Me he dado cuenta de que me gustan sus abrazos.
Esto es extraño, supongo. A pesar de que soy una persona cariñosa, por lo general necesito confianza con alguien para interactuar físicamente. Y yo...¿confío en él? Creo que sí.
No hay ningún aspecto ni lo más remotamente romántico entre nosotros, al menos no por mi parte. Cuando nos saludábamos y cuando nos despedíamos, siempre era un abrazo y un besillo en la mejilla, y supongo que me he aficionado lo suficiente como para querer prolongar el tiempo que paso abrazándole...
Me gusta el olor de su ropa. Es cálido, y además ya he hecho mi huequito, con la frente en su cuello y los brazos en torno a du cintura. Su barba me hace cosquillas, y cuando ríe o habla y me está abrazando, su voz retumba ligeramente bajo mi oído.
Es distinto a los abrazos de mi madre, suaves y...bajitos; a los de mi padre, cálidos y estrechos; a los de mi hermano, reconfortantes y huesudos y a los de mi hermana, somníferos y enrevesados.
No hay nada que me disguste cuando él me ofrece sus brazos. Tiene la inusual virtud de hacerme sentir cómoda y feliz.
Podemos decir que sus brazos se encuentran entre mis lugares favoritos en el mundo...
viernes, 28 de noviembre de 2014
Arms.
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