A veces me siento condenada a repetir los mismos errores una y otra vez. Especialmente cuando me miro al espejo y los pantalones se me arrugan de forma extraña en los muslos y me quedan grandes en torno a la cintura. Entonces, siempre empiezo con el mismo patrón de comportamiento, los mismos pensamientos, la misma frustración intercalada con enfermizo bienestar.
Así que ahí estoy, odiándome y queriéndome a ratos, la misma vieja historia de complejos, de modas, de miedos, de inseguridad y hambre.
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