miércoles, 1 de octubre de 2014

Loa a mi hermana

Hoy he decidido al fin participar en una de las entradas de Aequitas sobre las mujeres de nuestro entorno.
Después de muchas vueltas a la cabeza, me decidí a improvisar, como siempre... y he aquí una copia de mi burda creación:

" Fue mi madre la primera en venir a mi mente cuando decidí participar de esta pequeña Loa a las mujeres de nuestro alrededor; y sin embargo, por primera vez desde que aprendí cómo unas letras conectaban con otras, las palabras no querían acudir a mí. Una idea de forma indefinida golpeteaba ociosamente contra la parte posterior de mi cráneo, sin valor de manifestarse. Fue entonces cuando mi hermana irrumpió en la habitación, con expresión despistada, y cientos de frases comenzaron a ordenarse en mi cabeza como por arte de magia. Aquí va el resultado.
Hay muchas razones para admirar a mi hermana mayor, es todo lo que cualquiera debería ser. Fuerte, valiente, divertida, ingeniosa, inteligente, trabajadora..., un sinfín de adjetivos podrían tratar de acercaros a su imagen, y aún así, no sabríais cómo es ella.
Todo lo que hace, le sale bien. Su modestia natural, su carisma, paciencia y cariño la convierten en una Diosa de la danza, de la retórica, del arte de relacionarse con otras personas, y de cualquier cosa que se proponga. Sus cualidades, por decirlo así, la hacen admirable.
Sus actos y experiencias han hecho de ella una mentora para mí. Múltiples amistades, viajes y oportunidades fueron dejados de lado a sus apenas diecisiete años para cuidar de una madre enferma y dos hermanos pequeños, mientras nuestro padre trabajaba. Eso no 
impidió que fuera pluriempleada, o que se licenciase en Derecho con unas calificaciones brillantes.
Adoro a mi hermana, por supuesto que lo hago. Es culta, paciente y brillante. Me enseñó lo mejor de la literatura desde que aprendí a leer, abrió mis horizontes al arte, a la apreciación y a la crítica de todo cuanto podía ser bello. Me enseñó a pulir mis habilidades y mis cualidades, a suavizar mi impaciencia y brusquedad. Ha sido madre, hermana y maestra. Por ello la quiero y la admiro.
Y aún así, jamás seré ni una sombra de lo que es ella hoy.
¿Qué mejor forma de ilustrarla que a través de la palabra? espero que este sencillo panegírico sea testimonio suficiente del amor y orgullo que siento por ella.
Cristina Elena Castro García, 2º Bach D. "

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