En las últimas horas, su apisonadora emocional me ha granjeado el desprecio de mi familia, una linda postal de una familia feliz que no era ni tan unida ni tan alegre, la humillación de llorar en el trabajo, una noche más de insomnio y llanto y una ristra de arañazos sangrientos en el antebrazo.
Cristina, entérate de una vez. Esto es él: ansiedad, sufrimiento y miedo.
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