Tú lo haces brillar todo. Tu magia, bonita, especial, todo lo que se sueña aunque no se conozca. París, algún aroma intangible, como el papel gastado de un libro o la tierra húmeda tras un chaparrón en primavera. Todas esas visiones únicas, como un atardecer anaranjado, o las estrellas que lo salpican todo y se derraman cuando no hay luz que las eclipse. Tú no te apagas. Tú me miras y me ilumino, me rozas y juro que entro en calor. Contigo, todo lo nuevo tiene un aire conocido, contigo, cosas mundanas me sorprenden como el primer día.
Todavía te miro y me pregunto cómo es posible que alguien pudiera no ver tu magia, que a mí me llena el pecho de suspiros.
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