Al igual que un gas invade un laberinto,
la nostalgia se hizo con mi corazón.
Y aunque a pares tengo ojos, tengo oídos;
sin ti pierden sentido el sonido y el color.
No me quito el vicio de esperarte,
apoyando mi cabeza en el cristal,
y cuando empaño de un suspiro la ventana,
dibujo un tres en raya que vuelvo a empatar.
No consigo hacer nada sin darme cuenta
es el precio de aprender a no llorar.
Y es que aunque a veces nada indique que compensa,
Yo me niego a dar la vuelta y rendirme.
En realidad nunca te olvido,
eres mi único camino
y tu sonrisa el mejor motivo para ser alguien mejor.
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