Creo que una parte de mí aún esperaba un milagro. Las expectativas son, ciertamente, malas; y el "todo saldrá bien" no siempre es tal.
Aún después de haber llegado hasta aquí, vacío el asiento a mi lado en el avión, creo que una absurda parte de mí tenía esperanza de que ocurriera un raro y loco milagro a lo Hollywood, con carreras por el aeropuerto y grandes gestos imposibles. ¡Ay! Qué mal educadas estamos las mujeres...
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