Es verdad lo que te dije el otro día: hace tiempo que dejé de fantasear con flores, velas, desayunos en la cama y pétalos de rosa. Para eso están las novelas de amor.
Hacía tiempo que había dejado de soñar con el romance en general...
Hasta que vino un chico tímido de ojos pardos y sonrisa preciosa a desordenarme la vida con sus palabras de amor y sus caricias suaves, para demostrarme que todas esas cosas que una vez quise no son necesarias, porque hay cosas que sobrecogen más el corazón.
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