alguna pegatina que recordaba a Guns n' Roses. Además, sobre su lacio cabello sudoso, que le tapaba los azules ojos, lucía un sombrero de copa al estilo Slash, torcido sobre la frente. Sonreí abiertamente, emocionada.
Por eso, no pude creerlo cuando comenzaron los primeros acordes de una de mis canciones favoritas de Within Temptation, que conocía muy bien. El cantante, un chaval alto y moreno a quien no conocía, se bajó de la plataforma con aire resignado. A su vez, mi amigo alargó la mano, situándose al borde de la misma, y me sonrió con la mirada. Quise negar con la cabeza y murmurar una excusa. Quise saltar y gritar sobre el escenario, pero allí había muchos conocidos, y la vergüenza unida a la ilusión de verme a mí misma cumpliendo uno de mis sueños, de esos que parecen inalcanzables, me dejaron muda. Así pues, mi lengua se enrolló sobre sí misma formando el característico nudo de nervios que luego se traslada a tu garganta. No seguía mi propia voluntad cuando extendí la mano sin vacilar y me encaramé al escenario de un salto. Las luces y el humo emularon el concierto de Our Solemn Hour, el más prestigioso que Within había hecho jamás. Yo me imaginé como Sharon Den Adel, con sus largos vestidos negros, y agarrando el micrófono, comencé a cantar. Una voz aguda y dulce acompañó, en un inglés perfecto, al suave rasgueo de guitarra. La emoción me empañaba los ojos, y dediqué esa canción tan significativa a todas aquellas personas importantes para mí.
Por algún motivo, unido al collage de sentimientos contradictorios, había un pequeño punto, como una mancha negra que no debería estar en un cuadro, algo que no encajaba. Quizás era un poco de tristeza. Quién sabe por qué.
Esa canción siempre expresó mucho más de lo que yo supe decir.
I've tried many times but nothing was real...
Save me from my fear...

domingo, 19 de febrero de 2012

¿Felicidad?


Me desperté bruscamente. Me había quedado dormida. Un muchacho alto y delgado dormía a mi lado, abrazándome, ciñéndome contra su cuerpo flaco y fibroso. Su rostro reflejaba paz. En la pantalla se podían leer los últimos créditos de la película. Ambos nos habíamos dormidos. Mi hermano. Mi niño
A aquellos días pintando Warhammers de El señor de los Anillos, con camisetas de propaganda y salvacamas en el salón. Largas partidas en una maqueta. Partidas al Tekken, carreras en la Play 1, el GTA San Andreas, tardes y tardes viendo películas, o símplemente jugando. O yo leía y él jugaba. O yo escribía y él jugaba. Y muchas noches hasta las tantas de la mañana. Algunas veces sólo hablando. Tratando de que papá no se diera cuenta. Ah, a veces me parece que es la única persona que me conoce de verdad. Porque, él sólo me escuchó por teléfono y adivinó que estaba afligida, y las razones de mi congoja. Sólo con escuchar mi voz o leer mis palabras. Porque es la única persona que consigue que reflexione de verdad, la única persona por la que yo querría cambiar mi forma de ser, pensar o sentir, como fuera. También pienso en todas esas veces que me han ofrecido algo, algo que yo he rehusado hacer sólo por él. No, porque acercarme una botella a los labios siquiera sería traicionarle.
¿Qué me gusta de él? A parte de las cosas que nos unen, adoro su personalidad, hasta el más mínimo detalle. Puede que por ser tan distinta de la mía, o qué sé yo. Admiro esa fuerza que sólo él posee. Ese tesón, esa mente brillante.
Porque reconozco su olor, su colonia, su desodorante en cualquier lugar, su ropa, y siempre pienso en qué le gustaría y qué no. Es un lazo más importante del que haya podido leer, sentir o presenciar en mi vida. Es decir las cosas a la vez. Es una cara rara, cosquillas y un mordisco en la barriga.Es terminar las frases del otro. Es pensar las cosas al mismo tiempo, y adivinar nuestras ideas y pensamientos. Es un "Criiiiiis" meloso, y que yo le responda "¿Príncipe, Oreo o cereales?". Es reírme con sus imitaciones, y tener una frase que sólo nosotros comprendamos. Es una razón para ser mejor persona. Una razón para seguir adelante con todo. Son cientos y miles de horas juntos, escuchándo música, o simplemente sin hacer nada. Es echarlo de menos esté donde esté y con quién. Es necesitarlo a mi lado y que el universo se venga abajo si él no está ahí para darme un abrazo de vez en cuando.
Es, sencillamente, felicidad

lunes, 13 de febrero de 2012

Valentine's Day.

Primera hora de la mañana, apenas son las ocho y media del día de San Valentín. Muchas cosas pasarán hoy para mucha gente, imagino. Me alegro por ellos.
Bostezo. Aún tengo los ojos pegados, y a juzgar por la atmósfera, ningún día, por simbólico que sea, va a alterar ese hecho.
Sinceramente, y desde mi punto de vista, San Valentín es un día de lo más tonto. Está bien distraer a la gente un ratejo y tal, pero lo considero un día muy comercial. Si quieres a alguien, se lo demuestras a diario, y no con regalos, precisamente.
Pero bueh, yo lo ignoro, y la gente se lo pasa bien.
Es casi como cualquier día. No voy a mentir y a hacerme la dura y a ignorarlo, sonrío abiertamente, porque ese es mi carácter, y opino que es todo muy bonito. Los discretos besos, las miradas de reojo. Bueno, a veces se pasan, debí traerme un antifaz para el recreo, o algo. Me río entre dientes.
Hoy es un día generalmente bicolor. Hay muchas chicas que visten solo de rojo, o de negro, gente que suele llevar la ropa de cada día. Como yo.
Me analizo a mí misma. Me divierte, sí. Es tonto, no sé, no hay explicación. Yo también era así a veces.
Pero, en el fondo, sigue siendo el día de los enamorados. Como yo. Miro al cielo, escucho una vez más nuestra canción, y le reservo un pensamiento secreto, discreto, oculto, en el fondo de mi mente, enterrado en mi corazón
Porque también es mi día, en parte. <3

sábado, 11 de febrero de 2012

Ni friky, ni emo, ni gótica, ni heavy. Sólo soy humana.




Siempre me ha dado un poco más...igual. Pero si me detengo a pensarlo, de verdad me fastidia. Toda esta guerra de la sociedad joven, quiero decir. Me doy cuenta de que no tiene sentido. De que un cani me insulta por la calle por llevar una camiseta de un grupo que me gusta. Y qué. La llevo yo, no tú, ¿no? Y me importa bastante poco la polémica que pueda suscitar este pequeño punto de vista. Expresarse es gratis.
Y se da el caso de que unos canis tenían puesta su música a todo volumen por la calle. Música que, personalmente, no me gusta. Pero yo, que llevo mis auriculares puestos, no molesto a nadie, y los ignoro, soy quien sale malparada. Porque ellos se giran, me miran, me gritan. Yo me giro, los miro con mi tranquilo desprecio, con mi poética cara de repugnancia, me encojo de hombros y sigo mi camino.
Personas, conocidos, que me vuelven la cara por la calle. Genial.
Me da igual, sencillamente. No me importa que me despreciéis, el sentimiento sería recíproco si no me inspiraseis pena. Dejadme en paz. No os metáis conmigo, con mis gustos, no habléis de cosas que no conocéis.
¿Que desprecio a los canis, pijas, chonis? Con toda mi alma. Pero me paro a conocerlos un poco, antes de eso.
¿Alguna vez he hablado acerca del reggaeton y derivados? Puede, pero no todo han sido cosas malas.
Igual que esas personas que utilizan el epíteto "Poser" porque lleves una camiseta de determinado grupo, o te guste Avenged Sevenfold, o Bullet, o lo que sea.
A ver, camaradas, es esto o la basura del Berska. Aceptadlo. Prefiero que la ropa me dure un par de meses, gracias, y no quince días.
Y, aunque estoy de acuerdo en que ciertos grupos son muy comerciales, eso no tiene por qué hacerlos malos. System es un buen grupo, y cada vez son más y más famosos, ¿no? ¿Alguien se queja de SOAD? ¡No! ¡Otro heavy no! Estamos de acuerdo, a vosotros os gusta más el rock clásico, lo respeto. Entonces, no me miréis mal vosotros también porque prefiera otro tipo de rock. En la variedad está el gusto, se dice.
Ah, y el punto álgido de la entrada. ¿No habéis escuchado nunca, queridos amigos y heavys, la frase "El heavy metal es ruido"? Todos estamos hartos de escucharla, ¿no? Puede que sea, ruido, pero al menos dice algo que no sea "Perrea, perrea" o "Dame más gasolina". Puede que parezca ruido, que algunas letras sean oscuras, que hablen de destrucción, de dolor, de miedo, de matar. ¿Y qué si lo hacen? ¿Y dónde nos dejamos esas canciones que cuentan una historia? ¿Y las que hablan de amor?
Hubo una vez, dos chicas que conectaron muy bien. Una amiga, y yo. Cuando nos hicimos algo mayores, y descubrimos el gusto de cada una, me di cuenta de una cosa. Escuchaba reggaeton.
Aprendimos mucho la una de la otra. Ella me enseñó que también hay historias bonitas en el reggaeton, por mucho que su estilo siga sin gustarme, también hay cosas diferentes. Rechacé de plano todo tipo de estereotipo que hubiera surgido en mi mente, y escuché de verdad.
Yo, por mi parte, le mostré que no todo es ruido. Le enseñé a los "Posers" y su música, le mostré canciones que a mí misma me gustaban sólo por sus letras. E incluso le gustó, le gustó de verdad, y si miráis su mp4, hay Avenged Sevenfold en él.
No todo es siempre como nosotros lo pensamos.
Originalidad, señores, variedad, y un poco de educación.
Y un gran IDEM para los frikis. Qué más dará si alguien ve anime, lee manga, habla japonés, chino, coreano, o le gustan los videojuegos. Yo soy así. Mucha gente lo es. Y no estoy loca (bueno, un poco) ni soy rara (mentira) ni mala persona.
Por mucho que a veces mole trollear un ratejo a un cani, siempre sin ser borde, todo tiene un límite.
Por favor os lo pido, absteneos de comentar si no es constructivamente. No insultéis Avenged Sevenfold, Bullet for my Valentine, y todos esos grupos, que para mí no son símplemente música, sino mis compañeros de fatiga. Aquellos que han estado a mi lado cuando he necesitado pensar, llorar, o sólo sonreír.
No insultéis algo sólo porque no os gusta.
No os burléis de alguien por su estilo musical o su forma de vestir.
No rechacéis al resto de los mortales, porque podríais perder muchas buenas personas. ¿Qué hay de todos aquellos amigos míos que escuchaban los Jonas Brothers, Justin Bieber, e incluso reggaeton? Luego, sus gustos se definieron, sean los que sean.
Y, ya sea Avenged, Justin, o Skrillex, símplemente están haciendo su música, expresándose, dándonos cultura.
Y lo mismo va para mis amigos y conocidos, y los que me quedan.
No somos Frikis, Emos, Chonis, Heavys, Pijas, Góticos, Canis, Skaters...
Somos personas.

martes, 7 de febrero de 2012

Just Listen.


No quiero preguntas. No puedo hablar, ni moverme, no puedo ni suspirar, ¡Olvidadme! Quiero gritar, quiero volar, a otros tiempos, a los recuerdos que tuve, a los que algún día tendré. Pero no, nunca puedo, estoy atrapada en mi propio refugio, en esas cuatro paredes que me cercan, que se cierran a mi alrededor como cadenas, no me dejan respirar.
Es tarde, no queda otra luz que la de las estrellas, pero yo no la necesito. Me escondo bajo el edredón. Hace mucho frío esta noche. Es muy tarde, tengo clase, pero no puedo dormirme.
Mi mp5 está cerca, así que me pongo los auriculares de botón y canto en voz bajita, esas letras tan familiares, esas notas que me hacen volar, soñar con mundos que no son el mío...
Con los ojos cerrados, empiezo a vagar por recuerdos, todos ellos difusos, como si los contemplara a través de agua turbia. Muchos rostros aparecen también por mi mente, me trasportan a los días en que todo era tan sencillo como cantar.
De pronto, no sé si soñando, puede que rememorando, estoy en la cocina. Llevo un pijama negro y rojo de rayas, mi preferido, y estoy rodeada del olor a pan recién hecho, bizcocho y ajo. Estoy ayudando a mi madre a preparar el almuerzo, me doy cuenta. La puertecilla del armario está abierta, y desde la mini cadena suena La Oreja de Van Gogh, y yo canto las letras de cabo a rabo de memoria, producto de la costumbre, con mi atiplada vocecilla infantil. Un susurro quebrado, tenue como un batir de alas, secunda mi balbuceo incoherente. Creo que en realidad, no me daba cuenta de lo que esas letras querían transmitirme. Pese a todo, siempre me han gustado, siempre me han recordado a ella. Siempre las he asociado con un domingo, en la cocina.
Salto de una edad a otra. Creo que soy algo más pequeña, y tengo una tijera de podar en las manos. Literalmente, abro boquetes en los setos. Mi padre está subido en la escalera, que me parece inmensa, y cruje y se tambalea constantemente. Él ya no lleva la camiseta, y sobre el pecho cuelga una radio muy antigua, que grazna las notas disonantes de la música pop de Kiss FM.
Algún tiempo más tarde. Verano, la casa en penumbras, una madrugada cualquiera de julio. System of a Down, la banda sonora de nuestra batalla. Mi hermano y yo, ambos llevamos camisetas grandes y blancas, de propaganda, salpicadas de pintura. Nuestras figuritas, Warhammers de ESDLA, se secan a nuestro lado. Nos hemos cansado de pintar. Los botes, los vasitos de plástico, y un par de antiguos salvacamas, están esparcidos a nuestro alrededor. Pero justo frente a nosotros, hay un libro reglamentario abierto por nosequé página, un par de dados amarillentos por el tiempo y el uso, y una enorme maqueta casera, imitando a un castillo. Decoración navideña y un bosque, con banderitas de Rohan, Orcos y Uruk-Hai esparcidos por el tablero de madera, y una regla para medir los pasos. Arqueros, hombres a caballo, e infantería a pie, todo ello, nuestro ejército. Y BYOB, los tambores previos a la gran batalla. Y dos niños emocionados jugando a ser Dioses.
Ibiza. No sé por qué me asalta este recuerdo. No está relacionado con la música, en principio. Es de noche, y volvemos al apartamento para cenar. Pero mi hermana se detiene, y mira al horizonte. Una luna plateada, apenas una uña tras la montaña que se mantiene erguida a lo lejos, ilumina una playa de ensueño, de arena fina y pálida, y el mar, completamente diáfano, transparente. Quisimos averiguar si estaba cálido, y nos descalzamos en la orilla. Desde la plataforma, el resto de la familia, y algún turista curioso nos mira. Mi hermana y yo nos introducimos en el agua, asombrosamente caliente, y tras una mirada cómplice, nos deshacemos de toda nuestra ropa. Nos lanzamos contra las suaves olas, reímos, jugamos a ser sirenas. La gente nos mira, se ríe, de esas dos locas que se bañaron desnudas en una playa de Ibiza. Más tarde, una ducha fresca, cantando las dos, al ritmo de su música, alegre, guitarras y voces felices que hablan sobre una primavera temprana y suave.
La música me ha ido acompañando a lo largo del tiempo, ha sido capaz de hacerme feliz y de entristecerme. Ha expresado lo que yo no sabía gritarle al mundo.
Otra imagen en mi mente. Un gran maremágnum de gente por doquier. Camisetas negras y calaveras con alas de murciélago. ¿Deathbats? Es el símbolo del que podría considerarse mi actual grupo de rock favorito. Avenged Sevenfold. Desde una gran plataforma, que escupe fuego y humo negro, me llega la voz familiar del cantante, M.Shadows, que tantas veces me ha susurrado a través de los auriculares. Ha expresado todo lo que yo sentía. Me ha hecho sentir feliz y a la vez triste. Y siempre, siempre, está conmigo.
A mi alrededor, están mis amigos. Todos aquellos que aman el grupo como yo, o más. Elba, con sus mechas rojizas, grita a mi lado, salta al ritmo de la batería de The Rev. Mi corazón le sigue el compás. Los gemelos, Pablo, Kiba, Mei, todas las personas a las que quiero. Y alguien que me sujeta la mano. Un chico de ojos verdes, algo más alto que yo, y que viste una camiseta como la mía. Alzamos las manos unidas, cantamos juntos, porque la que suena es nuestra canción. Dear God, esa que yo amo tanto, la primera que él me enseñó, aunque no fuera la primera que escuché.
¿Era un sueño, o un recuerdo?
El mp5 se ha apagado. Puede que se haya quedado sin batería. Quiero abrir los ojos, ponerlo a cargar y volver a escuchar la canción. Pero no encuentro mis párpados.
Aún así, está bien. Puede que sea mejor seguir recordando el futuro, en lugar de soñar con él...

sábado, 4 de febrero de 2012

Hmm

No, ya basta. Estaba realmente incómoda. Él no cesaba de repetir que yo era la chica perfecta, si me soltaba el pelo y me quitaba el maquillaje, y fuera más alta, y blah blah blah. ¿Dónde has estado toda mi vida?; Expresó a modo de pregunta. Buscándola a ella, a Elba; quise responderle yo. Pero cómo iba a decírselo así, si se suponía que me estaba haciendo un cumplido. Muchos conocidos del instituto debieron pensar cosas extrañas. Que Elba era mi novia como primera opción, que Carlos lo era, como segunda.
Pero era él quién pasaba su brazo por mis hombros, como si no me hubiera conocido esa misma tarde. Que era adorable, me dijo. No pasó mucho tiempo antes de que se fueran, y su beso fue demasiado confiado, demasiado prolongado. Mal situado, también. Cerca de la comisura de mi labio.
Desde fuera, parecíamos novios, estaba segura. Por más que intenté poner un poco de distancia, reiterando que tenía dueño(Para consultas y permisos especiales, acudan a la asistencia de Alejandro Castro, propietario de la aquí presente...)
Que no, tío, que mu bien, no me da la gana. Él dio por hecho desde el principio que yo no tenía novio ni pareja, dado mi comportamiento con Elba. Lo saqué de su error.
Pero eso pasó, y supongo que no tendré que volver a verle en algún tiempo.
¿No?

Un Cuatro de Febrero.

Cuando todo lo que dabas por hecho se va al traste...
Cuando te sientes insegura con lo único que tenías claro en tu vida...
Estas cosas no deberían estar sucediendo. No debería ponerme nerviosa cuando me tocas, mi corazón no debería acelerarse cuando me miras. No debería recordar el color y la forma de tus ojos mejor que los míos, no debería recordar tu canción favorita mejor que la de mi mejor amiga. No debería haberme fijado más en tu cuerpo que en la camiseta que llevabas.
No, porque tienes pareja, y se supone que yo también.
No, porque, ¿Qué diría la gente? Tú dices que no es malo, pero yo quiero ser original, no rara. No quiero estar confundida sobre eso también. No quiero que me gustes, ¿Cómo vas a gustarme? Aunque seas guapa, con tu pelo negro, suave y brillante, tus mechas rojas vetándolo como la espuma vaga sobre el mar, aunque tus ojos se aclaren en torno a la pupila, pareciendo anaranjados al sol. Aunque nuestros gustos se parezcan, aunque seas una persona alegre y enérgica.
¿Cómo vas a gustarme, si somos iguales?
No, porque aunque nada de eso me importe, no está bien.
No, porque estoy confundida.
Y sé que tú también.

miércoles, 1 de febrero de 2012

No, no está bien.

Me di cuenta de que empezaba a perder la cabeza por todo. Cuando antes me la soplaban las cosas, ahora lloro por ver a un gato maullar. Sin sentido, motivo, lógica. Estoy como una cabra o llena de hormonas o como queráis verlo.
La ducha no me relajaba. El agua caliente recorriendo mi cuerpo, mezclándose con mi pelo, y las volutas de vaho danzando en formas caprichosas hacia el techo, impregnando los cristales y volviéndolos opacos. Las letras familiares de mi grupo favorito. No podía concentrarme en encontrar significado ni consuelo en la que funciona como una guía la mayor parte del tiempo.
"Se extienden dos carreteras a mi lado. A la derecha puedo ver una iglesia, y doy mi primer paso en esa dirección. Pero a mi izquierda hay un agujero donde beben whisky, y es allí donde yo quiero estar..."
Esas letras que me hacen replantearme una y otra vez mis conceptos e ideales. Lo correcto, lo que es mejor para mí, lo que me haría feliz. Y ninguna de las tres opciones resulta satisfactoria. ¿Por qué todos me reprochan que sea feliz? ¿Qué más da si todo me resbala o mis gustos? Como aquel capricho mío de ser una chica mala. Elegir entre dar problemas y divertirme, o ser buena chica, estudiar y no llegar a ninguna parte. Soy tan "paja" como dirían los jóvenes de hoy (Feel noob) que hasta cuando monto en bici voy por el carril correcto. Al menos no llevo casco. Aún.
Y quise salir corriendo como fuera de esas cuatro paredes que se cierran en torno a mí, no me dejan moverme si no es a gatas, conteniendo la respiración, sin hacer ruido.
¿Por qué no? ¿Por qué yo no puedo ir al río? Aunque no beba, ni fume, sólo para estar con unos amigos y reírme un rato.
No, yo soy la paja a la que los padres no le dejan.
También soy la paja que se lo cuenta todo.
¿Para qué? Para que "la niña siempre tenga un problema"
Lo peor es que lo sé. Tienen razón.
Probé en subir al tejado con un buen libro, pero las letras se entremezclaban, los nombres se confundían, las tramas. ¿Alguna vez habéis tenido la sensación de que todo te sale mal? ¿Nadie comprende tus problemas? pues exactamente así me siento yo ahora. bueno, sí, sé que a la larga será mejor para mí y los que me rodean, pero, ¡Qué más da! ahora es presente. Ya vendrá el futuro. Y cuanto más hago lo que me da la gana o digo lo que pienso, peor me siento, ¿Tiene eso acaso sentido?
Probé a pasear por las calles, observando los semblantes resignados de aquellos que se han rendido a la monotonía de ir de casa al trabajo y viceversa. ¿Qué vi en las personas de mi edad? Pijitas enanas y felices, agarraditas del brazo, con su mochila a la espalda, riéndose y cotilleando. Lo propio de la edad.
Las chicas me miraron un par de veces antes de cambiar de acera.
Intenté convencerme de que era la excepción, especial.
No sirvió de mucho hasta que me lo dijo mi hermano. De verdad sabe hacerme sentir especial :)