Luego pensé que nunca se cambia.
Luego se me ocurrió que, tal vez, todos mis pasos me llevaban en un círculo, donde eras el principio y también el final.
Pensé que ya no teníamos nada que ver.
Pensé que no habría jamás nadie como tú.
Se me ocurrió, con el tiempo, que yo solo quería a la versión de ti que conocí, mucho tiempo atrás.
Y siguieron viniendo las ideas. Creí que te había encontrado un clon, una especie de gemelo salido de tu "yo" más joven e inocente.
Pasan tantas tonterías por mi cerebro, que es una suerte que no suela escucharme a mí misma.
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