No soporto el sufrimiento de la gente.
Ojalá que todos tuvieran quienes les cuidaran, y nunca tuviesen que estar solos.
Ojalá todas las personas se amaran sin condiciones, sin expectativas, sin miedos, sin barreras.
Ojalá todos los padres estuvieran siempre con sus hijos,
siempre en condiciones felices y sanas.
Ojalá pudiera yo curar las miserias de este mundo,
atender a los enfermos,
acompañar a los ancianos,
velar a los muertos,
y barrer toda la soledad.
Y que nadie tuviera miedo, ni dolor, ni pena. Nadie con hambre, ni con frío. Nadie sin familia, sin amigos, sin amor. Nadie sin deseos, sin esperanzas.
Pero no puedo sino experimentar los mismos miedos y dolores de todos los demás.
¿Quién hay que quiera cuidarme a mí como yo quiero proteger a todo el mundo?
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